"No puedo más"
En este contexto, a pesar de terminar con honores la escuela primaria, tuvo que renunciar a la educación oficial para colaborar con la economía familiar. Corrían otros tiempos, en los que la eficiencia y los resultados eran más importantes que la oquedad de vanos títulos con dudoso aunque reconocido respaldo, y los excluidos del sistema por razones socioeconómicas podían arrimar a través de cursos extracurriculares y una constante curiosidad autodidacta; así él pudo convertirse en trilingüe y poseedor de una cultura general que no es muy dado encontrar (de hecho, nunca supe de una biblioteca más vasta y variada en una casa particular). A través de los años, logró hacer carrera a fuerza de coherencia y aptitud en dos importantes multinacionales. Tanto fue su éxito en ese sentido, combinado con la austeridad que seguramente era una marca a fuego de su infancia, que cuando sus dos hijos llegaron a adultos pudo regalarles sendas viviendas.
Luego llegó el tiempo de la jubilación y el descanso, de las gratas tareas de inventar ingeniosos artilugios artesanales para resolver de la mejor manera todo tipo de cuestiones, de compartir largas horas en el patio primero con los pájaros que acudían al bebedero y al semillero siempre llenos, luego desplazados por los gatos "ajenos" que terminaron por adoptarlo y domesticarlo totalmente, mucho más que a sus supuestos "dueños". Tiempo también de disfrutar, por qué no, de las mismas y repetidas discusiones de sitcom con su pareja de toda la vida, con la que llegó a cumplir las bodas de oro (aunque cincuenta años de confianza y respeto suenen a cuento de ciencia- ficción para mi generación).
Y otro día, un día tan cualquiera como aquel, murió. Se fue como vivió: mirando de frente y hablando claro, sus últimas palabras (el título de este post) sólo puedo adjudicarlas a su enormísima sinceridad. Se fue como quien tiene todas sus cuentas saldadas y no le debe nada a nadie, como quien jamás traicionó la consigna de que lo éticamente correcto está por sobre lo personalmente conveniente, como quien nunca se quedó con un vuelto de más y puede dar cuenta de cada centavo, como quien se hace responsable de todas las oportunidades ganadas y perdidas sin buscar excusas. Se fue, dije, como vivió, o sea dando ejemplo: dicen por ahí que yo soy un buen tipo pero en eso no hay mérito personal, resulta que me crié imitándolo.
Todo eso creo saberlo y el resto sólo puedo imaginarlo, pero tengo una fantasía recurrente: que se fue, también, ensoñando que la gallega volvía antes de tiempo y ahuyentaba, de una vez y para siempre, a esos reputísimos fantasmas bailoteando sobre la vela.
10.08.1930
21.04.2008