sábado, junio 17, 2006

Soñado anoche

Voy a buscar a mi hijo/a a la escuela y en vez de esperarlo/a en la vereda ingreso al edificio sin darme cuenta de que se conmemora una fiesta cívica. Antes de que logre girar sobre mis talones la portera me empuja por acá por acá y aquí está la bandera idolatrada mientras un chiquilín mugriento aprovecha su distracción para colarse con una caja de zapatos bajo el brazo de la que saca una pequeña lauchita que comienza a ofrecer por unos centavos a voluntad. La gente decente desearía echarlo a patadas pero es la bandera de la patria mía y además no quiere ni acercarse a esa bestia asquerosa de escasos centímetros entonces la señora que está al lado mío pintarrajeada cual piñón fijo le extiende unas monedas. El pibe mete a la laucha en la caja y se la entrega tome doña pero la doña cierra el puño sobre el dinero y le pega un coscorrón rajá de acá siendo imitada por el resto de la respetable concurrencia porque aunque él mida casi un metro no es una bestia asquerosa sino tan sólo un pendejo de mierda. La señora queda muy satisfecha consigo misma aunque algo incómoda porque querría deshacerse enseguida de la caja pero la enseña que belgrano nos legó la mantiene tiesa y el animalito no deja de hacer ruido entonces con mi mejor cara de elemental watson le ofrezco una galletita de agua para que el bicho se entretenga y no siga royendo el cartón. Ella entreabre la caja con suficiente torpeza como para que la laucha se escape como yo esperaba y se arme un tremendo alboroto con unos agudos líricos que armonizan muy bien con el águila guerrera que audaz se eleva mientras yo espío por sobre el despelote y veo al chico que es llevado de la oreja por la portera pero sonríe complacido ante el espectáculo. Me despierto pensando (con lo onírico nunca se sabe) que quizás él también soy yo.

martes, junio 13, 2006

Yo... ¿argentino?

Me interesa el Mundial en la medida en que me gusta el fútbol. Lo tomo como una periódica oportunidad para disfrutar de excelentes partidos (en cada edición hay un par de ellos) y conocer a jugadores que no tengo muy vistos. Después de la primera ronda mi simpatía suele volcarse hacia aquellos equipos cuyo juego más me agrada y por eso me molesta tanto ese fanatismo patriotero que me impide aplaudir públicamente un jugadón de Ronaldinho o de Zidane contra la selección argentina sin correr el riesgo de ser linchado. ¿Por qué el hecho de que se enfrenten equipos que los organizadores denominan "Argentina" y "Serbia" tendría que emocionarme más que si se llamasen "Adidas" y "Lotto", marcas que lucen demasiado visibles en sus respectivas camisetas y cuyos intereses representan en mucha mayor medida que a los míos o a los de Unomasic, gris empleado en una oficina de Belgrado?

Así y todo, y aceptando el tema de la representatividad tan sólo como hipótesis de trabajo, surge otro problema: jamás logré considerarme argentino. Yo me defino como porteño y luego latinoamericano; ambas son categorías que me resultan reales y comprensibles pero inevitablemente se me escapa esa estación intermedia, la argentinidad. Mi condición de porteño, o mejor de rioplatense, no se basa en patriotismos prefabricados y distribuidos en vistosos envases celeste y blanco, listos para el uso del consumidor, sino en una serie de circunstancias vividas a través del tiempo, principalmente en la infancia, que me convirtieron en la persona que soy hoy, con determinadas costumbres, gustos artísticos, gastronómicos, etcétera. Desde ese punto de vista, el cultural, el único apropiado en estos casos, me siento más identificado con un uruguayo que con un jujeño. Nunca entendí cómo funciona el misterioso mecanismo por el cual, ante una competencia entre un deportista de Tilcara y otro de Tarija (que yo percibo tan similares entre sí y por lo tanto con las mismas similitudes y diferencias con respecto a mí) mi simpatía debería condicionarse según el lado de una arbitraria frontera del que les haya tocado nacer.

Entonces para este torneo mis expectativas son básicamente dos: que el mundo disfrute del fútbol más bello posible y que (idealista fantasía que no abandono) gane el equipo que juegue realmente mejor... Si esto en verdad ocurre no me importará en lo más mínimo dónde hayan nacido esos campeones.

viernes, junio 02, 2006

Mundiales paralelos

Dentro de una semana comienza el Mundial FIFA. En Alemania 32 equipos de fútbol competirán en pie de igualdad y es razonable ya que, salvo escasas excepciones, están conformados por profesionales que se desempeñan en las ligas más importantes y son compañeros o rivales habituales; una pequeña élite en la que poco importa el origen de cada uno. Sin embargo es muy otra la connotación que se pretende dar al torneo: se supone que cada equipo representa a un país y por lo tanto sonarán himnos y flamearán banderas nacionales en los estadios. Lejos de compartir ese enfoque pero en la misma línea, y como durante un mes las estadísticas relativas a esta competencia eclipsarán a todas las demás, me parece oportuno apuntar las ubicaciones que las "naciones" participantes mantienen en otros mundiales, menos mediáticos, que seguirán desarrollándose mientras tanto.

Mundial Esperanza de Vida (hombres)
1º) Estados Unidos: 77,7 años
32º) Angola: 44,7 años

Mundial Anti-Mortandad Infantil
1º) Japón: 4,1 por cada 1.000 nacimientos
32º) Angola: 124 por cada 1.000 nacimientos

Mundial Calorías Diarias per Cápita
1º) Estados Unidos: 3.732
32º) Togo: 1.754

Mundial Ingreso por Habitante
1º) Japón: u$s 38.420,-
32º) Togo: u$s 320,-

Mundial Televisores (para ver el de FIFA)
1º) Estados Unidos: 795 cada 1.000 habitantes
31º/32º) Angola y Togo: 5 cada 1.000 habitantes