jueves, marzo 29, 2007

XXX

Leyendo a Vitore, que refiere a Gatopardo, me entero de que un blog fue cerrado por incluir una hermosa imagen de una madre amamantando. La carta previa de intimidación es una joya del lenguaje pacato: "imágenes de pechos de mujeres, o de hombres desnudos completamente, o bien de nalgas de mujeres". Dejando de lado que yo asocio "nalga" más a la milanesa que al culo, quedarían fuera de esa categoría millones de fotos disponibles que muestran sexo oral con la ropa puesta, ítem que resultaría menos pornográfico que la lactancia. No voy a explayarme sobre la censura ni sobre la peligrosa escalada de la estupidez universal, sólo me adhiero a una cadena de repudio que requeriría, tal vez, reproducir la bella foto; pero como ésta ya figura en los enlaces aprovecho para subir una de sexo explícito con desnudez total, a ver qué pasa con esos censores webones.

domingo, marzo 25, 2007

Post anodino

¿O acaso hay algo más anodino que escribir en un blog acerca de las cuestiones de edición de ese mismo blog? Hoy me tomo esa licencia.

2007: Odisea de la web. El guinõ siempre fue un blog mudo. Este fin de semana estuve tratando de inaugurar el Padofón, pa' escuchar de dofón mientras se lee. Obviamente no era mi idea incluir "She Loves You" o "Satisfaction" (para eso basta el enlace a Google) sino subir una vieja canción de una banda inédita en la que participaba un amigo mío. Eso, pensé, no debería implicar mayores problemas con todas las posibilidades que ofrece internet... Soy un iluso. En mi primera opción, Castpost, me informaron que su capacidad estaba colmada y no aceptaban nuevos archivos; empezamos bárbaro. Radioblog parecía una buena alternativa. Seguí todos los pasos que me indicaban, bajé un pequeño programa, convertí el formato del archivo, etcétera, pero la última de las indicaciones era copiar éste en la carpeta de mi proveedor de internet y yo no tengo proveedor sino una conexión telefónica gratuita. Después de visitar otros sitios igualmente inoperantes encontré un tutorial de Odeo y descubrí que eso era exactamente lo que yo estaba buscando, pero cuando ingresé en la página resultó que ésta había cambiado desde entonces y ahora sólo se pueden agregar a su reproductor archivos previamente subidos a algún servidor de almacenaje, por lo tanto tuve cambiar la orientación de mi búsqueda y el más mencionado de éstos era Fileden. Intenté suscribirme pero invariablemente, cuando clickeaba en el link que recibía por e- mail, me encontraba con un cartel que decía que el mío no era un código válido; por qué el código enviado por ellos mismos no tenía validez es una paradoja que sobrepasa mis conjeturas. Tras varios intentos en ese sentido yo ya había perdido la paciencia y estaba gritándole a mis hijos sin motivo, así que decidí suspender el proyecto pero antes, por si acaso, probé con un tal Musichek y ocurrió que éste no entrega ninguna dirección URL para los archivos; por lo que pude ver (aunque es cierto que a esa altura ya veía muy poco) es una especie de bolsa de gatos en la que se suben anónimamente canciones de dominio público que se amontonan sin ton ni son... No entiendo demasiado de qué va este mundo. En resumen, por ahora, El guinõ seguirá siendo tan mudo como una película de Buster Keaton.

La permanencia de los muertos vivos. Mi lista de enlaces a otros blogs siempre fue muy escueta; para decidirme a enlazarlos no sólo tengo que disfrutar leyéndolos sino que debo sentir algún muy indefinido tipo de afinidad... Algo, por supuesto, completamente subjetivo. Por eso lamenté hace poco tener que eliminar uno de ellos porque, con el cambio de versión de Blogger, se volvió una página para lectores con invitación. La modificación de la columna fija que hubiera implicado el asunto del párrafo anterior me llevó a evaluar la eliminación de otro, cuyos editores hace rato anunciaron su discontinuidad. Suele considerase que la principal característica de un blog es su actualización periódica, y entonces uno que ya no se actualiza se convertiría en un "blog muerto" y se impondría su eliminación; pero a la vez otro atributo importante de los blogs, a diferencia de otros formatos en internet, es su archivo permanente. Teniendo en cuenta la cantidad de usuarios de la web y la cantidad de páginas disponibles y, por lo tanto, la cantidad astronómica de posibles coincidencias entre ambos conjuntos, no me pareció justificable la exclusión de ese enlace por el único motivo de que su última entrada sea antigua; al menos hasta que a algún empleado de la mega- empresa que administra ese servidor se le ocurra regresar a la nada con un simple enter a todos los blogs que lleven determinado tiempo sin renovarse (y por si acaso yo pienso seguir escribiendo boludeces cada tanto). Evalúen esta opinión considerando que mi odisea informática de estos últimos días me llevó a creer que no tengo muy en claro qué es un blog, ni qué es internet, ni qué es siquiera la tecnología actual: Cambio y fuera -ruido de estática-.

viernes, marzo 16, 2007

La búsqueda de la magia

Obra de guinõl escrita para el sexto cumpleaños de mi hija, en un lejano 2002.
***
ANCIANO: (En un rincón de proscenio haciendo pases de magia sentado a la mesa, sin notar que está en público) ¡Abracadabra, pata de cabra! No, no… ¡Abracarancho, pata de chancho! Si, así está mejor. (Se pone a comer y descubre que lo están mirando) ¡Epa! Hola ¿Quiénes son ustedes? (Espera las respuestas) Qué bien, qué bien, yo soy sólo un viejo y mi nombre es… no, mi nombre no importa. Como ven, hago un poquito de magia ¿Ustedes saben cómo se hace la magia? ¿Quieren que les cuente cómo la aprendí? ¿Sí? Bueno, hace mucho mucho tiempo recorrí varios países buscando quién pudiera enseñarme. Hmmm a ver… primero fui a Duendía, el país de los duendes.

MUCHACHO: ¡Qué lindo país! ¡Todo verde! Pero… ¿dónde estarán los duendes? (Un pequeño duende pasa por detrás de él y se vuelve a esconder) Porque en Duendía tiene que haber duendes (Pasa otra vez el duende) Porque Duendía es el país de los duendes (Pasa por tercera vez, el muchacho lo descubre y lo llama) ¡Señor duende! Espere, quiero hablarle (El duende se detiene y lo escucha) Vengo de muy lejos para aprender algo de magia de ustedes, los famosos duendes.
DUENDE: (Divertido) ¡Magia! ¡El mastodonte quiere aprender magia de duende! ¡Ja ja ja! Dígame, señor gigantón, ¿qué ve allí?
MUCHACHO: (Mirando hacia donde indica el duende) Bueno, veo un árbol.
DUENDE: ¡Ja ja ja! ¡Un árbol! Lo que yo veo es la rama en el árbol, la hoja en la rama, la nervadura en la hoja, la savia que corre en la nervadura… ¿Cómo puede entender la magia alguien tan grande, cuando la magia es el arte de distinguir lo pequeño, lo ínfimo, lo chiquititito?
MUCHACHO: Entonces, ¿yo no puedo aprender?
DUENDE: (Serio) Me temo que no, al menos la magia de los duendes. Tal vez puedan ayudarte los ogros, que son grandes, torpes y feos como vos.
MUCHACHO: (Bastante ofendido) Bueno, bueno, ya me voy.

ANCIANO: Los duendes serán muy mágicos pero son unos maleducados, ¿no les parece? Claro que yo no me dejé abatir. Seguí mi camino sin perder las esperanzas y llegué a Ogroterra, el sombrío país de los ogros.

MUCHACHO: (Atemorizado) Uy, ¡qué bosque tan oscuro! Y además solitario (Una enorme cabeza de ogro se asoma en un rincón y se vuelve a esconder) Porque aquí no hay nadie (El ogro se asoma en el otro rincón) ¿Dónde estarán los ogros? (El ogro se asoma, el muchacho lo ve y se pega un gran susto) Se- se- señor ogro, ¡Buenas tardes! Me dijeron que usted puede enseñarme algo de magia.
OGRO: (Divertido) ¡Magia! ¡El mosquito quiere aprender magia de ogro! ¡Jo jo jo! Dígame, señorito, ¿qué ve allí?
MUCHACHO: Bueno, yo veo un árbol… (Al público) Esta vez no me agarran (Al ogro, atropellándose) ¡Y veo la rama y la hoja y la nervadura!
OGRO: (Sorprendido) ¿La nerva qué?
MUCHACHO: (Dudando) …dura
OGRO: ¿Dura? ¡Dura tu cabecita! Yo veo el árbol en el bosque, veo el bosque en el valle, veo el valle en la comarca y la comarca en el ancho mundo. ¿Cómo podría entender la magia alguien que se entretiene con esas minucias, cuando la magia se trata de abarcar con un solo gesto lo grande, lo enorme, lo gigantesco de la creación?
MUCHACHO: (Resignado) No puede enseñarme.
OGRO: (Serio) No, definitivamente no. Tal vez puedan ayudarte las hadas, que son frágiles y enclenques como vos. Anochece, ¡tengo hambre!
MUCHACHO: (Apurado) Buenas noches, ¡yo me voy!

ANCIANO: Como ven los ogros también son maleducados... pero, ¿quién se atreve a decírselo? Yo ya estaba muy cansado pero hice grandes esfuerzos y llegué a Hadamarca, el mítico país de las hadas.

MUCHACHO: Este bosque es diferente, tan luminoso. Lleno de flores, mariposas, luciérnagas, pero ¿habrá hadas? (Un hada pasa volando por detrás de él) ¿Dónde podré encontrarlas? (Pasa otra vez) ¿Cómo voy a hacer? (Se la encuentra de golpe) ¡Oh! Buen día, señora, qué lindo país el suyo.
HADA: Gracias, pero se mantiene lindo porque nos fijamos muy bien a quién dejamos entrar... Por ejemplo, vos ¿qué buscás aquí?
MUCHACHO: Bueno, estoy buscando a alguien que me pueda enseñar algo de magia, señora.
HADA: (Pensativa) ¿Magia? No sé, no sé...
MUCHACHO: ¡Por favor!
HADA: Veamos, ¿qué ves allí?
MUCHACHO: (Al público) Ahora sí. (Al hada, con seguridad) Veo un árbol; y veo la rama en el árbol y el árbol en el bosque y ¡La hoja en la rama en el árbol en el bosque en el valle!!!
HADA: (Se queda esperando) ¿Y que más?
MUCHACHO: (Azorado) Y… y… ¿la savia… del ancho mundo?
HADA: (Con tristeza) No, no, no. Yo miro el árbol y veo la vida que late en él y el alma que se está alimentando de esa vida y la esperanza que llena ese alma y le da sentido a su existencia. Nunca podés entender la magia si sólo ves el árbol, o la hoja o el valle, pero no ves más allá.
MUCHACHO: (Fastidiado con sí mismo) Ya sé, me doy cuenta. ¿Dónde puedo ir ahora?
HADA: Te recomiendo que vuelvas a tu lugar, con la gente como vos, y te olvides de los sueños imposibles.
MUCHACHO: (Abatido) Eso haré.

ANCIANO: Y eso hice. Ya había gastado todos mis ahorros en ese viaje, así que tuve que conseguir trabajo en un barco que se dirigía a mi tierra para volver a casa. Fregaba la cubierta todo el día y me lamentaba de mi mala suerte.

MUCHACHO: (Fregando la cubierta) ¡Qué mala suerte! Nadie pudo enseñarme nada de magia. En ningún lado conseguí lo que buscaba…
RATA: Quizás no buscaste donde debías.
MUCHACHO: (Sorprendido) ¿Quién me habla?
RATA: Yo.
MUCHACHO: ¿Y vos quién sos?
RATA: Ya veo por qué no encontrás nada, ¿no sos muy vivo, no? Soy una rata.
MUCHACHO: Ya sé que sos una rata, pero ¿cómo te llamás?
RATA: Nunca me llamo, siempre estoy conmigo.
MUCHACHO: (Perdiendo la paciencia) ¿Y cómo te llaman los demás?
RATA: Ah, rata asquerosa, bicho roñoso…
MUCHACHO: ¿No tenés un nombre?
RATA: ¿No te digo? Tengo muchos, como todas las cosas. Todo depende de quién me llame, en qué momento, dónde. Las cosas nunca tienen un solo nombre, nunca tienen una sola cara o un solo aspecto. Siempre cambian de acuerdo a quien las mire.
MUCHACHO: Entonces, ¿querés decir que el duende, el ogro y el hada, que veían cosas diferentes al mirar el mismo árbol, tenían todos razón al mismo tiempo? ¿Y yo tampoco estaba equivocado cuando veía simplemente un árbol?
RATA: Vas entendiendo. No podés aprender nada imitando, porque lo que otros ven sirve sólo para ellos. Lo que debés aprender es a mirar con tus propios ojos, y no siempre que se mira se puede ver. Ver y entender lo que ves es la magia, y como las visiones son tuyas nadie más te las puede explicar.
MUCHACHO: ¿Y cómo aprendiste eso?
RATA: Porque soy vieja, y después de mirar y mirar a los demás empecé a mirar dentro de mí, y me conocí, y empecé a ver.

ANCIANO: ¡Y ahora el viejo soy yo! Y les doy ese mismo consejo que me dio la ratita. Un consejo que ni duendes ni ogros ni hadas pudieron darme porque todos estaban convencidos de tener razón, y sólo el que es bastante humilde como para aceptar que hay muchas razones al mismo tiempo puede verlo. Porque una rata en la bodega de un barco no espera ser la más sabia del mundo, sino apenas saber lo suficiente para que nunca le falte galleta. Y eso es todo: ¡La magia existe! Pero está dentro de cada uno de ustedes y sólo ustedes la pueden descubrir. Si algún día lo logran tal vez no puedan mover una montaña, pero seguro que van a dar buenos consejos y ¡Nunca les va a faltar galleta! (Y continúa comiendo mientras se cierra el
TELÓN)

jueves, marzo 01, 2007

Utopian Notions

Dicen que los argentinos (decimos los propios argentinos) tenemos mala memoria y por eso repetimos los mismos errores una y otra vez. Basta recordar aquel "Que se vayan todos" y la parsimoniosa displicencia con que fueron votados los mismos todos muy poco después. Sin embargo al leer los titulares me parece que adjudicarle ese defecto a un colectivo en particular es relativizar una característica de la sociedad global: La memoria, en política, no existe.

En marzo de 2003 el gobierno de los Estados Unidos (el mismo que sigue gobernando ahora, quepa como demostración de qué poco tiempo ha pasado) se cagó en la opinión del Consejo de Seguridad de la ONU, tres de cuyos otros cuatro miembros permanentes estaban en contra, e invadió Irak. Yo supuse, aplicando una lógica básica, que eso significaba el certificado de defunción de ese organismo como contralor de los conflictos entre distintos países y su reconocimiento como mero recopilador de estadísticas, posición mucho más realista. Sin embargo pocos años después sigo leyendo que "El Consejo de Seguridad de la ONU estudia imponer sanciones a Irán" como si eso significase algo que sumara o restara legitimidad a la concentración de naves de guerra yanquis en el Golfo de Omán. La ONU es la ONU, una especie de fantasma bien educado que protege la paz mundial, y ya nadie se acuerda de lo ocurrido en 2003.

Más allá de los muchos ejemplos que demuestran su futilidad, dicho Consejo es por su misma conformación anacrónico e improcedente. Ésta continúa tal como fue ideada en su origen, hace unos sesenta años, en la posguerra de una Segunda Guerra Mundial que en la geopolítica actual tiene tan poca incidencia como la Guerra de los Cien Años. La existencia de esos cinco miembros permanentes con derecho de veto, ítem que por otra parte contradice sus propios principios institucionales, es injustificable hoy en día. Si aceptáramos la preeminencia de algunos miembros sobre otros, y atendiendo a la hipótesis de una asociación equitativa entre naciones, no se justificaría la exclusión de las pobladísimas y por entonces coloniales India, Indonesia, Nigeria, etc. Si en cambio aceptáramos la más pragmática hipótesis del poder económico, no se entendería excluir a Japón o a Alemania pero claro, esos países perdieron la Guerra de los Cien Años (o la otra... no recuerdo bien) como tampoco a los teóricamente independientes emiratos petroleros del Golfo Pérsico que en razón de su ventaja comparativa tendrían mayor incidencia que algunos países más diversamente industrializados.

Mientras tanto continúan las invasiones, los abusos de poder de unos estados hacia otros y el libre albedrío del militarmente más fuerte; y los medios nos siguen hablando de las negociaciones de unos delegados ante un Gobierno Mundial sacado de alguna novela de ciencia- ficción de los años 50.