La gente se ofende o, para decirlo mal pero más claramente, la gente se me ofende y yo no sé por qué. Me ha ocurrido eventualmente en conversaciones orales pero es mucho más frecuente en intercambios por escrito, en donde suelo explayarme a gusto y ser más específico. Sucedió algunas veces en este medio, con comentarios en blogs, pero eso es más comprensible dado que la amplitud de temas y estilos hace posible una mayor variedad de lecturas del mismo texto, pero lo llamativo es que me pasa constantemente con la correspondencia de índole laboral. ¿Cuántas oportunidades de ofender puedo tener mediante el frío y distante lenguaje formal con el que relleno el espacio entre un "Estimado" y un "Atte."?; tal parece que muchas. Como ya dije, no entiendo por qué, pero obviamente fue objeto de mi análisis.
1) Una pista me fue facilitada por quienes, sin llegar a ofenderse, me contestan con buena onda. Veamos: cuando yo escribo "Esto es así y eso otro es asá, y me parece muy importante no perder de vista esa diferencia" alguno me contesta "Bueno, pero no te enojes" [¿?] o bien si pongo "Este problema puede llegar a agravarse, y los motivos son éste, aquel y el de más allá" otro me responde "Tenés razón, estoy de acuerdo, pero no arreglamos nada con esa bronca" [¿¿??]. Creo que se trata de una cuestión cultural: cuando yo trato temas serios (como los problemas laborales) adopto, coherentemente, un tono serio, y parece que en esta sociedad signada por el modelo Tinelli- Marley- etc., se da la ecuación Ponerse serio = Estar enojado; es inútil, según mi experiencia, tratar de explicar la diferencia entre ambas actitudes.
2) Por otro lado, sospecho que la gente no soporta que uno argumente (y mucho menos que documente) sus afirmaciones. Supongo que se debe a que no les interesa en lo más mínimo leer -ni escuchar- por qué uno dice lo que dice, y espera simplemente una breve lista de tips al estilo "Encienda/ Use/ Apague". Así, llevándolo al extremo, si uno envía "El cielo es azul" todo el mundo se sentirá feliz y contento y comentará qué tipo ubicado y sabio es el remitente, pero si en cambio uno elige "El cielo es azul y, además de la accesible comprobación empírica, pueden consultar el conocido tratado sobre refracción lumínica de Fulanov & Menganosky" enseguida se alzará un airado coro de gente ofendida: "¡Eh, ¿qué te pasa?!" "¿Quién te creés que sos?" "¡Andá a la chacón de tu naherma!" y otros bonitos giros retóricos.
3) De nada sirve (escaparse de uno mismo y tampoco) intentar aclarar de entrada que uno no tiene intención de ofender: lo único que logra es darle letra al futuro ofendido. Hace poco fuimos consultadas unas pocas personas, a las que nos incumbía el tema, sobre qué operatoria seguir con respecto a cierto cambio novedoso en la rutina comercial de la empresa. Un gerente de otro sector dio su opinión y yo, que no ostento ningún cargo pero soy recurrentemente consultado, le respondí que su proyecto era inaplicable, refutando cada ítem con una detallada argumentación e incluso dando ejemplos hipotéticos de cómo las cosas resultarían mal de ese modo. En vista de experiencias anteriores cerré con la frase "Todos estos aportes sólo tienen intención de sumar, y no puedo ni quiero discutir decisiones gerenciales que están más allá de mi competencia". Está claro, ¿no? No: al rato el quía me contesta (ofendido, claro) y comienza con "¡No voy a discutir decisiones gerenciales!" Este... ¿eso no te lo dije primero yo a vos? En fin.
(Nota: de más está decir que se aplicaron mis sugerencias.)
4) Tratando de entender (siempre trato de entender, es un vicio crónico) la reacción del punto anterior, pensé que tal vez se había leído ironía donde ésta no existía, y eso me hizo pensar en la situación inversa: no hay caso en intentar matizar la seriedad -para que no se lea como enojo, según el primer punto- con alguna observación irónica, ya que casi nadie la cazará. En muchos casos se debe a una supina ignorancia sobre el tema en cuestión (algunas personas de confianza se me han acercado para preguntarme de qué carajo estaba hablando) pero más en general creo que remite a que la gente mantiene una constante actitud defensivo- paranoica ante la que cualquier ironía les resbala como el sudor en la frente. Siendo así, esto sólo empeoraría las cosas... si acaso pudieran estar peor.
En resumen, tal vez la moraleja sea: "Decí lo que quieras... Digas lo que digas alguno se ofenderá".
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Al menos temporalmente cambié la canción del blog; y es que estas líneas me hicieron recordar los versos de Cave, aunque nuestras motivaciones sean distintas: "It ain't that in their hearts they're bad [...] but that's just bullshit: People just ain't no good".