domingo, diciembre 23, 2007

Leyendo nada

Anoche, de puro aburrido, me puse a leer el suplemento de Clasificados de Clarín del domingo pasado, que está en mi poder en razón de una hasta ahora infructuosa búsqueda inmobiliaria. El 90% del suplemento, como es lógico, está dedicado a las secciones Inmuebles, Automotores y Empleos (utilizo los mismos colores que el editor). En este último hay algunas cosas para comentar: encuentro que los avisos más llamativos, por tamaño y diseño gráfico, son de una agencia que, asociada con CTI, te invita (prácticamente te obliga, a pesar de una alternativa vía web que el discurso publicitario pone en muy segundo plano) a postularte mediante el envío de un mensaje SMS; al pie y con letra pequeña informan que el costo del mensaje es $0,40 más IVA más otros impuestos. Obviamente, la única respuesta a ese mensaje de texto puede ser otro que nos indique concurrir a una primera entrevista o enviar de algún modo nuestro CV (inevitables métodos, de hecho, para saber quién es el postulante) pero para acceder a esa primera instancia previamente hay que pagar.

Sobre el final de esa sección empiezan los avisos realmente interesantes para quien, como yo, simplemente está perdiendo el tiempo. Hay uno que explica por qué resulta tan difícil encontrar lo que uno busca: en empleos ofrecidos del rubro 35, Enseñanza, capacitación y otros, encontramos un aviso que dice: "ESCUELA Por cierre Vende Muebles". Creo difícil que quien esté buscando trabajo como docente a la vez quiera comprar muebles usados, o que quien esté buscando éstos revise el rubro en cuestión. Más específico aunque igualmente desubicado resulta el aviso publicado en empleos ofrecidos del rubro 37, Oficios y ocupaciones varias: "ACTRIZ Rubia Tipo Extranjera s/Hijos p/Noviazgo c/Abogado 45 añ". ¿El noviazgo es un empleo? Si el tipo piensa en una relación remunerada, ¿no debería publicar en la sección Rubro 59 (ver más adelante) que en el rubro 60, Hot Chat, muestra algún aviso por el estilo?

En el 10% restante del suplemento se amontonan otras cuatro secciones que no aparecen en la versión web. La primera se llama Servicios y su rubro más interesante es sin duda el 55, Astrología y Tarot. Todos los avisos apuntan a lo que en su jerga llaman amarre, y algunos son más específicos: "En minutos atado y doblegado a sus pies de por vida". Es complejo entender qué busca cierta gente de una relación de pareja (aunque después de lo del abogado de 45 añ vale todo). También son ininteligibles para quien no entiende esa jerga sus métodos: uno utiliza "Alta Magia Negra y Roja" (¿el Tata Martino?) y otro lo hace "Rezando el Puro Cubano" (¿un Partagás?). El más grande y por tanto más costoso de los avisos es un cabal ejemplo de la retórica chanta: comienza hablando del "DIOS y REY de los CORAZONES ROTOS, UNICO AUTORIZADO POR LA CORTE MUNDIAL DEL ESPIRITISMO" para finalizar con "Garantía total a traves de la Liga Santera": una joya. A propósito, no olviden que este blog está afiliado a la Junta Universal de Bloggers Pelotudos y mis opiniones estás avaladas por la Asamblea Permanente de los que Dicen Huevadas.

La siguiente sección, Contactos, es mínima: apenas unos diez centímetros en una columna, ya que el único rubro en el que se publica, el 58, Agradecimientos, consta de avisos de una sola línea agradeciendo a diversos santos (San Expedito gana por afano). Uno dice "GRACIAS [...] por las gracias recibidas"; espero que el santo no agradezca a la vez estas gracias porque sería como el cuento del gran bonete. El único aviso que rompe la regla es por lo menos inquietante ya que no se sabe a quién está dirigido: "HICE Lo Imposible y no se que es lo que hice mal. Confie. Te necesite Te busque y de tu parte nada. Cumpliras lo del 15 Ene?". No sé a ustedes pero a mí me asusta... si estuviera dirigido a una persona de carne y hueso sería más adecuada la vía del mail, el llamado telefónico, etcétera, en lugar de un aviso en un medio masivo que cuesta, según el cuadro tarifario, $33; así que supongo que se dirige a alguna especie de entidad del tipo Cthulhu: yo, el 15 de enero voy a estar especialmente atento...

Luego viene una sección llamada Mix que, obviamente, trae de todo como en botica. Tal vez el aviso más llamativo sea el único publicado en la opción de venta del rubro 69, Relojes, joyas y regalos: "LLAVERO acrilic p/foto"; quiero creer que se comieron la s del plural y al menos tienen un container lleno de esas podorradas, porque lo que el aviso dice textualmente es que venden un (1) llavero de acrílico. Así llegamos a la última página y a la sección Rubro 59, que abarca al rubro homónimo y un par más. Creo recordar que el rubro número 59, dedicado a la oferta de prostitución, se llamaba "Servicios útiles para el hombre y la mujer" o algo así; ahora encuentro que ese eufemismo fue remplazado por la simple denominación numérica, que refiere no sólo al rubro sino a una sección completa, pero lo más interesante es que, a la vez, al tomar esa denominación ha abanado el ordenamiento que le daba significado a su nombre desplazándose al final, detrás del rubro 71, y eso en un suplemento que desde su título mismo apunta a cierta clasificación sistemática que debería ser estricta y rigurosa para no perder su sentido... Todo un detalle semiológico cuyo análisis, aunque habría que profundizar, no tengo ganas de encarar ahora.

jueves, diciembre 13, 2007

Los verdaderos hinchas

Existe en Villa Lynch un club llamado Ferrocarril Urquiza que milita en 1ªD, la categoría más baja del fútbol argentino. Su historia deportiva no es demasiado exitosa sino más bien todo lo contrario; no sólo es uno de los únicos dos o tres clubes que jamás festejó un ascenso sino que cuenta con un récord nefasto: en 1986 la A.F.A. dispuso que, a falta de otra categoría a la cual descender, en 1ªD el último clasificado sufriera la desafiliación durante un año (para un club y sus hinchas es sin duda un descenso... a los infiernos: un año entero sin jugar); El Furgón, como le dicen sus simpatizantes, ya ha sido desafiliado por ese motivo seis veces. Cada vez, "Los Mismos de Siempre", su muy escasa pero más que fiel hinchada, ha esperado pacientemente para volver a alentar al equipo con toda su pasión. Uno de esos hinchas es un compañero de oficina y me prestó la grabación de una entrega del programa 13 tribus, dedicada a ellos. Lograron emocionarme y no puedo dejar de comentarlo.

El programa, emitido por Ciudad Abierta, el canal que Macri va a eliminar del organigrama de su empresa de más reciente adquisición: C.A.B.A., comienza con él (mi compañero, no Macri) en mitad de la cancha describiendo las pobres pero dignas instalaciones y diciendo orgullosamente que es una de las mejores canchas del ascenso. Quienes estén acostumbrados a visitar bomboneras, fortines o gasómetros quizás puedan tomar para la burla su orgullo, pero hay que verlo en perspectiva; en esa cancha juega como local, por ejemplo, Central Ballester -club más grande que El Furgón- porque perdió la suya. ¿La perdió en un remate judicial? Nada de eso: fue ocupada durante un receso veraniego y se construyeron en su predio viviendas precarias, conformando lo que es hoy la villa La Cárcova. Son cosas que pasan en este mundo, acá a la vuelta de la esquina, aunque no sean a menudo reproducidas por los medios.

Desde la misma perspectiva vemos claramente las diferencias entre el comportamiento de estos hinchas y el del público que asiste a los grandes estadios, donde los individuos se transforman en un número más y se dedican a putear al plantel amparados en su temporal anonimato. Acá no hay anonimato posible, cada quien es cada quien sin renuncia a su propia identidad y son, literalmente, los mismos de siempre, esos que conocen a los jugadores y que los jugadores conocen. Ante el error no surge el insulto agraviante, sino el lamento compartido con el futbolista y el grito de aliento. Incluso el hincha puede llegar a cumplir un rol importante en el juego mismo, ya que desde su posición privilegiada puede, por ejemplo, avisarle a un defensor que le ganaron la espalda y probablemente, ante la ausencia de mayores interferencias sonoras, el tipo escuche y tome la marca: una maravilla.

Mi compañero muestra también una enorme carpeta en la que, además de todos los recortes de los medios gráficos acerca del club, recopila las más detalladas estadísticas sobre el equipo desde su afiliación a la A.F.A. en 1970 hasta el presente. A falta de otras fuentes accesibles, él las armó artesanalmente luego de meses de asistir a la hemeroteca del Congreso y a la biblioteca de la A.F.A. para recabar la información necesaria. Es que ellos, este grupito de hinchas incansables, son los responsables de llevar las únicas estadísticas oficiales, de encargar y pagar una plaqueta para el jugador que llega a su partido número cien (recibida con asombro: el tipo, obviamente, no lleva la cuenta), de actualizar con sus colaboraciones la página que enlazo. Ellos, de manera nada figurada, son el club, en una medida en la que ningún hincha de una institución más grande podría serlo.

Un párrafo aparte merecen las increíbles anécdotas que cuentan, como la de ese partido contra Atlas que, al haber sido postergado, se disputó luego de finalizada ya la temporada. Tuvieron que jugar desde el arranque con diez hombres porque... no lograron convocar a más jugadores; atajó un marcador de punta izquierda y debutó (a la fuerza) un pibe de 14 o 15 años. Para colmo, el árbitro no quería dejar jugar a uno de ellos porque no tenía las reglamentarias canilleras: la solución, efectiva en la emergencia, fue fabricarle unas de cartón corrugado recortando una caja de alfajores que encontraron por ahí.

¿Por qué cuento todo esto? Simplemente porque creo que en este país, en donde las noticias sobre los procesos judiciales a Alan Schlenker o a Rafael Di Zeo no aparecen en la sección Policiales sino en Deportes, estos hinchas, los verdaderos hinchas, se merecen al menos un humilde homenaje. Son gente de barrio, laburante y honesta, que le pone el hombro incondicionalmente a su querido club de barrio sin pedir prácticamente nada a cambio... salvo, tal vez, ese gol tan oportuno que los salve de la séptima desafiliación y les permita, al año siguiente, seguir soñando con el ansiado y nunca logrado ascenso a 1ªC. Ellos festejarán ese gol con tanta o más euforia de la que otros reservan para festejar campeonatos año por medio, y de más está decir que está muy bien que lo hagan: nada más justo, nada más merecido que su alegría.