¡Qué causalidad!
El fin de semana pasado volvió al tapete la cuestión de la despenalización del aborto en casos de violación; esta vez se trata de una chica de 14 años que fue violada por su padrastro. Cabe aclarar que esa persona es el padre biológico de sus dos hermanas más pequeñas y el hombre al que ella llamaba papá. La madre de la víctima, enfermera de profesión, luego de echarlo de la casa y elevar la debida denuncia penal, recurrió al hospital público para solicitar la realización del aborto; como era esperable los médicos se negaron. A pesar de los pedidos de la chica de que "le sacaran eso" de cualquier forma, la enfermera decidió recurrir a la justicia porque, de realizarse el aborto de manera no legal, quedaría imposibilitada de realizar los análisis de ADN que inculparan a su ex pareja, que actualmente goza de total libertad. La jueza sentenció que dicho aborto no estaba penalizado pero, como también era esperable, la fiscalía de menores apeló el fallo en representación del bebé por nacer. El tribunal de la Cámara Penal gambeteó el problema y le pasó la pelota a la Cámara Civil.
Anteayer fui a almorzar a una parrilla del barrio, a la vuelta de mi casa. Como es habitual se veía en un par de pantallas el noticiero de Canal 9, portavoz televisivo de la derecha más derechista y también más diestra, en la otra acepción de la palabra. Obviamente no hubo mención a ese caso pero en cambio presentaron con bombos y platillos la noticia de que un bebé parido con cesárea en la 22ª semana de gestación evolucionó positivamente. Esto ocurrió, por supuesto, en una clínica yanqui con todas las ventajas técnicas y económicas que la rapiña al resto del mundo hace posibles. Si bien la noticia fue repetida más tarde por otros medios, con mi habitual desconfianza no pude evitar asociar una cosa con otra y que el "milagro" fuera anunciado por ese canal en ese momento (una semana antes hubiera sido igualmente milagroso: la cesárea fue en octubre) me olió un poco mal. El olorcito se volvió auténtico tufo cuando después de unas cuantas noticias anodinas, y totalmente fuera de contexto, el noticiero presentó un breve informe sobre una organización que propicia la entrega en adopción a familias pudientes de bebés no deseados que incluía testimonios de parejas muy countries way of life sobre la felicidad que les causaba adoptar niños de clases sociales inferiores.
Hoy me levanté tarde (estoy de vacaciones) y me alegró leer que la Cámara Civil avaló la sentencia de la jueza aunque, sabiendo con qué bueyes aramos, sé que a la pobre chica todavía le queda un largo calvario por delante. Luego me fui a comer al mismo local y estaba sintonizada en la TV la misma programación, pero realmente me sorprendió volver a ver la misma noticia de la beba prodigiosa... Presté atención y no aportaban ningún dato nuevo, entonces ¿qué sentido tiene en un noticiero diario repetir una información de hace dos días? ¿Les sobraban minutos? Lo dudo. Cuando terminó la entrega yo ya había terminado mi almuerzo y estaba a punto de pagar e irme, pero comenzó el programa de Chiche Gleblung y hete aquí que prometían referirse otra vez al asunto de marras; así que pedí un segundo café y me quedé un rato para averiguar qué tenían para decirme. Se trataba de un montaje durativo en el que mostraban semana a semana la evolución de un embarazo desde la fecundación hasta el parto, intercalando imágenes de rozagantes y felices niñitos y de bellas modelos publicitarias luciendo sus panzas. Después vino el comentario de alguien que se presentaba como neonatólogo y aunque el bullicio reinante en el salón no me permitió entender bien todo su discurso pude escuchar claramente que refutaba el enfoque popular y poco científico que diferencia entre "feto" y "bebé": ¡Es lo mismo desde el principio!
Algunas declaraciones explícitas de los empleados del Sr. Hadad me ponen los pelos de punta, pero que intenten manipular mi opinión subliminalmente me cae aún peor.