lunes, octubre 29, 2007

Voto y obligo

Fede, en su comentario a la entrada anterior, me hizo notar con razón que mi última frase podría interpretarse como un apoyo a la idea del voto calificado. Por supuesto, no hay nada más lejos de mi intención; "me pregunto qué sentido tendría votar" se refiere más bien a que, como ya apunté aquí alguna otra vez, descreo totalmente del sistema electoral. De hecho esta vez me plateé seriamente la opción de no presentarme a los comicios, pero el domingo a la tarde me agarró el síndrome del buen ciudadano y fui a hacer dos horas y media de cola para depositar en la urna mi voto nulo; porque el voto calificado definitivamente no, pero el voto no obligatorio cuenta con mi voto.

Algunos me han dicho, juzgando lo que nadie los ha invitado a juzgar, que votar nulo es una especie de irresponsabilidad cívica. Nada de eso: no voto a ninguno de estos diez o quince es una postura tan responsable cívicamente como voto a éste. La última vez que voté válido fue en 1999 para la Alianza (ratifico: no voté a De la Rúa sino a la Alianza), ¿qué pasó? Todos lo sabemos: al año ya no estaba en el gobierno Álvarez, referente más importante para mí a la hora de votar que el suegro de Shakira, y un año después el que sí estaba, como ministro en versión "superpoderosa", había sido al momento de la elección, en cambio, una especie de referente del modelo contra el cual había votado. Después el corralito, el cacerolazo de gente que sólo se moviliza si le tocan su propio bolsillo, la huída aérea y el ejercicio del resto del mandato por quien había perdido aquella elección; bobadas de este sistema. Esa falta de referencia se ha agravado desde entonces y fue muy clara Carrió cuando alguno le reprochó su adhesión a Telerman en las elecciones porteñas: una alianza electoral no tiene por qué basarse en coincidencias ideológicas (no recuerdo las palabras pero ese fue el concepto).

El voto no obligatorio tendría varias ventajas. Por un lado el índice de no concurrencia, que sin duda no sería el mismo en cada acto electoral, sería un guarismo de muy interesante lectura... para quien quisiera leerlo, claro. Por otro lado la ausencia del voto de quien no quiere ni le interesa ni le importa votar no desvirtuaría esa entelequia que llaman "la decisión del pueblo": sólo habría votos positivos, yo voto porque quiero y me interesa y me importa votar a éste y no a otro; a los votos no positivos les dedicaré el próximo párrafo. Finalmente, y más importante, el voto no obligatorio forzaría a los candidatos a hacer que de algún modo el electorado quisiera realmente votarlos; esta última campaña, especialmente, se basó en la consigna de que "ése es peor que yo y, como votar tenés que votar, elegime por menos peor". Patético.

Los ejemplos del voto obligatorio y no deseado son innumerables; he escuchado a una cajera de minimercado decir a su compañera de la otra caja: "Y bueno, votemos por Fulana porque me cae simpática, no como Mengana que me cae antipática"... profundo análisis de la situación política. Sin embargo, tal vez el mejor resumen sea la anécdota que me contó un compañero de trabajo. El viernes me había dicho que su madre le preguntó a quién iba a votar y él le dijo que no estaba decidido todavía, a lo que ella retrucó "cuando te decidas decime así voto lo mismo". Hasta acá, a pesar de que no me parece una forma correcta de elegir, la posición de la madre no difiere mucho de la de tantas mujeres tradicionales que determinan su voto (obligatorio, no olvidemos) según el criterio del marido o en este caso del hijo; y no deja de ser respetable. Por supuesto esta mañana después de los "buenos días" lo primero que le dije fue: "¿Le dijiste a tu vieja por quién votar?" La respuesta fue fantástica. Resulta que el domingo acompañó a su madre al lugar de votación y le dijo que vote por Solanas, la señora entró al cuarto oscuro y después de unos minutos ingresó el sobre a la urna. Cuando se retiraban le dijo a su hijo: "Voté por el que me dijiste, aunque me costó encontrarlo... No sabía que estaba en la boleta de Cristina." "¿Cómo de Crist...? No, Mamá, te dije Sola-nas, no Solá". Así votamos los argentinos cuando estamos obligados.

Después de pasar todo ese rato parado pasé por lo de mi viejo y le pedí que me invitara un vermouth. Le planteé este tema del voto no obligatorio y me dijo que si así fuera votarían sólo cinco y esos cinco decidirían la cuestión. Tal vez... o tal vez no. Quizá en la primera elección con ese sistema votarían 5, en la segunda votarían 5.000 para que no decidieran sólo esos 5 y en la tercera votarían 5.000.000 para que no decidieran sólo esos 5.000; es la forma, creo yo, en que debería desarrollarse una democracia que dijera preciarse: creando motivaciones para la participación y no creando obligaciones bajo amenaza (si no votás te sancionamos).

miércoles, octubre 24, 2007

XXX II

-Tom, mi vida, mamita tiene que estar un momentito sola en el baño.
-¿Para qué?
-¡Para hacer CACA! A mamita le gusta estar sola cuando hace caca, ¿sabés?
-A mí no. A mí me gusta más que me hagan compañía cuando hago caca.
-Pero a mí me gusta estar sola.
-A mí también –intervino Soledad–. Porque yo ya soy grande. Tom es un bebé.
-Yo no soy ningún bebé –aulló Tom.
-Quiero ver cómo mamá se saca la bombacha. Quiero verte los pelitos de abajo –dijo Soledad.
-Yo también quiero ver la concha peluda de mamita –dijo Tom.
-Cuando yo sea grande voy a tener una concha peluda –dijo Soledad.
-¡Pero nunca de nunca vas a tener un pito! –dijo Tom.
-¡Y vos nunca de nunca vas a tener mis años! ¡Por más que cumplas y cumplas años nunca vas a tener mis años! –dijo Soledad.
-Quiero que se vayan –dijo mamá en voz muy baja, temblorosa, amenazadora.
-Y yo quiero verte las tetas –dijo Tom–. Al bebé lo dejas chupar y a mí no.

Fragmento de "Historia de una madre"
de Ana María Shua

Este cuento de Shua, que confieso no haber leído y que según dicen refiere las vivencias de una madre trabajadora, sola con tres hijos y agobiada por su situación, fue utilizado como material de trabajo por una maestra de 7º año en Paraná, Entre Ríos, y el padre de una nena [sic] de 13 años denunció que le estaban dando a su hija literatura pornográfica. Es llamativo que apenas una –y otra más a posteriori- de las páginas que hablan sobre el tema citen el fragmento en cuestión. ¿Para qué? Mejor dejar volar el morbo: business are business and news are news.

Me pregunto desde qué inmensurable distancia interpersonal estará criando este padre a su hija (se lo pregunta el padre de un pibe de 14 y de una piba que en esta semana cumple 11 y con la que nunca hemos evitado hablar de pitos y conchas). Me pregunto en qué clase de enorme nube de pedos vive cierta gente que intenta imponerle su hedor a los demás. Me pregunto qué sentido tendría votar el domingo si mi voto vale estadísticamente lo mismo que el de esta gente.

***

PD del 25/10: Cuando publiqué la entrada los resultados de la búsqueda en Gúguel eran 8 y ahora son 116; y el que aparece en primer término muestra, aunque con las páginas algo desordenadas, el texto completo del cuento. Después de haberlo leído la evaluación del pornográfico fragmento, fuera del contexto general, resulta aún más ridícula.

martes, octubre 16, 2007

Teorema del sexismo

Padre Tiempo, a través de su última entrada, me hizo conocer el atroz experimento de Stanley Milgram. Más allá del mal concepto que mantengo sobre esa supuesta "escuela psicológica", lo único que éste me demuestra es algo que ya sé por simple experiencia vital: la mayoría de la gente (me niego a hablar de porcentajes con muestras menores al centenar de casos, como allí) es peligrosamente estúpida, exageradamente egoísta y/o perversamente morbosa.

Muy lateralmente, asocié esa demostración con un fenómeno que en mi vida social me tiene los huevos al plato: la gran mayoría de la gente es, según la definición que doy al término, sexista; y en el caso femenino no me refiero sólo a las feministas sino básicamente a las muchísimas machistas. Ese sexismo se manifiesta en la mutua discriminación de género en tareas cotidianas que nada tienen que ver con la práctica y el ejercicio de la actividad sexual; v.g.: lavar los platos y coser botones por un lado y cambiar lamparitas y manejar el auto –estando ambas partes de la pareja presentes y disponibles- por el otro. Esa estupidez está tan arraigada que incluso he oído llevarla a límites insólitos, como una hipótesis sobre de qué lado duerme cada uno en la cama de dos plazas: tal parece que eso determinaría (o más bien representaría) quién toma realmente las decisiones en la pareja... increíble, pero real.

Una derivación de esta cultura tan naturalizada que me molesta personalmente es la sentencia, desarrollada muy bien en la comedia When Harry Met Sally (antológica la escena en que Meg Ryan finge un orgasmo en el restaurante) y reproducida hasta el hartazgo en la vida real, sobre la imposibilidad de una verdadera amistad entre un hombre y una mujer; el motivo: el sexo siempre "se cruza" en la relación. Esa afirmación es una verdadera aberración ya que es imposible que el sexo "se cruce" siendo que, lisa y llanamente, siempre está presente. Somos por definición seres sexuados y no hay forma en que yo deje de serlo en ninguna de mis actividades y actitudes; eso no significa que mi sexualidad sea el componente que deba definir, de manera absoluta, a aquellas. Luego de años de intentar explicar infructuosamente (es en vano argumentar frente a la idiotez) que ser amigo sincero y desinteresado de un par de mujeres, sin duda muy atractivas para mí, no sólo me resulta posible sino que me hace sentir muy bien conmigo mismo, esbocé la siguiente teoría que explicaría por qué la mayoría de la gente no me entiende.

Para empezar debemos definir el uso que vamos a darle a los términos "hombre" y "mujer". Acordemos que macho o hembra nacemos, y en eso no hay ningún misterio ni hay mérito alguno por parte del nacido. Hombres o mujeres, en cambio, nos construimos a nosotros mismos a través de un largo (en rigor interminable y por fuerza jamás acabado) proceso de maduración que es duro, difícil y lleno de escollos. Está comprobado que una persona puede vivir muchos años, tener hijos, envejecer y morir sin siquiera intentar empezar dicho proceso. Una mayoría de la muestra en cuestión dice que no es necesario... que al ser interminable no se justifica -aunque muchos ni siquiera llegan a tal nivel de análisis- y que sólo se trata de vivir sin búsquedas ulteriores; es la mayoría a la que me refería en el primer párrafo (ahí se justifica la referencia, que quizá todavía no se entendiera). A efectos prácticos llamaremos a esa mayoría que no tiene interés en dar ni el primer paso en su autoconstrucción "meros machos humanos" y "meras hembras humanas". Atento a esto, se podría representar gráficamente el cuadro social al respecto del siguiente modo:

Así, con esta distribución esquemática, es más fácil entender los criterios y la incomprensión mutua, ya que simplemente se trata de una situación de perspectiva: si nos situamos en uno de los cuadrantes mayoritarios y miramos en derredor vemos que la principal línea de demarcación de identidad es la de género y la madurativa se torna lateral, menor y por tanto menos importante. Si nos ubicamos en los cuadrantes minoritarios ocurre el mismo fenómeno pero con las variables invertidas:

Conclusión: la sentencia de que "la amistad entre el hombre y la mujer no puede existir" es falaz porque se trata de una simple extrapolación de las características del 'mero macho humano' y de la 'mera hembra humana' a los niveles propios del auténtico 'hombre' y la auténtica 'mujer'.

En fin, no sé si todo esto sirva de algo a alguien, pero si Milgram tuvo derecho a hacer lo que hizo bien tengo derecho yo a divagar delirantemente y presentar mis conclusiones bajo una apariencia "científica", máxime cuando no jodo al prójimo, a diferencia de él. Además, me divertí haciendo los gráficos y eso sólo ya basta.

sábado, octubre 13, 2007

Chiste boludo

A veces mis neuronas descansan y surgen estas cosas:

martes, octubre 09, 2007

Pasión de multitudes

En estos últimos días el rugby está empezando a hartarme... En realidad no es el rugby en sí sino que, como suele suceder, me hartan los medios y la gente. En el nuevo diseño de Clarín hay un notorio recuadro que lleva la estadística de los diez artículos más visitados ese día (los llaman "más leídos" pero eso es completamente imposible de afirmar) y hoy, entre los seis primeros, había cinco referidos a Los Pumas, a su perfomance y a estupideces nada relacionadas con la perfomance. Esto, cabe aclarar, cuando el día anterior se había jugado un Ríver- Boca y ni hablar de que estamos a veinte días de elecciones presidenciales, entre otras pavadas que ocurren alrededor del mundo: en Myanmar... en Irak... ¿en Perú ya habrán reconstruido las ciudades derrumbadas?

Ayer vi el partido entre Argentina y Escocia en un bar, desde la mitad del primer tiempo hasta el final. Admitamos que como espectáculo deportivo el rugby es mucho menos vistoso que el fútbol y mucho menos dinámico que el básquet, por lo cual pude observar y prestar bastante atención al comportamiento y los decires (o más exactamente los gritares) del resto del público presente. Hace veintipico de años que frecuento los bares y calles de la ciudad y jamás -ratifico: jamás- había escuchado a nadie -ratifico: nadie- hablar de tries, drops o mauls. Ahora resulta que ésta está llena de fanáticos apasionados del rugby que, apenas surgidos de debajo de las baldosas, no cesan de dar cátedra a esos neófitos que siempre llegan tarde sobre el reglamento y las tácticas de ese deporte. De más está decir que una somera inspección vía internet sobre esos temas demuestra el sapo que nunca llegué a tragarme: todas sus rotundas afirmaciones son erróneas.

Todo esto, como indiqué allá arriba, no es culpa del rugby en sí, pobre... ¿Pobre? Acto fallido: lo declaro inocente pero no podría llamarlo "pobre" porque reconozco tener un prejuicio sobre ese deporte y se trata de un prejuicio de clase. Si miramos la lista que presenta aquel diario sobre el plantel de Los Pumas vemos que uno de los pocos ítems que tabula es su ocupación (¿?) La gran mayoría, que se desempeña en el exterior, tiene por ocupación "jugador de rugby" (sería llamativo que la selección de rugby estuviera conformada por jugadores de póker) y el resto son un par de "estudiantes" y un par de "empresarios". A mi entender, si más allá de practicar deporte tu única ocupación es ser estudiante sos un mantenido, y sospecho que empresario es un eufemismo para deslizar que te dedicás full time al entrenamiento mientras figurás como miembro del directorio en la empresa de tu papá, de la que te harás cargo una vez que el físico ya no te dé para jugar al rugby, tal cual hizo tu padre con la empresa de tu abuelo, que será la tuya. Al margen, y sabiendo lo fidedigna que es la información presentada por Clarín –ejem-, también hay un par de tipos cuya ocupación es "jugador de rugby" y militan en equipos locales... ¿cobrarán en negro? ¡Atención, AFIP!

Al respecto he escuchado decir a alguien (a uno de esos fanáticos recientes que dentro de una semana ya no lo serán) que si estas hazañas se consiguen siendo el rugby nacional amateur cuánto más se conseguiría haciéndolo profesional. Supongo, porque hoy estoy muy supondrón, que a la UAR no le interesa en lo más mínimo volver a este deporte profesional, porque contratar y pagar un sueldo a jugadores potencialmente excelentes que provinieran de otra extracción social sería romper ese círculo cerrado y retroalimentado que mantiene cierta mística que incluye, por ejemplo, el "tercer tiempo" en el que ambos equipos confraternizan entre sí después del partido. ¿Qué tiene de raro que confraternice gente que estudió en los mismos y contados colegios, que creció en los mismos y exclusivos barrios y –quizá- salió con las mismas y populares pibas? Todo eso se perdería... una pena: y si no recuerden al Chipi Barijho en un partido internacional forcejear en el área en un córner y salir corriendo hacia el banco tomándose la boca, supuestamente golpeado, para escupir al llegar a él la cadenita que le acababa de afanar al gringo. Como decía Eddie Pequenino con respecto al peón que representaba magistralmente Olmedo: "Esto 'cabecita negra' complicano tutto".

No importa: el mes que viene ya nadie va a hablar de rugby, y además vamos a tener un nuevo presidente electo... aunque eso importe muchísimo menos aún.

lunes, octubre 08, 2007

Cada loco con su sema

Que se habla mal ya es sabido. En un comentario a una excelente entrada ajena mencioné que me molesta especialmente la generalizada sustitución del subjuntivo por un desubicado potencial. Descubrí, mediante la carpeta y los apuntes de mi hija que cursa la escuela primaria, que también han modificado la gramática; yo me manejaba con cuatro modos verbales: indicativo, subjuntivo, potencial e imperativo, pero ahora resulta (y la RAE lo confirma) que son sólo tres. ¿Qué pasó con el potencial? Se convirtió en un tiempo simple del modo indicativo, y lo más llamativo para mí es que ya no se llama potencial sino condicional. En mi ignorancia, yo siempre había llamado condicional al subjuntivo, que marca la condición (si esto no fuera así) para que se dé lo que sólo es en potencia (sería de otro modo). Soy una bestia.

Sin embargo esta introducción no tiene mucho que ver con el tema que quiero abordar. El tema es que importa muy poco la corrección sintáctica porque el problema básico es semántico: ¿de qué serviría expresar claramente nuestras opiniones si cada quien entenderá lo que se le cante el orto entender? Para ilustrarlo voy a servirme de un ejemplo que no abandona el ámbito educacional. Me contó una conocida que asiste a una secundaria para adultos que la profesora de Literatura, una señora mayor que debe hacer más de treinta años que dicta cátedra sobre el Martín Fierro, hizo leer, entre otras, esta estrofa:
Y apenas la madrugada
empezaba coloriar,
los pájaros a cantar
y las gallinas a apiarse,
era cosa de largarse
cada cual a trabajar.
Ante la pregunta de un alumno curioso sobre a qué se referían con "apiarse" respondió: "Eso... eh... tiene que ver con el piar de las aves, ¿vio?" No, señora, no vi; lo único que veo es que usted, aunque más no sea por oficio, debería tener un poquito más de clase para zafar de preguntas cuya respuesta desconoce.

Así llego por fin adonde quería llegar. Busqué en internet la letra de "Cada loco con su tema" de Joan Manuel Serrat, porque no recordaba algunas de las muchas comparaciones que enumera el autor. Me sorprendió que en más de una página (según Google, nada menos que en 101) apareciera el siguiente verso:
(...) y alfarero de Capdevera al vigía de Occidente.
Más allá del problema sintáctico que representa la ausencia del artículo (que como pueden ver en el enlace en muchas de esas páginas subsanaron poniendo, simplemente, "el alfarero": ¡este bruto del Nano que se come las palabras!), yo ignoro si en Capdevera hay un faro e incluso si existe una localidad con ese nombre, pero no puedo dejar de preguntarme qué carajo tendría que ver la alfarería con el susodicho vigía... No importa, tal vez Serrat se había tomado un ácido o puesto surrealista; yo escucho "alfarero" y transcribo "alfarero" y no me vengan a joder con cuestiones de sentido.

En resumen, sin sentido común no hay semántica que valga.

miércoles, octubre 03, 2007

Muertes varias

¿Cuántas veces se muere en esta vida?
Primero murió el niño y luego el hombre:
muerto el niño ya no hay nada que me asombre,
muerto el hombre la pasión está perdida.

Sólo queda este fantasma que ahora soy
deambulando por el mundo de los vivos
sin nada que buscar, sin objetivos
y temiendo que mañana sea otro hoy.

Lo que me hace continuar como un espectro
es el tenue vestigio de esperanza
de encontrar otra vez algo de cariño

porque aunque esto no se lea en un electro
al corazón con tan poco ya le alcanza
para soñar que un nuevo amor revive al niño.

09/11/2004 (...y hoy me siento de manera similar)