No se amilane, amigo: ¡Usted también puede boludear a un gil! Sólo necesita seguir el ejemplo de los más eximios boludeadores de giles, que El guinõ pondrá a su disposición de aquí en más.
Paso 1:
A fines de septiembre una jefa intermedia (en adelante R) entre el gil y la gerente de Administración & Finanzas (en adelante B) envía un mail a todo el sector, quince personas, no más, avisando que hay que acordar los períodos de vacaciones y estableciendo para eso dos reglas simplísimas: 1) nadie puede tomarse más de dos semanas en enero o febrero y 2) hay empleados que no pueden tomarlas al mismo tiempo; con respecto a esto último adjunta una lista con una serie de grupos. El gil descubre que sólo se encuentra en uno de los grupos, que además incluye a dos compañeros (en adelante P y G). Lo primero que hace el gil, que ha sido educado en la escuela del Perfecto Caballero, fuente inagotable de giles a los que boludear, en convocar a P y a G y decirles: "Chicos, ustedes dos están en pareja y sus parejas también trabajan en relación de dependencia, con lo cual tendrían que hacer coincidir sus vacaciones con las de ellas; yo este verano soy solo, así que me parece lo más justo que primero elijan ustedes y yo me acomodo a eso sin problema". P pide la primera quincena de diciembre y G pide (como siempre desde hace años) la última semana de ese mes y la primera quincena de enero. El gil les dice: "Qué bien, yo puedo tomarme esa semana entre ustedes dos y gambetear lo que la empresa llama 'fiesta' de fin de año, que sólo puede llamar 'fiesta' quien jamás ha estado en una auténtica fiesta, y es lo peor por lo que la empresa me hace pasar durante todo el año porque los mismos que me boludearon como el gil que soy pretenden que brinde con ellos y encima les sonría".
Paso 2:
Un rato después, P, que todavía no tiene intenciones de boludear (de hecho, es él el que mucho tiempo después –tarde ya- le informa que la empresa, este año, hará la nefasta 'fiesta' el viernes de la semana anterior, con lo cual las previsiones del gil resultan estériles) y antes de presentar las propuestas, encara al gil y le pregunta si no puede resignar esa semana para que él en lugar de dos se tome tres semanas seguidas en diciembre. El gil, por supuesto, responde que sí, que no hay problema, que después de todo tiene desde el 15 de enero en adelante para hacer lo que se le cante. Así que a la hora de responder el mail el gil pide la segunda quincena de febrero y la primera de marzo, lo cual cumple puntualmente con las dos consignas propuestas de antemano (este gil en particular tiene 28 días de vacaciones porque lo viene boludeando la misma gente desde hace más de diez años).
Paso 3:
Antes de realizar este paso es importante dejar pasar mucho tiempo: el efecto del boludeo sobre el gil es directamente proporcional a la tranquilidad que éste sienta al momento de meterle el dedo. Unos veinte días después, digamos, R llama a su oficina al gil y tiene frente a sí una bonita planilla donde los períodos de vacaciones pedidos por los diferentes empleados del sector están marcados en color de forma muy monona... Entonces le plantea que, para no cagar a alguien (en adelante O), otro alguien (en adelante F) eligió tomar sus tres semanas por separado, y que eso es inaceptable para B (recordemos: la gerente, si quieren también The Godmother) porque considera que una semana no es suficiente para 'desenchufarse'. Lo primero que argumenta el gil, que como todo gil no soporta las contradicciones, es que F se anotó esas semanas él solito. "No importa" responde R, "B no se las va a aceptar así" (porque Godmother es la única que decide qué es lo mejor para cada miembro de la Familia). "Además" insiste el gil, "nunca se dijo que yo no debiera coincidir con F ni con O, ¿me estás diciendo que ahora, cuando otros compañeros ya confirmaron sus vacaciones limitando bastante mi opciones, cambian las reglas del juego para mí?" "Y..." dice R, "digamos que sí". El gil, que tiene mucha paciencia y además aprecia a F (es hincha de FC Urquiza, miren si será un tipo humilde) dice "OK, sacame esa semana y pasala para abril, inmediatamente después de semana santa, ¿te parece?" "A mí no me parece ni deja de parecerme: tengo que consultarlo con B".
Paso 4:
Se dejan pasar algunos días: es parte integrante del boludeo exigir propuestas inmediatas pero tomarse un tiempo para responderlas. Después R vuelve a llamar al gil y le plantea: "Vos acá te estarías tomando tres semanas y B pregunta quién haría entonces el coso [cierto informe que se prepara y distribuye quincenalmente]". El gil se muestra sinceramente sorprendido: "¿A mí me pregunta quién va a hacerlo? Qué sé yo, alguna vez lo hizo G... P también puede hacerlo... o cualquier otro, tengo varios meses para enseñárselo a quien sea: que elija ella". R le explica entonces: "B preferiría que te tomaras sólo dos semanas corridas, así podés hacer un coso antes de irte y otro coso ni bien volvés." El gil, que casualmente ese día se levantó muy generoso, propone: "A ver, vamos a negociar [¿A negociar? ¡Qué gil es este gil!]: si ella quiere eso, yo en primer lugar había elegido una semana de diciembre que le cedí a P. Resulta que esa semana tiene un feriado (Navidad), un día no laborable (que con esta propuesta estoy resignando, porque el feriado durante vacaciones se compensa y estos días no) y otro en el que nadie hace un carajo (el de la 'fiesta') [el gil todavía no sabe que no va a hacerse esa semana, y luego cuando se entere va estar tan inmerso en el boludeo que se va a sentir tentado de sospechar que ese cambio es un elemento más del mismo], así que sólo coincidiríamos P y yo durante dos días. No creo que la empresa vaya a la quiebra porque ambos faltemos dos días... ¿Te parece?" "A mí no me parece ni deja de parecerme: tengo que consultarlo con B".
Paso 5:
Dejar pasar otro día. Recién al siguiente y ya sobre la hora de salida R llama por teléfono al gil y le informa: "Acabo de ver las vacaciones con B. Dice que de ningún modo podés coincidir con P ni siquiera dos [2 (II)] días, así que tenés que elegir otra semana... Eso sí, no hace falta que me contestes ahora, puede ser mañana". El gil queda lleno de gratitud ante semejante gesto de indulgencia de Godmother. A la mañana siguiente, luego de una breve consulta a P, le envía un mail a R (porque ya no quiere verle la cara, que por cierto no es nada bonita) que dice escuetamente: "Mirá, la única razón para pedirme el último cambio era el coso. Yo ya arreglé con P y él sabe prepararlo y dice que no tiene ningún problema en hacerlo mientras yo no esté, así que volvemos a la propuesta anterior". R, por supuesto, se ofende. Tanto se ofende que un rato después el gil es llamado no ya a la oficina de R sino a la de la mismísima B. Ésta lo recibe con Tom Hagen (perdón: con R) sentada en un lateral de su gran escritorio y la colorida y manoseada planilla sobre él. Le dice: "No puedo dejar que vos te tomes más de dos semanas seguidas". El gil siente aumentar la presión en sus arterias pero logra mantenerse calmo y cuestionar: "Me estás pidiendo que cambie esa semana para que P pueda tomarse tres corridas, G hace años que se toma tres corridas, ¿cuál es la diferencia conmigo?" La respuesta es el punto culminante del boludeo: "Ellos hacen otro tipo de tareas y es más fácil remplazarlos; ¿no te das cuenta, gil, que para remplazarte a vos yo tengo que poner a una persona que esté todo el día en tu escritorio haciendo nada más que lo tuyo y sin tiempo para otras cosas?" "¡Entonces, si me estás diciendo que mi puesto de trabajo es un punto crítico del sector y por lo tanto más importante que otros, deberías reconocer mi desempeño durante todo el año de algún modo en lugar de discriminarme para mal!" Ella lo detiene: "Yo nunca dije que tu puesto fuera más importante..." Acá, por fin, al gil le salta la térmica, se levanta abruptamente, grita algo como que hagan lo quieran pero no lo boludeen más y abandona la oficina con un portazo.
Paso 6:
Ese mismo día, viernes, pero a la hora exacta de salida (es la cereza del postre en este boludeo llamar al gil al que acabás de sacar de quicio cuando ya apagó la luz de su oficina y supone que empezó su fin de semana) Godmother lo llama nuevamente y esta vez está sola. Lo trata como una madre compungida y le recrimina su ingratitud hacia la Familia y hacia ella misma. Le dice que no entiende por qué reacciona así "por algo tan poco importante como las vacaciones" [sic] pero, que si es tan mal tipo como para insistir, primero hable con todos los destinatarios del coso para preguntarles si pueden vivir sin eso 21 días (porque de ningún modo lo va a hacer P ni nadie más) y que además hable con F, O y M [sí, todavía no había nombrado a M, pero resulta que para que el gil en cuestión pueda tomarse unas putas vacaciones cada vez hay más gente implicada] y logre que prometan que entre los tres podrán hacer el resto de sus tareas (aunque es "muy injusto" para ellos tener que remplazarlo, dice). El gil, que a esa altura sólo quiere abandonar ese maldito lugar e irse a tomar una cerveza helada, simplemente contesta afirmativamente y lo abandona, sin contarle que un rato antes, enterado del exabrupto del paso 5, M lo encaró y le preguntó: "¿Qué pasa, gil, otra vez vamos a tener que ir a 'declarar' por vos?" "¿Cómo?" "Sí, en los últimos meses ya nos llamaron unas ochenta veces para preguntarnos si de verdad podíamos remplazarte y siempre dijimos que sí... pero no hay caso, siguen y siguen con lo mismo".
ADVERTENCIA: Es de capital importancia elegir bien el perfil del gil al que desee boludear, si no, es probable que en alguno de los pasos intermedios usted corra peligro de graves lesiones. Lo ideal es alguien en relación de dependencia y sobre el que usted esté en situación de poder, y que de preferencia sea conciente de tres desventajas en cuanto al mercado laboral actual: a) tener más de 40 años y ser el principal sostén económico de dos hijos, b) contar sólo con título secundario [aunque constantemente tenga que estar indicándoles a jóvenes profesionales cómo hacer los trabajos más simples] y c) un temita con lo de la 'buena presencia'.