jueves, septiembre 27, 2007

Agradecimiento público

Esta semana Alberto Fernández declaró que "en la Argentina no existe inflación", demostrando que todas las discusiones sobre si los guarismos que publica el Indec son acertados o falsos se limitan a una fachada montada para ocultar algo más importante ya que, lisa y llanamente, no es posible mensurar lo inexistente. Yo confío plenamente en las afirmaciones del Sr. Fernández porque él salvó mi vida: sin ir más lejos, en el marco de las mismas declaraciones dice que "descubren que la papa sube y entonces todos hablan de la papa" y lo dice con total conocimiento de causa ya que ese fue el flagelo del cual me liberó.

Resulta que cuando creí descubrir que la papa subía ya no pude dejar de hablar de eso. Primero fueron comentarios aislados, al verdulero o a algún otro cliente, pero en pocos días ese se había convertido en mi único tema de conversación. Esto arruinó completamente mi vida social: todos me rehuían y a nadie parecía importarle tanto como a mí el aumento de la papa. Mi pareja me tuvo paciencia, a pesar de que descolgué de la pared la foto de nuestra boda para hacerle lugar a mi cada vez más extensa colección de recortes de artículos sobre la papa que buscaba en los diarios. Creo que empeoré la situación porque, ante su gesto adusto, intentaba relajar el clima diciéndole "¡Qué cara está la papa!" Finalmente se fue a vivir con su mamá y, aunque ella empleó otras palabras, yo asumí que me abandonaba por papafrita.

La soledad agravó todo. Tomé la costumbre de ir a comprar un pelapapas todos los días, simplemente como excusa para entablar conversación con el dependiente del bazar sobre la problemática papera; eso también duró poco y acabaron por prohibirme la entrada. Obviamente me despidieron del trabajo ya que, inmerso en mi obsesión, cuando mi jefe me pedía que explicara por escrito algún procedimiento me despachaba con la puntillosa receta del puré a la francesa, y si me solicitaba una estadística de producción le hacía llegar el cronograma del monocultivo en Balcarce.

Así las cosas comencé a deambular por la ciudad como un linyera. Me encaramaba a los monumentos de las plazas e instaba a los transeúntes a admitir que, efectivamente, la papa estaba subiendo; eso me trajo no pocos problemas con los guardianes del orden. Solía amanecer, con la ropa hecha harapos, en sucios callejones donde me derrumbaba de madrugada completamente exhausto, después de mantener durante todo el día mis interminables monólogos sobre el vil tubérculo. En ese estado fui a parar a un hospital psiquiátrico.

Los médicos probaron conmigo todo tipo de terapia pero ninguna funcionaba; me aplicaban electroshocks pero eso sólo hacía que, en mi intento por decir lo que creía que ellos esperaban escuchar, cayera en lugares comunes como "más vale papa en mano que cien aumentando". En ese infierno me encontraba cuando visitó la clínica nuestro Jefe de Gabinete y con él llegaron la Luz y la Revelación: ahora, amigos míos, sé perfectamente que la papa no existe y jamás ha existido... ¡Gracias, Alberto, por desmitificar semejante delirio!

domingo, septiembre 23, 2007

Blogudeces

Es increíble que, en mi limitado coto de lectura en esto que da en llamarse blogosfera o algo así, encuentre cada vez que me acerco a sus límites motivos para el asombro y por lo tanto el análisis. He aquí algunas reflexiones sobre cosas que vi últimamente que supongo ofenderían a sus referentes si acaso pasaran por este sitio, pero estoy tan acostumbrado a que la gente se ofenda con mis opiniones sinceramente expresadas que me nefrega. ¿Que le "saco el cuero" a otros bloggers? Puede ser, tal vez sea uno de mis muchos defectos (¿vieron que también soy autocrítico?) pero piensen adónde estaríamos si Newton no le hubiera sacado el cuero a Aristóteles y Einstein no le hubiera sacado el cuero a Newton... Me estoy yendo al carajo, vamos al grano.

21st Century Schizoid Man: No dejo de leer cada tanto artículos en los medios masivos de comunicación (de algún modo hay que llamarlos) sobre lo mucho que crece el universo blog. La falta de datos más específicos hace que creamos que cada vez hay más gente (personas, individuos) que se suman a él, pero de ningún modo eso es imprescindible. Resulta que sé de bloggers que tienen más de un nick y, sin llegar a la esquizofrenia, uno podría sostener bastantes. También sé que con un mismo nick hay bloggers que participan en muchos blogs colectivos, máxime cuando esa participación no implique la responsabilidad de postear regularmente. Todo esto afectaría indudablemente cualquier estadística, pero el otro día me crucé con un caso que implica una desviación distinta: un blogger que con un mismo nick edita cuatro blogs distintos. Según cuenta en su perfil es porque tenemos muchas "fascetas" (sic). Es indudable que es así, por eso este blog es bastante ecléctico. Más allá de que para organizar nuestras diversas facetas tengamos la herramienta de las etiquetas, la idea de mantener blogs paralelos no sería reprochable en modo alguno, si pensáramos que es menester mantenerlas pulcramente separadas. Sin embargo lo que llamó mi atención y me llenó de asombro fue encontrar en uno de esos blogs una entrada de apenas dos palabras: "léanlo acá", con un enlace que remitía a la entrada de otro de sus blogs de autoría propia y exclusiva... ¿En qué quedamos? ¿Fasceteamo o no fasceteamo?

Lo que nos ocupa es la conciencia, esa abuela que regula el mundo: Hace tiempo que en estos mismos medios masivos de comunicación (de algún modo hay que llamarlos) encuentro comentarios sobre "la blogger más vieja del mundo". Se trata de una señora de 96 años, edad sin duda muy avanzada, pero... tratándose la blogosfera de un medio en el cual no es necesario aportar ningún dato personal para publicar, ¿con qué autoridad se podría afirmar algo así? ¿Quién puede asegurar que un tal "Cachito" no es un señor de 98 o que "La Porota" no tiene 101? Este es el tipo de información que nos imponen los [bueno, esos medios: no voy a repetir siempre lo mismo] como si fueran verdades absolutas. Visitando al fin la página de esa señora encuentro que en un principio fue una típica bitácora de anécdotas pero hace tiempo ya que se convirtió en otra cosa. Casi todas las entradas son copy and paste de noticias publicadas por los [sí, esos] sobre el propio blog; autorreferencias sin ningún sentido, algunas incluso en alfabeto cirílico o arábigo (en este último caso la señora pregunta si alguien sabe de qué idioma se trata y algunos comentaristas le responden que es farsi). Como la señora se presenta diciendo que su nieto "le regaló" el blog ¿? y es él quien tipea las entradas ya que su vista no es suficientemente buena como para leer la pantalla, supongo que esta incansable búsqueda y reproducción de artículos periodísticos corre en realidad por cuenta del susodicho nieto, quien es sin duda el auténtico editor del blog: su abuela, simplemente, pasa a ser sólo el personaje o motivo del mismo. Con esto presente me vuelvo a preguntar qué clase de afirmación es esa que los [ufa, otra vez] distribuyen incansablemente alrededor del mundo.

I Me Mine: En muchísimos blogs (ya es una plaga) encontré entradas sobre un "Premio al Blog Solidario". Se trata de un meme que habría que pasarle a otros siete bloggers y que se suma a la tendencia que, de Lech Walesa para acá, vacía de significado a la palabra solidaridad, ya que la mayoría, como no podría ser de otro modo, simplemente "premia" a blogs amigos o que son de su agrado. Lo interesante es el primer punto de la propuesta original, que como en el juego del teléfono descompuesto en muchos casos se ha ido perdiendo y no se ha cumplido. Cito:
1. Escribir un post mostrando el PREMIO y citar el nombre del blog que te lo regala y enlazarlo al post que te nombra. (De esta manera se podrá seguir la cadena)
En primer lugar, esto no sería una cadena sino una red con siete bifurcaciones en cada nodo; en segundo lugar, no haría falta ningún enlace para seguir la red sino en todo caso para remontarla. Entonces, ¿para qué carajo querría alguien hacer semejante remontada? Como fuera, es evidente que el efecto de remontar cualquiera de las innumerables cadenas que componen la red sería llegar al blog de la autora de esta "cadena" (blog que, debo declarar, tiene el diseño más cursi que he visto en todas en mis deambulaciones por estos pagos). Digamos que es una técnica no tan intrusiva como el spam de Té la mà Maria y mucho más ingeniosa, pero no deja de ser una táctica publicitaria.

Atento a todo esto, decidí lanzar una campaña y postularme como el Blog más Odioso, Simplón, Tarado y Antipático (Premio B.O.S.T.A.). Las reglas para participar de esta iniciativa son muy simples: deben escribir un post denostándome y enlazar a El guinõ (se aceptan insultos en búlgaro y farsi); pensándolo bien no hace falta que escriban el post, pueden poner "lean esto" y enlazar a El guinõ. Lo único importante es que enlacen a El guinõ, acreedor del premio BOSTA que yo mismo me adjudiqué (o me "regalé", verbo que tantos usan con tan distintos sentidos que ya no sé qué significa) en un blog de mi propia y exclusiva autoría que ya no recuerdo cuál es.

lunes, septiembre 10, 2007

In God we trust

Cayó en mis manos un periódico de la llamada Iglesia Universal. Me pregunto cómo puede una organización, confesional o no, editar un boletín semanal de veinte páginas impresas a todo color en papel de buen gramaje, con una importantísima tirada, y distribuirlo gratuitamente... ¿Sólo con las colaboraciones económicas de sus fieles? Debería hacer algunas cuentas antes de aceptarlo a la ligera.

No suelo ni hojear ese tipo de publicación pero esta vez me llamó la atención su portada: una foto de tres sonrientes y desdentados pibes apuntándole a la cámara con armas de fuego, aparentemente, según el paisaje, en una favela brasileña (cosa probable porque el editor es un tal obispo Marcus Vinicius) y la leyenda "Los valores cambiaron completamente, los modelos que propone la sociedad de mercado conducen a una destrucción feroz. ¿Se puede volver atrás?" Más allá de que "volver atrás" sea el leitmotiv de la tradición reaccionaria, y nadie con algo de sentido común puede pretender que el remedio a una compleja evolución histórica que le desagrade sea un simple e imposible retorno, quise saber cuán atrás proponía volver esta gente. ¿A un tiempo en el que no existiera dicha sociedad de mercado? ¿A aquel gratuito autoservicio del que gozaban Adán y Eva?

Con esto en mente abrí el ejemplar en una página al azar esperando encontrar, por lo tanto, llamamientos a renunciar a los valores del sistema y de ese modo poder concentrarse en logros más espirituales, lejos ya de "los modelos de la sociedad de mercado" que "conducen a una destrucción feroz". Me asombré mucho al ver la foto de un viejo con cara de político trucho posando junto a un flamante auto importado y el epígrafe "Eduardo y uno de los frutos de su fe: el 0 km". En el artículo el quía nos cuenta la clase de logros que alcanzó debido a su fe en este determinado dios. "Recuperé mi casa y la refaccioné por completo, pagué todas mis deudas y Dios me bendijo con un 0 km". Quedé bastante azorado: con respecto a la sociedad de mercado, ¿tenemos que volver atrás o darle para adelante? A ver, a ver, no quiero ser obtuso así que voy a forzar un poco mi imaginación: Los villeros tendrían que volver atrás, bien atrás, lo más atrás y lejos posible de nuestros Hondas y jacuzzis que nos merecemos como buenos cristianos.

¿Será así el mensaje? Estoy confundido, don Vinicius. ¡Ilumíneme!