viernes, abril 28, 2006

¿Día de qué?

Hoy comienza un fin de semana largo. ¿Por qué? Bueno, hay un feriado... Se me hace difícil explicarle a mis compañeros de trabajo, empleados sin jerarquía como yo que sólo parecen preocuparse por si van a aprovechar los tres días libres para irse a la costa o a la sierra, por qué yo le doy tanta importancia a una fecha en particular. Resulta que el 1º de Mayo conmemora una ejecución de trabajadores en Chicago que, más allá de los salarios de hambre, pedían básicamente la reducción de la jornada laboral a ocho horas y un descanso dominical. Aquí mismo en Buenos Aires y más de treinta años después, las reivindicaciones cuya solicitud desencadenó la Semana Trágica de 1919 seguían siendo las mismas, e iban a pasar todavía muchos años hasta conseguir algo al respecto.

Vivimos en una sociedad de presente continuo en la que se desalienta toda reflexión sobre el pasado. ¿Qué tiene de extraño trabajar ocho o nueve horas de lunes a viernes, con vacaciones anuales pagas, indemnización por despido, etcétera, si las cosas siempre fueron así? Se sobrentiende que el significado de "siempre", en esta sociedad, se reduce al período de nuestra corta vida. ¿Qué aplicación práctica tendría mirar más atrás? Cuando yo nací mi viejo ya contaba con esos derechos, pero eso no me impide darme cuenta de que la legislación laboral actual no se debe a la filantropía de los empresarios ni a la intervención de benévolos gobiernos progresistas sino principalmente a la lucha constante y admirable de millones, que estuvieron dispuestos a poner el pecho y hasta a aceptar la muerte con valentía por algo que ya no existe y se llamaba conciencia de clase. Cada 1º de Mayo suelo reflexionar sobre el tema y en general me estremezco de agradecimiento hacia esos luchadores anónimos de otra época.

Entonces, a los que piensan como yo, que disfruten de un merecido descanso el Día del Trabajador (no "del trabajo" como leo en los calendarios) y para el resto buen fin de semana largo.

miércoles, abril 26, 2006

Heleno-creacionismo

Ante el auge en cada vez más países occidentales del Creacionismo, que consiste en manipular la geología, la arqueología y las ciencias en general para que coincidan con el Génesis bíblico (El mundo fue creado en seis días, Eva salió del costillar de Adán y los dinosaurios se extinguieron porque no cabían en el arca) propongo como variante intentar lo mismo con los mitos griegos, que teniendo igual fundamento científico son mucho más entretenidos. Veamos:

En el principio era Caos o la Abertura, una nada indefinida que lo era todo. No sé sobre qué podía "abrirse" lo único que existía pero alguna premisa tenemos que aceptar... cuestión de fe. El comienzo de algo fue el surgimiento en el seno de Caos de Gea, la Tierra. También surge Eros, especie de Voluntad Universal de LLegar a Ser (véase Vonnegut) o impulso primordial de reproducirse del modo en que Caos había producido a Gea. Entonces Gea saca de sí a otras dos entidades: Ponto, el Agua, y Urano, el Cielo. Ahora bien, Urano tiene la misma forma y tamaño que Gea y sobre cada porción de ella hay su correspondiente porción de él. Urano, tendido sobre Gea, la cubre totalmente y no hace otra cosa que fornicarla. Los hijos que va produciendo esta unión, la primera generación de dioses, quedan atrapados en el vientre de su madre que no puede parir debido a la cópula ininterrumpida. Aunque Gea es tan grosa que logra albergar en su interior a tan nutrida concurrencia está que trina con esa situación y le reclama a su prole que la ayuden a deshacerse del pesado de su padre. Cronos acepta el desafío y desde dentro de la madre toma el miembro viril de Urano y se lo corta de un guadañazo. El Cielo pega un salto descomunal y se queda para siempre colgado en las alturas (y no es para menos). Por lo tanto este acto fundacional da comienzo al mundo, ya que antes sólo existían fuerzas elementales: tierra, cielo o agua, pero no había un espacio donde se pudiera desarrollar la historia. Al lograr que su padre se separe de su madre Cronos crea este espacio y también el tiempo, que recién entonces puede empezar a correr, de ahí que él sea el dios del Tiempo. (Sobre esa interrelación entre espacio y tiempo consultar a Einstein, Albert)

Como ven hasta las teorías del más célebre científico del siglo XX apoyan este programa, que pienso comenzar a difundir a partir de ahora. Ya sé que sus detractores dirán que enseñar esto en la escuela podría aumentar el número de padres castrados a manos de sus hijos pero ¿qué pasa con Caín y Abel, eh? (A esos que dicen que descendemos del mono ni siquiera me dirijo: falta que digan que los terremotos se deben a fallas tectónicas y no a la ira de los dioses)

PD fuera de joda: El notable avance del "creacionismo" me parece realmente preocupante... ¿Iremos en camino a una nueva Edad Media (con satélites orbitales y armas de destrucción masiva pero Edad Media al fin)?

martes, abril 11, 2006

Hay motivos personales

En estos últimos años escribí muchos sonetos. Algunos están bastante bien logrados y otros no tanto. Algunos surgieron con relativa fluidez y otros con mayor esfuerzo. Algunos fueron descartados para luego convertirse en la base de uno nuevo y otros permanecieron definitivamente en el olvido. Algunos le gustaron mucho a Fulano y otros muy distintos a Mengano, pero hay uno en particular que representa algo especial para mí. No es el más correcto en su forma ni el más profundo en concepto, es simplemente el poema que más quiero.

Esta es su historia: La noche anterior tenía una depresión terrible y escribí un soneto tremendamente sombrío en el que cada uno de los 14 versos era una frase independiente que comenzaba con "No hay"; el último afirmaba "No hay ya por qué vivir... no hay un carajo". Como quien arroja una botella al mar lo envié a casi toda mi libreta de direcciones y me tiré a dormir para acabar con un día deplorable. A la mañana siguiente bajé correo y encontré la respuesta de una buena amiga que me decía: Me quedó muy claro todo lo que no hay, pero por favor contame sobre lo que SÍ hay. Ahí mismo, todavía medio dormido, sin lavarme la cara ni tomar un mate, comencé a escribir casi mecánicamente. No pensé nada dos veces ni volví nunca atrás, estaba como en trance y en escasos cinco minutos tuve frente a mí la contestación, como si me hubiera sido dictado exactamente lo que yo quería expresar. Fue la primera y única vez que me ocurrió algo así.

Anoche un post de Vitore, en el que divaga (al menos así llama él a sus lúcidas reflexiones) inspirado por otro post ajeno, me hizo a la vez divagar sobre mi propia inspiración, mis razones para escribir o la falta de ellas y sobre mis motivaciones en general. Por supuesto, trajo a mi memoria aquel momento mágico, hasta ahora irrepetible, que me resulta imposible compartir más allá de su mero resultado.

Hay un largo (interminable) laberinto.
Hay una muchedumbre en todos lados.
Hay una procesión de hipnotizados.
Hay personas que te dan algo distinto.

Hay un rayo de luz de cuando en cuando.
Hay el sueño de un lugar menos horrible.
Hay alguna realidad que no es posible.
Hay siempre otras realidades esperando.

Hay un yo al que desprecio y no defiendo.
Hay momentos en que todo es deprimente.
Hay dolores que torturan sin testigos.

Hay un viejo corazón que está latiendo.
Hay fantasmas que molestan en la mente.
Hay un hombre cansado... y hay amigos.

03/02/2005, para Maru

martes, abril 04, 2006

Informe meteorológico

Recién vuelvo de un lugar en el que suelo tomar la frugal colación que llamo cena. Es un bar en la esquina de una las principales avenidas de esta ciudad y siempre me siento en una mesa de la vereda sobre la calle lateral. Al llegar encontré una libélula gigante (vulgo alguacil) que revoloteaba entre los tubos fluorescentes: extraño pero no inverosímil. A los pocos minutos apareció una mantis religiosa (vulgo tatadiós) que se posó en la parte exterior del ventanal y, después de meditarlo un rato, se dirigió lentamente a refugiarse en el taparrollos; hacía años que no veía a uno de estos insectos. Al rato aterrizó en la mesa una chiche marrón con la que estuve jugueteando durante toda mi estadía pero no conseguí que aceptara subir a mi mano y acto seguido empezaron a aparecer esos bichos que no sé cómo se llaman pero se estrellan contra cualquier fuente de luz, a los que nunca había visto en ese sitio del que soy habitué. Maravillado regresé al departamento y encontré encaramado a la pared un gran polillón, algo sorprendente siendo que en este edificio nunca vi nada distinto de alguna muy esporádica cucaracha.

Ante todo este espectáculo sólo se me ocurren dos opciones: o soy parte involuntaria de un reality show del National Geographic Channel o en las próximas horas, en Buenos Aires, se nos va a caer el cielo en la cabeza, como vienen diciendo algunos locos hace tiempo.