miércoles, febrero 22, 2006

Historia II

[Viene de acá]

7

Erradicados esos brotes progresistas
y de espaldas al vastísimo interior
la ciudadela no podía estar mejor
para lograr sus propias metas egoístas.

Se endeudó comprometiendo en el empeño
el patrimonio de un país imaginario
en el que era natural ser unitario
cuando el único interés era el porteño.

La presunción de orden y paz resultó breve
ya que pronto el paisanaje se alzó en armas
por la miseria y detrás de sus caudillos.

Este hecho incómodo puso de relieve
que hasta no haber neutralizado esas alarmas
no sería tiempo de llenarse los bolsillos.

8

La guerra que siguió fue cruel e intensa
y el arbitrario asesinato de Dorrego
legitimó las sucias reglas de ese juego
donde la sangre con más sangre se compensa.

En este ambiente asumió el Restaurador
–y la reacción a que el nombre hace referencia–
quien decretó una obligada coincidencia
que frente al caos representaba el mal menor.

Pero como restaurar es tarea eterna
y es imposible un statu quo infinito
así también le vence el plazo a los tiranos.

Finalizada su tenaz gestión externa
el terreno quedó llano y expedito
para que Londres "civilice" a cuatro manos.

9

Cuando Urquiza consiguió vencer a Rosas
convocó a una asamblea constituyente
que por supuesto lo eligió a él presidente
pero sin variar el fondo de las cosas.

Como siempre soberbia y altanera
la ciudad se escindió en forma espontánea
de la Confederación mediterránea
incluso antes que la unión se produjera.

Y aunque esa situación estuvo a punto
de originar un Uruguay occidental
éste acabó por imponer sus condiciones.

Las tratativas que zanjaron el asunto
no fueron gérmenes de conciencia nacional
sino una serie de sobornos y traiciones.

10

Una vez asegurado el objetivo
de dominar desde el puerto el territorio
se planteó como propósito accesorio
que ningún opositor quedara vivo.

Se ejecutó sin proceso a mucha gente
que según nos enseñaron en la escuela
del mismo modo que al Chacho o a Varela
se cataloga como a simple delincuente.

Y al fin lo de "pasarse de la raya"
se hizo gráfico al lanzarse a una invasión
junto al imperio esclavista del Brasil.

De la increíble iniciativa paraguaya
con buena industria y mejor distribución
quedó un patético satélite servil.

11

Pero tantas precauciones fueron vanas
y los porteños descubrieron el problema
de que por lógica inherente a ese sistema
el control pasaba a manos provincianas.

Y aunque no lo aceptaran todavía
su gobierno cada vez en mayor grado
devino jurisdicción de un nuevo Estado
que recortaba su anterior autonomía.

Luego ya no fue posible echarse atrás
cuando después de la reforma del ochenta
la federalización se hizo efectiva.

No pudieron refugiarse nunca más
en la cuestión de la aduana y de su renta
como estrategia política extorsiva.

12

A partir de aquel momento es sólo una
la suerte para el país y la ciudad
aunque en virtud de su capitalidad
ésta siguió siempre trampeando la fortuna.

También cambió el elenco de la historia
al recibir en multitud de cargamentos
–triste broma para Alberdis y Sarmientos–
lo que Occidente despedía como escoria.

Porque faltaba en la visión de esos profetas
que al comprar las herramientas del progreso
se importaban sus tensiones y conflictos.

El gringo obrero trajo masas más inquietas
y empecinado en morirse y en caer preso
no encuadraba en ordenanzas ni en edictos.

[Continúa acá]

4 comentarios:

Grismar dijo...

(seguiré esperando)

Cinzcéu dijo...

Yo también esperaré nuevas entregas pero confieso que, eso de que cada capítulo de esta Historia termine con la promesa de que "continuará", me deprime un poco...

1+ dijo...

Grismar: Gracias por la paciencia.

Cinzcéu: Lamento informarte que, aunque mi serie termina en la próxima entrega, esta historia continuará y continuará y continuará...

Cinzcéu dijo...

Qué pena. Ahora también decime que los Reyes son los padres...