domingo, julio 02, 2006

Último recurso

Hace rato que no aparezco por acá ni tampoco comentando en otros blogs. En ese tiempo pasaron muchas cosas incluyendo la rescisión del contrato de alquiler y la mudanza oficial a la casa que comparto con mi pareja, mis hijos y mi gata Noche (la gata más linda del mundo). Por supuesto para el resto del planeta eso tiene una importancia relativa si consideramos que el Estado de Israel dejó sin ningún tipo de energía a un millón de palestinos y que en las zonas de Indonesia donde no hay demasiado fuego hay demasiada agua, aunque de esta última gente mucho ya no se habla... Creo que no clasificaron para el Mundial.

Mientras tanto en Irak continúa una guerra que ya lleva más de tres años y nos tiene tristemente acostumbrados a leer noticias diarias en las que los muertos se cuentan de a decenas. El 18 de marzo de 2003 escribí, después de mucho tiempo sin hacerlo, un poema que surgió de la bronca y la impotencia. Lo llamé así refiriéndome a su último verso aunque sé que algunos lectores interpretaron el título de manera muy distinta.

Los misiles caerán sobre Bagdad
destruyendo reliquias del pasado,
ilusiones de un presente traicionado
y del futuro la posibilidad.

Perderán sus piernas los atletas
y los ojos y las manos los artistas:
el Pentágono y sus analistas
manejarán estadísticas concretas.

Los niños -que podrían ser mis hijos-
tal vez lamentarán no haberse muerto
y después, al final de la agonía

los cadáveres formarán bultos prolijos,
los políticos aplaudirán su acierto
y yo me evadiré con más poesía.

A veces quisiera no acertar así en mis predicciones... En fin, ahora que empiezo esta nueva etapa de mi vida espero publicar más seguido: Volveré y seré 1+ entre millones de blogueros.

2 comentarios:

Cinzcéu dijo...

Como diría Sumo, mejor no acertar en ciertas cosas... Conste que hace como dos años que según los invasores la "guerra" terminó y esto es una "posguerra" en la que unos desaforados no quieren entender que ya terminó.
En otro orden, muy felices rescisiones, mudanzas y demás decisiones. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Felicidades y mucha fuerza, don Guiño. ¡Que vengan cosas nuevas pero buenas!