sábado, junio 16, 2007

Políticas empresariales

El miércoles recibí una notificación acerca de que la empresa donde trabajo se convertirá en "libre de humo". En la práctica esto significa que ya no se podrá fumar en el único patio interior, a cielo abierto, en el que estaba permitido hacerlo. El texto, redactado por el nuevo jefe de Seguridad e Higiene, un fanático fascista que no acepta discutir ni argumentar sus posturas, es una sarta de amenazantes frases efectistas y apocalípticas. Ese documento me alteró tanto que no pude evitar refutarlo punto por punto en un mail masivo que envié ayer por la mañana (y sí, suelo hacer esas cosas). El efecto de ese correo fue bastante positivo, ya que al menos me aclaró puntualmente cuáles son los motivos de la empresa y el objetivo que persigue. Tanto mi jefa como una compañera de Recursos Humanos, por separado y sin consultarse entre sí, me informaron que a la dirección de la empresa le importa muy poco si yo fumo o no, y que el discurso de aquel sujeto (a quien según me cuentan, en la reunión de jefes donde se expuso esta medida, hubo que pararle el carro porque planteó que "el objetivo del programa no debería ser que los empleados no fumen en el trabajo, sino que todos dejen de fumar definitivamente", a lo que le repusieron que eso sería inmiscuirse en la vida privada de las personas y que a la empresa no le incumbe lo que hagan los empleados fuera del horario laboral, haciéndolo callar por el momento pero no, con seguridad, cambiar de idea) es simplemente una fachada.

Tal parece que el problema que se intenta resolver es el que yo vaticiné hace seis meses aquí mismo, a veces no quisiera ser tan acertado en mis predicciones. En aquel post contaba que desde que se habilitó ese patio para fumar, comenzó a llenarse de no fumadores que iban a tomarse un recreo; ese fenómeno, como yo preveía, continuó incrementándose hasta llegar a un descarado abuso. Hoy en día es común encontrar grupos de muchas personas que incluso forman rondas sentados en el piso, y si pasa por allí un directivo o un gerente no parecen mosquearse, después de todo si ellos pueden salir a fumar por qué nosotros no podemos hacer un picnic. La empresa tenía la posibilidad, por supuesto, de aclarar que ese lugar era sólo para fumar un cigarrillo y volver al trabajo, no para otra cosa, pero sospechaba que iba a encontrarse con un mayoritario planteo por discriminación (de hecho, la respuesta a mi mail de la jefa de uno de esos grupos, que todos los días se instala a gritar y a carcajearse allí en el horario en que ella almuerza, dice que "es injusto que algunos puedan tomarse tiempo en el horario laboral para fumar y los que tenemos otros gustos no podamos usarlo para tejer, leer o hacer gimnasia", más claro échenle agua), así que la previsible solución encontrada fue prohibir fumar también en ese lugar, y de ese modo poder decirle a la gente, fumadora o no, que no tiene derecho a permanecer allí. Esto implica, obviamente, un acto de discriminación hacia los fumadores, pero desde el punto de vista patronal es preferible recortar los derechos de una minoría (máxime pudiendo hacer referencia a una corriente de opinión internacional y recientes leyes municipales) que encarar a una mayoría que enarbola en su defensa el ser discriminada.

Por otra parte, hace un par de semanas también recibí una nueva notificación acerca de la política sobre el uso de internet, que muestra una única modificación con respecto a la anterior: donde había una definición muy general ahora especifica más claramente "descargar programas, archivos de audio, video, etc." Consultando informalmente a la gente de Sistemas me informaron que este cambio responde a que algunos estaban usando la web para bajar cosas muy pesadas y eso perjudica el funcionamiento de la red local en general. Yo sabía, por ejemplo, aunque lo callé, que uno de los habituales y gritones no fumadores invasores del patio descargó un pesadísimo programa que le posibilita operar desde la computadora del trabajo la de su casa, algo que no usa para ninguna utilidad práctica y se limita a ser un novedoso juguete; no puede haber sido casualidad que poco después de esto ocurriera aquello. La notificación vino acompañada esta vez por la instalación de un programa que bloquea algunas páginas (en realidad es un aviso de que ingresar a ese sitio se contrapone a la "ética y valores de la empresa" y permite acceder igualmente cliqueando en un link, pero supongo que dichos clicks quedarán registrados y serán revisados regularmente). Ese aviso me aparece cuando quiero entrar a este blog, cosa que hacía una vez cada tanto y, si no tenía nuevos comentarios (pueden ver que no es un blog muy comentado), me insumía apenas unos segundos (mirar la cifra y salir) y en caso contrario un escaso minuto para leerlo. La curiosidad me llevó a probar con las más variadas y disímiles páginas, algunas de ellas repletas de posibles downloads, y el cartel únicamente me apareció en las que tienen extensión "blogspot.com". No juzgo el criterio, o la falta de criterio, de quien haya realizado esa selección, pero no entiendo cómo contribuye a solucionar el problema que se declara como causa de la implementación.

En resumen: no puedo fumar porque otros hacen huevo en el patio, no puedo revisar mi blog porque otros hacen huevo en internet y en el futuro, supongo, no podré abandonar mi pequeña oficina para ir al baño porque otros hacen huevo en los pasillos... Lo que se dice una brillante y eficiente política de administración del personal.

6 comentarios:

Chiru dijo...

y si el personal no está feliz, ya sabemos cómo termina el cuento...

1+ dijo...

Chirusa: es que la mayoría del personal sí está feliz, porque no fuma ni lee blogs, y va a seguir haciendo picnics y bajando boludeces a piacere... así es la democracia. Un beso.

Cinzcéu dijo...

Una frase clave es: "a la dirección de la empresa le importa muy poco si yo fumo o no". Supongo que a ninguna dirección empresaria podría importarle en serio esa boludez. Pero ocurre que lo "libre de humo" cotiza bien, se suma a programas de calidad y posiciona como empresa de punta. Lo que de verdad importa no es que nadie fume en un patio sino que se certifique el "libre de humo" y más o menos se exhiba como fachada (en ambos sentidos, claro).
Siempre me pregunté cómo se evita que un tipo se meta en el baño, se siente al inodoro y se fume un cigarrillo. ¿Ponen cámaras como en GH Famosos? ¿Apelan a una red de ortibas oledores? ¿O se anulan definitivamente los retretes? "Si querés cagar estás en tu derecho, pero cagá en la calle o en tu casa". Ese olor también es bien molesto y no sé por qué habrían de olerlo quienes deben entrar a ese espacio público, por ejemplo, para hacer un picnic.
Sobre los vagos, inútiles y/o mal paridos que se atribuyen el derecho a hacer huevo (huevo "libre de humo", eso sí) no tengo nada que decir. Y lo de la restricción a blogspot.com es lisa, llana y reverenda estupidez: es como impedir leer en la oficina diarios terminados en "ín" pero no en "ón" o en "12".
Lo lamento y espero que la cosa se relaje por simple desinterés patronal.
Un abrazo.

1+ dijo...

Cinzcéu: La cosa se va a relajar, sin duda. En la conversación que tuve con mi jefa me dijo que ella propuso que los empleados pudieran salir a fumar a la calle, a lo que se opuso el jefe de S&H, pero que si intentan apercibirme por hacer eso cuento con todo su apoyo como gerente de mi sector y jefa directa para impedirlo. ¡Aguante Gallega!
El ejemplo que usás sobre los diarios es exacto: en mi investigación comprobé que no debería entrar a blogspot pero no habría problemas con blogia, blogsome, etc.
En cuanto a los métodos de control, se basan en los "ortibas oledores" (o de otro tipo, pero ortibas): todo sistema fascista promueve la delación y siempre encuentra muchos alegres delatores. He sabido que en planta alguno sacó fotos con su celular en el vestuario para acompañar una queja a RRHH de que otros compañeros "se portaban mal"...
Sobre los que se atribuyen el derecho a hacer huevo, la chica de RRHH fue muy clara: "con estas cosas siempre pagan justos por pecadores pero no hay salida, si todos fueran responsables como vos no haría falta ninguna medida, pero la mayoría son irresponsables que actúan como nenes y no queda otra que tratar a todos como a nenes". Baste como ejemplo el perfil del que bajó el programa que menciono en el post: tipo de veintilargos de clase media alta, actitud totalmente adolescente ante la vida (se niega a establecer relaciones afectivas porque perturbaría su modo de vida: salir de levante todos los fines de semana y en su defecto frecuentar cabarutes), los padres le dieron auto propio apenas tuvo edad para el registro y le bancaron toda su carrera universitaria sin trabajar, recién buscó su primer empleo hace un par de años (que es éste, me cago en mi suerte) y se la pasa quejándose ante gente como yo, que toda la vida la yugamos desde abajo, de que sus tareas y su sueldo no coinciden con sus diplomas ("yo estoy haciendo un master") razón por la cual, en protesta porque el mundo no le da lo que él cree merecer, hace huevo todo el santo día y no deja de molestar a los demás. A propósito: jamás fumó y no lee blogs ni ningún tipo de literatura, su uso de internet se centra en los jueguitos de video (siempre que paso por su escritorio tiene alguno abierto). ¿Y se supone que "no hay otra salida" a que yo pague por su irresponsabilidad? En fin, no sigo porque me va a subir otra vez la presión.
Un gran abrazo.

Grismar dijo...

Ya que la campaña antitabaco se basa en los 4 mil y pico de venenos que se supone que tiene un cigarrillo podrías cortar por lo sano, fumá en la oficina y cuando te peguen un grito deciles: no hay veneno, es un porro. Un beso.
P.D.: estoy empezando a sospechar que toda esta campaña está armada por los narcos, cuando prohíban del todo el tabaco van a apurar la ley de legalización del faso.

1+ dijo...

Grismar: Muy buena idea. Inclusive respirar ese otro humo podría abrirle un poco la mente a míster S&H... aunque lo dudo. Un beso.