miércoles, febrero 15, 2006

Historia I

La Historia siempre es polémica. Lo que sigue (y seguirá en un par de futuros posts) es simplemente una visión más del pasado: Si alguien reconoce alguna opinión como propia bienvenido al azaroso reino de la coincidencia. Si, por el contrario, se siente ofendido por alguna sentencia ojalá acepte mis disculpas.

1

Los turcos –casi estaban frente a Viena–
habían bloqueado las rutas al oriente
y en Europa se creyó vital y urgente
reanudar aquel comercio en forma plena.

La potencia con mejores navegantes
sacó ventaja en la búsqueda hacia el sur
y a la segunda le quedó sólo el albur
de cruzar el mar entero y llegar antes.

Pero muy otra para ella fue la suerte
porque también muy otra era esa tierra
que en vez de especias tenía plata y oro.

Y fue fácil conquistar y darles muerte
a quienes iban en pelotas a la guerra
y no entendían el valor de su tesoro.

2

Resultó que el filón del Potosí
era el más rico de todo el hemisferio
convirtiéndose en mimada del imperio
la ciudad que se fundó y prosperó allí.

Pero el transporte a la metrópoli era caro
por difícil y riesgoso hasta lo incierto
y se planeó la creación de un nuevo puerto
sobre el Atlántico en completo desamparo.

Así se explica el desembarco de Garay
en un paraje horrible y con mal clima
donde esperaban las plagas y la peste.

"Si la política es llevarse lo que hay
aunque se quejen y maldigan desde Lima
la plata irá por donde menos cueste".

3

Esa villa nació pobre y desvalida
entre un río que era ancho como el mar
y un desierto sin señales de acabar
que hacía inútil o mortal cualquier huída.

Atrapada en el medio de la nada
la situación de su gente era muy grave
si dependía del arribo de una nave
tantas veces prometida y postergada.

Y a pesar de que la ley constara en folios
gobernar a la distancia era utopía
y lo único real el contrabando.

En razón de impracticables monopolios
la aldea –puerto en fin– sobrevivía
desde el principio evadiendo y engañando.

4

El inmenso continente sin frontera
estaba abierto para España y Portugal
a una constante discusión territorial
con incursiones y plantadas de bandera.

Ahí el motivo porque el mísero poblado
se convirtió en capital de una colonia
que desde el Alto Perú a la Patagonia
marcaba el área en cuestión de lado a lado.

Envanecidos con su nueva condición
los aldeanos se creyeron la gran cosa
por ser asiento de un virrey y de su corte.

Hasta hoy en día han mantenido esa opinión
y es proverbial su resistencia desdeñosa
a que el país de tierra adentro les importe.

5

En aquel tiempo se agitaba todo el mundo
con los hombres declarando sus derechos
y muy pronto las palabras fueron hechos
que barrían con el pasado en un segundo.

Los antiguos y monárquicos regímenes
se tambalearon con el eco de París
donde rodando la cabeza del rey Luis
también rodaban una época y sus crímenes.

Y aunque la información tardaba meses
a esta costa llegó al fin la mano mágica
que según míster Smith controla todo.

En ese entonces invadieron los ingleses
y por cierto no se dio una lucha trágica
porque el contrato fue pactado de otro modo.

6

Mientras crecían el poder de Napoleón
y su influencia en el ámbito europeo
en ultramar alcanzaban su apogeo
tardías secuelas de la Gran Revolución.

Pero "revolución" es mucho título
para nombrar a los traspasos de gobierno
en los que sin alterar el meollo interno
la misma historia sólo cambia de capítulo.

Algunos quieren imprimirle un nuevo sesgo
–como en el Plata quiso hacer un tal Moreno–
aprovechando que lo viejo se derrumba.

Pero esos líderes asumen como un riesgo
que su destino sea una dosis de veneno
y lo profundo del océano su tumba.

[Continúa acá]

3 comentarios:

Grismar dijo...

(espero)

Anónimo dijo...

Lo contagiás a uno de épica. Dan ganas de subirse en un banquito a recitar en medio de la nada, gritando las verdades como chauchas y mirando la llanura desolada.

Cinzcéu dijo...

Espero nuevas entregas de Historia soneteada (que es muy distinto a sanateada, como estamos habituados).
¿Leí mal o el Mono ha dicho "verdades como chauchas"? A veces, Mono, sus metáforas me superan...