lunes, octubre 31, 2005

Espejito espejito

Vago ser de la fantasía eterna
vivo de típicas ilusiones.
Pesos de millones de deseos
siento cuando trabajo solo,
debajo, por sobre el paso.

Suelo al irme no pensar más nada
y pago para ella entonces
otro vino que parece pobre.
Sueño puro de moverme sin amo,
aquí parte mi camino.

Camino mi parte aquí,
amo sin moverme de puro sueño.
Pobre, parece que vino otro...
entonces ella para, pago y
¡nada más pensar no irme al suelo!

Paso el sobre por debajo,
sólo trabajo cuando siento
deseos de millones de pesos.
Ilusiones típicas de vivo:
eterna fantasía la de ser vago.

***
Odio hacer esta aclaración... pero algunos amigos lo han leído sin darse cuenta: Es capicúa.

domingo, octubre 30, 2005

Bajo consumo

Gente que protesta que en televisión no hay nada para ver pero igualmente pasa horas mirando la pantalla. Gente (incluso alguna sin techo garantizado) que porta todo el tiempo un teléfono celular y usualmente lo utiliza para hablar pavadas. Gente que se queja de la falta de dinero pero "tarjetea" compulsivamente productos que no necesita. Toda esta buena gente suele horrorizarse en su decencia cuando le cuento que no uso ni deseo esas cosas.

Recuerdo claramente el estupor de una empleada bancaria ante mi rechazo de una tarjeta que ya me había sido otorgada sin mediar solicitud de mi parte. La pobre mujer debía sentir algo parecido a la lástima y me trataba como a un niño: "Pero no tiene que pagar nada." "Por supuesto, ahora tampoco pago nada." "Pero usted no entiende para qué sirve una tarjeta." "Yo entiendo perfectamente, señora, es a usted a la que le cuesta entenderme a mí". También recuerdo, más vagamente, la desilusión pintada en el rostro de alguna chica al escuchar que no tengo celular y aceptar, de mala gana, agendar mi teléfono de línea (no me llamó nunca, ¿hace falta aclararlo?); y no necesito recordar, porque es una situación que ocurre habitualmente, el cruel esfuerzo de comprensión que le cuesta a todo el mundo encajar la noticia de que no hay un televisor en mi departamento, acompañado siempre por la típica frase "¿y qué hacés durante todo el día?..." sin darse cuenta de que eso habla muy mal de sus inquietudes, su creatividad y su voluntad por protagonizar una historia propia.

Gastar sólo lo que se tiene, telefonear sólo cuando hay algo que comunicar y dedicar el tiempo libre a reflexionar (no tengan miedo, no van a caer al abismo) como dijo algún político que ya no recuerdo: se puede. Siempre y cuando, claro, no te importe que la gran mayoría te tome por idiota.

viernes, octubre 28, 2005

Fundamentalismos

Que hacerlo no está bien...
que no hacerlo está mal...
por más vueltas que den
jamás piensan igual
entonces cada quien
destruye a cada cual:
coinciden ahí recién
en un mismo final.

jueves, octubre 27, 2005

Just do it!

Hoy escuché en la radio, mientras trabajaba, un comentario acerca de que el vicepresidente yanqui había pedido a su congreso la legalización de la tortura. Quedé bastante impresionado, así que al regresar a casa busqué más información on line. Después de saltear las noticias destacadas (como que Vélez ganó en México y que aquel mismo gobierno dio el visto bueno a la seguridad en Mar del Plata) encontré el título por allá lejos, junto a uno que declaraba que un perro había mordido a un niño en algún lugar del mundo.

Mi sorpresa aumentó al enterarme de que no era una iniciativa para modificar la legislación vigente sino una solicitud excepcional sobre un proyecto de ley que se está tratando... Lo que yo entiendo: la tortura no está, hoy en día, penalizada en el estado que es amo de la mitad más uno. Además, parece que hay una extraña diferencia jurídica entre la tortura y el "trato cruel, inhumano y degradante" a los detenidos. Quizás algún lector ducho en derecho pueda ayudarme a comprender, es demasiado sutil para mí.

Lo que quiero expresar ya lo dijo Eric Hobsbawm en el prólogo a su "Historia del siglo XX". Cito: No pasamos por alto el hecho de que la tortura o incluso el asesinato han llegado a ser un elemento normal en el sistema de seguridad de los estados modernos, pero probablemente no apreciamos hasta qué punto eso constituye una flagrante interrupción del largo período de evolución jurídica positiva, desde la primera abolición oficial de la tortura en un país occidental, en la década de 1780, hasta 1914.

martes, octubre 25, 2005

Conversaciones cotidianas

X: –El primer gol ellos lo hicieron con la mano.

Y: –Con mano dura, porque ahora nadie nos defiende.

X: –Es que los defensores suben y después no bajan.

Y: –No bajan línea los partidos, es eso, no bajan línea.

X: –Bueno, pero línea de cuatro, lo demás no existe.

Y: –Ajá, no existe una propuesta ni un proyecto.

X: –Proyectarse más, claro, y con más gente.

Y: –Sí, más gente, en política hacen falta caras nuevas.

X: –¿Caras nuevas? ¿Y el pibe ese de la cuarta?

Z (llegando): –No... Caja de quinta tiene ese.

lunes, octubre 24, 2005

Tema para un solo día

Lunes por la mañana y de vuelta a la oficina, pero hoy hubo un detalle distinto: Gente a la que jamás le había escuchado declarar una opinión política comentando los resultados electorales con una vehemencia que creía reservada para Boca vs Ríver o Chevy vs Ford. Mañana, seguramente, ya habrán cambiado otra vez de tema hasta dentro de uno o dos años.

Durante la campaña oí decir aquí o allá que los candidatos no presentaban propuestas y se limitaban a atacarse entre ellos, pero pregunto ¿quién atendería a las propuestas? A ciertas personas, eternos espectadores por vocación, no les interesa en absoluto la política pero lo que realmente los apasiona es la competencia, sea del tipo que sea, por eso también les resulta tan atractiva la lucha por el rating televisivo. Su interés en ese tema, tan de moda, no implica nunca algún juicio de valor sobre el contenido de los shows que compiten entre sí, lo único que importa es que haya un ganador y un perdedor: la emoción ante una rivalidad ajena.

Ya pasaron las elecciones y pronto pasará la noticia. Lo que queda... poco y nada. Tal vez una reflexión sobre el nombre "Frente para la Victoria", confesión de que el éxito en las urnas no es un medio, sino clara y simplemente el fin.

domingo, octubre 23, 2005

Así estamos

No encuentro suficiente entusiasmo, últimamente, para ponerme a escribir. No le veo un sentido evidente y desconfío de la posibilidad de comunicarme.

No encuentro suficiente entusiasmo, en realidad, para vivir, y volver a despertarme día tras día es más una costumbre molesta que una sorpresa agradable.

No encuentro suficiente entusiasmo, tampoco, para buscar en la relación con otra persona algo distinto de lo que me da esta soledad, que cuido y protejo, y que ante otras opciones siempre termino eligiendo.

No encuentro suficiente entusiasmo, por supuesto, para envidiar a los entusiastas, esa gente que se supone sana, correcta e imitable. No consigo entusiasmarme, eso es todo... pero en fin, acá estamos.

lunes, octubre 17, 2005

Lo bueno si breve...

Y después de hacer todo lo que hacen, se levantan, se bañan, se entalcan, se perfuman, se peinan, se visten, y así progresivamente van volviendo a ser lo que no son.

Julio Cortázar, Amor 77

domingo, octubre 16, 2005

La importancia de los nombres

Cuando era chico me enseñaron que tener casa, un auto viejo, dos buenas comidas diarias y algunos gustos extra era ser de clase media. A partir de esa definición (tan común) los que estaban por debajo de ese standard, los que vivían en ranchos y comían salteado, eran la clase baja y los que superaban el standard, los que tenían varios autos, casas de campo y vacaciones en Europa, eran de la clase alta. Ya agotadas todas las categorías, me veía obligado a incluir a los Rockefeller y a los Vanderbilt en esa misma bolsa, pero igualmente eran tan pocos...

Pasó el tiempo y leí que las grandes revoluciones del siglo XVIII las habían hecho las "clases medias", porque en aquel entonces la clase alta era la nobleza. Esa clase media, comparando las realidades históricas, correspondía a la que en el párrafo anterior designé como alta. Los apologistas quieren inferir de esto el modo en que mejoró la sociedad global a través del tiempo, pero la ilusión de movilidad social ascendente se debe, en gran medida, a una movilidad nominal descendente.

Cualquier sistema social es piramidal, y lo alto de una pirámide es solamente su punta afiladísima. La verdadera clase alta es por lógica tan mínima que resulta completamente invisible desde la base. La clase media, como en el 1700 y seguramente en el 3000, sigue siendo aquella a la que sus recursos le sobran largamente para vivir cómoda y con lujo. Los que necesitan ahorrar o pedir créditos nunca fueron clase media, pertenecen a una multitudinaria clase baja que termina justamente donde acaba la vida digna que, con parámetros actuales, se puede identificar con lo que enumeré al comenzar este texto (casa, comida y un poco de esparcimiento). Por debajo de la línea de la dignidad, donde la gente vive al día y no sabe qué va a pasarle mañana, no hay clase alguna. Estos son, como los han denominado analistas serios, los "subclase". Los que no consiguen del sistema lo necesario para vivir ya no están dentro de él: No están abajo, sino afuera.

Este desplazamiento de los rótulos, que termina por llamar clase baja a los subclase, media a la baja y alta a la media, provoca espejismos en los dos extremos. Por un lado, la auténtica clase alta ya no se distingue conceptualmente de la media, lo que es probable que sea más adecuado para su seguridad y tranquilidad. Es difícil enfrentarse con lo que ni siquiera tiene un nombre específico. Por el otro, y tal vez más importante, la etiqueta de clase baja para los hambrientos e indigentes, supone la mentira de la inclusión (porque abajo todavía es adentro) para todos aquellos que están claramente excluidos, haciendo más tolerable la injusticia.

Sé cabalmente que no voy a cambiar el mundo, ni lo busco ya, pero siempre es mejor llamar a cada cosa por su nombre. Yo, a pesar de lo que digan, nunca fui de clase media. A lo sumo "media estúpida", como apuntó alguna vez Mafalda.