viernes, junio 29, 2007

Organismos pluricelulares

Hoy encontré en el diario este párrafo:

"Los datos del INDEC precisan que el número de aparatos móviles en servicio creció 42,2 por ciento en comparación con mayo de 2006, y alcanzó a 35.616.000 unidades. Teniendo como base ese incremento, la cantidad de llamadas realizadas desde estas unidades subió 26,3 por ciento en un año."

Considerando que el último censo (2001) marcó que éramos 36.260.130 personas en el país, y que no parece haber habido una gran explosión demográfica en el último lustro...

Considerando que alrededor de 10% de esa cifra correspondía al grupo etario de entre 0 y 4 años, y que supongo que éste todavía no usa celular (eso creo, pero a esta altura ya no me juego en afirmarlo)...

Considerando que existen otros marcianos como yo que no tienen celular, y que en mi entorno más cercano puedo contar a ambos padres, ambos hijos, un hermano, un amigo y un par de compañeros de trabajo (tal vez no sea un muestreo muy representativo pero es el mejor del que dispongo)...

Considerando una cantidad enorme de otras importantísimas variables que sería muy largo enumerar me pregunto: ¿Cuántos celulares en servicio tienen algunas (unas cuantas) personas en simultáneo? Y luego: ¿Cómo carajo hacen uso de todos y cada uno ellos? Como de costumbre, no entiendo.

miércoles, junio 27, 2007

Peor el remedio... II

Continuando con esta historia mi siguiente paso fue visitar, con costos a mi cargo, a una profesional que me conoce hace mucho y en la que confío plenamente. Además de darme una enorme cantidad de consejos y sugerencias de todo tipo, me mandó a hacer los estudios y análisis que me había pedido el otro médico y algunos más, así que debí pedir turno con algún clínico de la obra social para que me transcribiera las recetas y poder realizarlos, al menos estos, con cargo a esa organización a la que estoy obligado a aportar. Elegí uno en la cartilla bastante al azar y me dieron una cita para hoy a las 18 horas.

Salí antes de mi trabajo y me presenté en el lugar a las 17:55, como corresponde; cumplí los trámites previos y me invitaron a tomar asiento. Me pareció que en la sala de espera había demasiada gente pero supuse que no todos serían atendidos por la misma persona. Me equivoqué; no sólo fueron pasando de uno en uno sino que permanecían muchísimo tiempo en el consultorio antes de retirarse, así que de ese modo se fueron sumando los minutos hasta hacerse las 19:55. A esa hora, dos después de la cita programada, habiendo visto completos a Los Simpsons y Telefé Noticias, perdido mi paciencia y levantado presión (literalmente: cuando me la tomaron dio algo alto) fui llamado en anteúltimo lugar. Cuando entré al consultorio una doctora me saludó amablemente y me dijo "¿Qué tal, 1+? Parece que hoy nos vemos por primera y última vez." ¿? "Ah, ¿no le dijeron? Yo no voy a atender más," ¿¿?? "así que disculpe si la demora fue excesiva o las consultas se extendieron demasiado, pero me estoy despidiendo de mis pacientes de hace años y hoy justamente algunos me hicieron emocionar mucho y estuve llorando," ¿¿¿??? "hoy fue un día muy especial para mí... no eligió una buena fecha para venir por primera vez."

No puedo evitar preguntarme si estas rarezas le ocurren regularmente a la gente cuando consulta a un médico o si yo tengo una predisposición especial y estoy olímpicamente meado por alguna divinidad canina (Cerbero tal vez). Según surgió en nuestra conversación su decisión fue muy reciente y hace diez días, cuando yo solicité el turno, aún no estaba tomada, lo que me hace sentir una ridícula sensación de causalidad. La próxima vez que pida una cita con un médico de la obra social voy a preguntarle ni bien llegue si se siente bien y si no planea dejar de ejercer en las próximas horas, y si es así le sugeriré que organice una reunión en su casa o en una confitería con sus pacientes amigos y que no utilice el horario de atención para emotivas despedidas personales.

domingo, junio 24, 2007

Tendencia a lo tendencioso

Estaba escribiendo un post de índole personal y enfocado en lo emocional (algún día lo terminaré y lo publicaré, tal vez) cuando la cobertura que están haciendo los medios de los comicios en la ciudad de Buenos Aires me hizo cambiar de dirección. En primer lugar quiero hacer una precisión sobre cierta afirmación a la ligera que escuché por ahí, en el sentido de que "el 60% de los porteños votaron por Macri": si consideramos que el porcentaje de asistencia a los comicios fue de alrededor del 65% lo más acertado sería decir que el 40% del padrón votó por el PRO (lo que no deja de ser inquietante), el 25% eligió otra opción y el 35% restante no emitió opinión al respecto. Seguramente en este último grupo haya algunos muertos recientes, pero no puedo imaginar un índice de mortandad que alcanzara esas cifras, al menos sin que ninguno de los candidatos lo haya apuntado en la campaña como uno de los problemas de la ciudad.

En segundo lugar, y conceptualmente más importante, oigo que los especialistas de los medios no dejan de percutir sobre la tecla de la relevancia que tiene este resultado con vistas a las elecciones presidenciales de octubre próximo. Es sabido que el distrito de la ciudad de Buenos Aires, a diferencia del de la provincia homónima, suele ser nada representativo de los resultados a nivel nacional, y que en dichas elecciones los resultados en la ciudad han ido con frecuencia a contramano de los generales. Este distrito cien por ciento urbano, delimitado por un río polucionado y una autopista polucionante, difiere demasiado del resto del país en nivel socioeconómico, en distribución etaria, en acceso a educación o salud de calidad y en aspectos culturales de relevante importancia (baste apuntar que más de un cuarto de sus hogares son unipersonales, contrastando drásticamente con el panorama general –ver aquí Condiciones de vida/ Vivienda, hogares y hábitat/ Hogares particulares por tipo de hogar, por provincia-) y no puedo creer que los Bonellis y los Van Der Kooys lo ignoren, lo que me lleva a pensar que éstos están haciendo política detrás de su disfraz de imparciales analistas.

Finalmente, sólo queda una reflexión lateral: hace mucho me refería aquí mismo a que la denominación "Frente para la Victoria" denunciaba la postura de que un triunfo electoral era la única meta; hoy debo decir lo mismo del merchandising del PRO, que ha modificado su slogan de campaña a "YA está bueno Buenos Aires". ¡Ah, ok! Se ganó la elección y por lo tanto YA está bueno todo lo que ayer no lo estaba... YA no queda mucho más por hacer.

sábado, junio 16, 2007

Políticas empresariales

El miércoles recibí una notificación acerca de que la empresa donde trabajo se convertirá en "libre de humo". En la práctica esto significa que ya no se podrá fumar en el único patio interior, a cielo abierto, en el que estaba permitido hacerlo. El texto, redactado por el nuevo jefe de Seguridad e Higiene, un fanático fascista que no acepta discutir ni argumentar sus posturas, es una sarta de amenazantes frases efectistas y apocalípticas. Ese documento me alteró tanto que no pude evitar refutarlo punto por punto en un mail masivo que envié ayer por la mañana (y sí, suelo hacer esas cosas). El efecto de ese correo fue bastante positivo, ya que al menos me aclaró puntualmente cuáles son los motivos de la empresa y el objetivo que persigue. Tanto mi jefa como una compañera de Recursos Humanos, por separado y sin consultarse entre sí, me informaron que a la dirección de la empresa le importa muy poco si yo fumo o no, y que el discurso de aquel sujeto (a quien según me cuentan, en la reunión de jefes donde se expuso esta medida, hubo que pararle el carro porque planteó que "el objetivo del programa no debería ser que los empleados no fumen en el trabajo, sino que todos dejen de fumar definitivamente", a lo que le repusieron que eso sería inmiscuirse en la vida privada de las personas y que a la empresa no le incumbe lo que hagan los empleados fuera del horario laboral, haciéndolo callar por el momento pero no, con seguridad, cambiar de idea) es simplemente una fachada.

Tal parece que el problema que se intenta resolver es el que yo vaticiné hace seis meses aquí mismo, a veces no quisiera ser tan acertado en mis predicciones. En aquel post contaba que desde que se habilitó ese patio para fumar, comenzó a llenarse de no fumadores que iban a tomarse un recreo; ese fenómeno, como yo preveía, continuó incrementándose hasta llegar a un descarado abuso. Hoy en día es común encontrar grupos de muchas personas que incluso forman rondas sentados en el piso, y si pasa por allí un directivo o un gerente no parecen mosquearse, después de todo si ellos pueden salir a fumar por qué nosotros no podemos hacer un picnic. La empresa tenía la posibilidad, por supuesto, de aclarar que ese lugar era sólo para fumar un cigarrillo y volver al trabajo, no para otra cosa, pero sospechaba que iba a encontrarse con un mayoritario planteo por discriminación (de hecho, la respuesta a mi mail de la jefa de uno de esos grupos, que todos los días se instala a gritar y a carcajearse allí en el horario en que ella almuerza, dice que "es injusto que algunos puedan tomarse tiempo en el horario laboral para fumar y los que tenemos otros gustos no podamos usarlo para tejer, leer o hacer gimnasia", más claro échenle agua), así que la previsible solución encontrada fue prohibir fumar también en ese lugar, y de ese modo poder decirle a la gente, fumadora o no, que no tiene derecho a permanecer allí. Esto implica, obviamente, un acto de discriminación hacia los fumadores, pero desde el punto de vista patronal es preferible recortar los derechos de una minoría (máxime pudiendo hacer referencia a una corriente de opinión internacional y recientes leyes municipales) que encarar a una mayoría que enarbola en su defensa el ser discriminada.

Por otra parte, hace un par de semanas también recibí una nueva notificación acerca de la política sobre el uso de internet, que muestra una única modificación con respecto a la anterior: donde había una definición muy general ahora especifica más claramente "descargar programas, archivos de audio, video, etc." Consultando informalmente a la gente de Sistemas me informaron que este cambio responde a que algunos estaban usando la web para bajar cosas muy pesadas y eso perjudica el funcionamiento de la red local en general. Yo sabía, por ejemplo, aunque lo callé, que uno de los habituales y gritones no fumadores invasores del patio descargó un pesadísimo programa que le posibilita operar desde la computadora del trabajo la de su casa, algo que no usa para ninguna utilidad práctica y se limita a ser un novedoso juguete; no puede haber sido casualidad que poco después de esto ocurriera aquello. La notificación vino acompañada esta vez por la instalación de un programa que bloquea algunas páginas (en realidad es un aviso de que ingresar a ese sitio se contrapone a la "ética y valores de la empresa" y permite acceder igualmente cliqueando en un link, pero supongo que dichos clicks quedarán registrados y serán revisados regularmente). Ese aviso me aparece cuando quiero entrar a este blog, cosa que hacía una vez cada tanto y, si no tenía nuevos comentarios (pueden ver que no es un blog muy comentado), me insumía apenas unos segundos (mirar la cifra y salir) y en caso contrario un escaso minuto para leerlo. La curiosidad me llevó a probar con las más variadas y disímiles páginas, algunas de ellas repletas de posibles downloads, y el cartel únicamente me apareció en las que tienen extensión "blogspot.com". No juzgo el criterio, o la falta de criterio, de quien haya realizado esa selección, pero no entiendo cómo contribuye a solucionar el problema que se declara como causa de la implementación.

En resumen: no puedo fumar porque otros hacen huevo en el patio, no puedo revisar mi blog porque otros hacen huevo en internet y en el futuro, supongo, no podré abandonar mi pequeña oficina para ir al baño porque otros hacen huevo en los pasillos... Lo que se dice una brillante y eficiente política de administración del personal.

domingo, junio 10, 2007

El mito del libro

Leyendo la página de alguien que dejó varios comentarios soberbios (en cuanto a su actitud, no se confundan de acepción) en un blog amigo, encuentro que entre sus planes para este año incluye "compilar los textos de este blog [...] y ver si publico algo". ¿? Eso me llevó a desempolvar viejas reflexiones sobre el concepto de publicar o hacer público y sobre qué es inédito y qué no lo es.

Recordé que hace un tiempo me había hecho meditar en ese mismo sentido la reseña de libros que ofrece Clarín, que cada tanto reviso más que nada para observar cómo en la publicidad editorial se mezcla y equipara a Noam Chomsky con Luis Majul y a Woody Allen con Lola Copacabana. Esta última es una joven blogger a quien, según ella declara, fueron a buscar para ofrecerle reproducir sus posts en formato de libro. Curioseando en su blog encuentro que éste no es de corte periodístico, ni poético, ni ficcional; se trata del típico blog estilo diario personal que tanto abunda en la web. Baste como ejemplo la última entrada subida al momento en que esto escribo: "Me voy [es el título] De vacas. Muah." Según pude averiguar la edición impresa no suma nada a la edición informática sino que al contrario resta: no figuran en aquella las fotos (caseras, principalmente de su hija o de ella misma frente al espejo) que en ese tipo de blogs son parte integrante e inalienable de los mismos.

No me interesa emitir aquí opinión sobre el blog de Lola ni tampoco analizar por qué se eligió, si acaso fue así, el de una chica bian de zona norte y no otro similar de alguna chica menos privilegiada en lo social y económico, sólo intento seguir la pista de ese prejuicio que propone que un libro, por sólo su formato, implica un valor agregado a lo que sea que éste contenga. Ella misma, en una entrevista que transcribe, parece adherir a ese prejuicio aunque a través del desprecio: al ser inquirida sobre el aporte de los blogs a la literatura lo define como "nulo" para agregar que "la literatura apesta" y supone que la elección de la editorial fue "porque escribo bárbaro y no tengo las pretensiones, frustraciones y la pose naba de la gente que estudia Letras". Quisiera aclarar -a ella, a su entrevistador y a todos- que literatura es el prospecto de Hepatalgina y también el mal traducido manual de instrucciones de un electrodoméstico chino, y que los blogs no pueden dejar de aportar a la literatura porque son, lisa y llanamente, literatura. Otra cosa es el juicio de valor que hagamos de cada texto: eso es algo subjetivo y personal en lo que no tendría que incidir el formato mediante el cual nos lo presentan, y es un mito que el del libro sea una instancia superior a cualquier otra.

Unos meses atrás escribí un post acerca de la música y sus diversos soportes, hoy debo aplicar conceptos análogos y afirmar que algunos de los mejores pasajes literarios que he conocido no los he leído en un libro sino en una servilleta de bar garrapateada o pintados en alguna pared suburbana. Más allá del abismo que haya entre Chomsky y Majul el soporte de sus textos me nefrega, y si todas estas pavadas que vengo publicando en este sitio desde octubre de 2005 estuvieran impresas en papel y entre dos tapas de cartón no serían por eso más dignas ni más respetables, en modo alguno.

lunes, junio 04, 2007

Yo, ignorante

Hoy charlaba con una compañera de trabajo que ayer fue presidenta de mesa en las elecciones porteñas (no, no voy a hablar de su ominoso resultado) y me comentó que, al hacer el escrutinio, lo más tedioso había sido remendar las boletas rotas. "¿Qué decís?" –pregunté­- "Las boletas rotas hay que impugnarlas". "No, para nada, se juntan los pedacitos y el voto es válido"...

Asombrado, busqué información en la página del Ministerio del Interior y encontré que, efectivamente, para que el voto sea nulo hace falta:
d) que el sobre contenga una boleta oficializada que por destrucción parcial, defecto o tachaduras, no contenga, por lo menos sin rotura o tachadura, el nombre del partido y la categoría de candidatos a elegir (por ejemplo, “elección de senadores nacionales”).
De acuerdo a esta norma, que aparentemente fue modificada y no publicada masivamente, ni siquiera hace falta que estén todos los pedazos (quedaría a la libre interpretación de la autoridad competente si "una boleta" significa que ésta esté completa); con que haya quedado intacta la parte superior del encabezado alcanza y sobra para que el voto sea válido.

En las últimas elecciones presidenciales, si esto ya estaba en vigencia, yo voté por alguien pero no sé por quién, ya que al ser mi intención que mi voto fuera impugnado no recuerdo en absoluto cuál fue la boleta que rompí e introduje en el sobre. No es que crea que mi voto valga algo, descreo totalmente del sistema electoral, pero no deja de producirme cierta inquietud esa situación. Dicen que mal de muchos es consuelo de tontos, lo que es una verdadera tontería, y el comentario de mi compañera me sugiere que es mucha la gente que, como yo, desconoce esto y rompe boletas con la intención de que su voto sea invalidado (claramente no hay otro motivo para romperlas) y otorga ese voto a algún candidato, tal vez escogido por el más puro azar o incluso, por qué no, tratando de expresar un repudio en particular (aunque el voto fuera igualmente nulo, la persona podría sentir interiormente que no es lo mismo romper la boleta de un candidato que la de otro).

La pregunta del millón sería: ¿Cuántos porteños habrán roto boletas del PRO? (¡Caramba, terminé refiriéndome al ominoso resultado!)

viernes, junio 01, 2007

What a wonderful world

No suelo publicar una entrada con el único fin de incluir un enlace, pero en febrero yo me había referido a este caso, molesto con las presiones del lobby católico y otros sectores reaccionarios, y luego le perdí el rastro porque ningún medio volvió a mencionarlo. En su comentario a aquel post Maun se mostraba indignada porque el violador (o el denunciado, no quiero que me demanden) continuara en libertad.

Hoy, más de tres meses después, me encuentro con esta noticia... No puedo agregar nada más porque sólo se me surgen puteadas.