sábado, marzo 22, 2008

No se ofenda nadie

La gente se ofende o, para decirlo mal pero más claramente, la gente se me ofende y yo no sé por qué. Me ha ocurrido eventualmente en conversaciones orales pero es mucho más frecuente en intercambios por escrito, en donde suelo explayarme a gusto y ser más específico. Sucedió algunas veces en este medio, con comentarios en blogs, pero eso es más comprensible dado que la amplitud de temas y estilos hace posible una mayor variedad de lecturas del mismo texto, pero lo llamativo es que me pasa constantemente con la correspondencia de índole laboral. ¿Cuántas oportunidades de ofender puedo tener mediante el frío y distante lenguaje formal con el que relleno el espacio entre un "Estimado" y un "Atte."?; tal parece que muchas. Como ya dije, no entiendo por qué, pero obviamente fue objeto de mi análisis.

1) Una pista me fue facilitada por quienes, sin llegar a ofenderse, me contestan con buena onda. Veamos: cuando yo escribo "Esto es así y eso otro es asá, y me parece muy importante no perder de vista esa diferencia" alguno me contesta "Bueno, pero no te enojes" [¿?] o bien si pongo "Este problema puede llegar a agravarse, y los motivos son éste, aquel y el de más allá" otro me responde "Tenés razón, estoy de acuerdo, pero no arreglamos nada con esa bronca" [¿¿??]. Creo que se trata de una cuestión cultural: cuando yo trato temas serios (como los problemas laborales) adopto, coherentemente, un tono serio, y parece que en esta sociedad signada por el modelo Tinelli- Marley- etc., se da la ecuación Ponerse serio = Estar enojado; es inútil, según mi experiencia, tratar de explicar la diferencia entre ambas actitudes.

2) Por otro lado, sospecho que la gente no soporta que uno argumente (y mucho menos que documente) sus afirmaciones. Supongo que se debe a que no les interesa en lo más mínimo leer -ni escuchar- por qué uno dice lo que dice, y espera simplemente una breve lista de tips al estilo "Encienda/ Use/ Apague". Así, llevándolo al extremo, si uno envía "El cielo es azul" todo el mundo se sentirá feliz y contento y comentará qué tipo ubicado y sabio es el remitente, pero si en cambio uno elige "El cielo es azul y, además de la accesible comprobación empírica, pueden consultar el conocido tratado sobre refracción lumínica de Fulanov & Menganosky" enseguida se alzará un airado coro de gente ofendida: "¡Eh, ¿qué te pasa?!" "¿Quién te creés que sos?" "¡Andá a la chacón de tu naherma!" y otros bonitos giros retóricos.

3) De nada sirve (escaparse de uno mismo y tampoco) intentar aclarar de entrada que uno no tiene intención de ofender: lo único que logra es darle letra al futuro ofendido. Hace poco fuimos consultadas unas pocas personas, a las que nos incumbía el tema, sobre qué operatoria seguir con respecto a cierto cambio novedoso en la rutina comercial de la empresa. Un gerente de otro sector dio su opinión y yo, que no ostento ningún cargo pero soy recurrentemente consultado, le respondí que su proyecto era inaplicable, refutando cada ítem con una detallada argumentación e incluso dando ejemplos hipotéticos de cómo las cosas resultarían mal de ese modo. En vista de experiencias anteriores cerré con la frase "Todos estos aportes sólo tienen intención de sumar, y no puedo ni quiero discutir decisiones gerenciales que están más allá de mi competencia". Está claro, ¿no? No: al rato el quía me contesta (ofendido, claro) y comienza con "¡No voy a discutir decisiones gerenciales!" Este... ¿eso no te lo dije primero yo a vos? En fin.
(Nota: de más está decir que se aplicaron mis sugerencias.)

4) Tratando de entender (siempre trato de entender, es un vicio crónico) la reacción del punto anterior, pensé que tal vez se había leído ironía donde ésta no existía, y eso me hizo pensar en la situación inversa: no hay caso en intentar matizar la seriedad -para que no se lea como enojo, según el primer punto- con alguna observación irónica, ya que casi nadie la cazará. En muchos casos se debe a una supina ignorancia sobre el tema en cuestión (algunas personas de confianza se me han acercado para preguntarme de qué carajo estaba hablando) pero más en general creo que remite a que la gente mantiene una constante actitud defensivo- paranoica ante la que cualquier ironía les resbala como el sudor en la frente. Siendo así, esto sólo empeoraría las cosas... si acaso pudieran estar peor.

En resumen, tal vez la moraleja sea: "Decí lo que quieras... Digas lo que digas alguno se ofenderá".

***
Al menos temporalmente cambié la canción del blog; y es que estas líneas me hicieron recordar los versos de Cave, aunque nuestras motivaciones sean distintas: "It ain't that in their hearts they're bad [...] but that's just bullshit: People just ain't no good".

5 comentarios:

Chiru dijo...

si, se TE ofenden.

Quizás porque tenés una manera muy particular de dar tu punto de vista (el que no usa la mayoría de la gente) que es un punto de vista de lo más...

¿cómo decirlo sin que te ofendas? :þ

CRUDO

(creo que esa es la mejor palabra que se me ocurre)

No sos de los que soban el lomo.
No sos de los que aplauden las pelotudeces.
No sos de los que gastan elogios inmerecidos.
No sos de los que dan la razón ni siquiera por cariño.

Sos de los que dan SU punto de vista le guste a quien le guste o viceversa, y eso, tiene para mi, el valor de la sinceridad, cruda a veces, molesta (cuando uno quiere escuchar lo que quiere escuchar y no otra cosa) pero más válida que la palmada en la espalda.

Es valioso, porque es lo que más escasea y en definitiva, el punto de vista que nos nutre.

(sí, sonó bastante a franela, pero creeme que aún así, es lo más sincero que tengo)

Y te aclaro, que muchas veces, me has escrito lo que no quería leer, y sin embargo más allá de la "molestia" que eso pudo producirme, supe que la honestidad de una opinión de alguien que puede sostener su punto de vista, vale más que el golpecito en la espalda...

Grismar dijo...

Creo que hay infinitas posibilidades de ofender en un lenguaje formal. La ofensa, cuando no es explícita, depende de una supuesta intención interpretada por el otro, por lo tanto es casi imposible de definir. Y muchas veces esa ofensa es una reacción a la frustración o la impotencia. Lo que nos "ofende" es el disenso,o el cambio del objeto de ese disenso. Si te digo "eso es una pelotudez" y vos leés que te estoy diciendo que sos un pelotudo, seguramente te ofenderás, y, peor aún, esa ofensa hará que no escuches los por qué de mi opinión.
Si se da la ecuación Ponerse serio= estar enojado (que sí, se da) en todo caso el enojo de uno no debería considerarse una ofensa hacia el otro, o seguimos mezclando los tantos. Si uno manda una serie de tips indicativos tampoco está libre de "ofender", ya que más de uno diría "qué te parió, podías al menos preguntar qué opino". Respecto del caso puntual que contás, no sé, yo suelo comenzar alguna argumentación que disienta con otra con una suerte de anáfora, sólo como pie. O bien, si usó los signos de exclamación, la ironía pudo estar en él, algo así como "menos mal que no ibas a discutir decisiones gerenciales", y es el resto del texto lo que indicaría si hay ofensa o retruque argumentativo (que imagino que no hubo, por lo que contás). De todos modos, si aplicaron tus sugerencias, alguien lee.
Digas lo que digas alguno se ofenderá, sin duda, de hecho a mí me ofenden los que siempre dicen "qué lindo" o "tenés razón", por lo tanto soy parte se ese "algunos". Dime qué te ofende y te diré quién eres. Un beso.

SirThomas dijo...

Es que a la gente, o a la mayoría, no le gusta, se siente incómoda, se molesta, cuando le hacen ver sus errores, así sea para mejorar la productividad en el trabajo, haciéndoles ver que tal o cual cosa no se hace de tal o cual manera sino de una forma en particular.

A mi me pasa en el trabajo eso. Como estoy a cargo de algunas cosas, se lo tengo que hacer ver a otros y por más que uno intente de decirlo de la mejor manera posible, se molestan.

Y por otro lado, con respecto a lo de la ironía; es llamativo cómo la gente interpreta algo totalmente diferente a lo que uno dijo :S, siendo que uno no está siendo irónico sino que lo está diciendo de manera literal (o lo contrario a irónico, como se dice?) el otro muchas veces cree ver una ironía dodne no la hay y entonces se enoja.

Saludos.

Cinzcéu dijo...

En primer lugar, me identifico 100% como víctima del fenómeno. Estos temas me apasionan tanto como me indignan y me exasperan, razones por las cuales quizás me extienda un poquito (sin abusar).
Hablás de rellenar "el espacio entre un 'Estimado' y un 'Atte.'". ¿Los maíls laborales que recibís empiezan y terminan así? Los que yo recibo, jamás; suelen no tener encabezamiento (excepto un eventual "Hola") y suelen no tener cierre (excepto un eventual "Saludos" o "Slds"). En tal marco intertextual, "un 'Estimado' y un 'Atte.'" bien pueden resultar ofensivos en sí mismos; pueden leerse como imposición sarcástica de una fórmula pomposa.
Es obvio que "Ponerse serio= Estar enojado". Basta dar un vistazo a la comunicación contemporánea, particularmente mediática y específicamente a la publicidad. Lo serio es igual a lo amargo y lo amargo es lo contrario a lo divertido, relajado, liviano y disfrutable. Lo serio es el demonio en este nuevo paradigma neo-medieval. Cambió el sentido de lo blasfemo: hace mil años iba contra las sagradas escrituras; hoy va contra contra la hueca e inmediatista liviandad... que predican otras sagradas escrituras, mayormente audiovisuales.
"La gente no soporta que uno argumente" y en esto coincido por completo y agrego: la gente no tiene puta idea (ya no digo teórica sino práctica) de qué es argumentar. La gente considera que argumentar es diferenciarse, es ponerse en un lugar distinto, es hacer alarde de uno, es discriminar al otro, es apelar a un saber pedante ("¡Eh, ¿qué te pasa?!" "¿Quién te creés que sos?") y, por lo tanto, es ofender.
Ahora bien, los fenómenos de tipo "psicológico" por los cuales la mayoría de la gente hoy se siente ofendida, juzga una intención ("una supuesta intención interpretada por el otro, por lo tanto es casi imposible de definir" como bien dijo Grismar) o se incomoda y molesta cuando se le señalan errores y/o crudos y distintos puntos de vista, a mi juicio se basa en un problema central: el empobrecimiento extremo del lenguaje; su reducción a un puñado de palabras que significan casi nada y combinadas según estructuras sintácticas degeneradas.
Es mi experiencia docente (que se agrava año tras año) en mi contacto con adultos que han optado estudiar Ciencias de la Comunicación en la UBA: se ofenden y molestan porque desconocen el lenguaje y juzgan desde su pequeño saber; no pueden analizar la comunicación porque la consideran subproducto de sus "intenciones"... o de las de otros. No son peores que la sociedad que los produce; una sociedad de gerentes incapaces de leer un mail.
Un abrazo.

Ju dijo...

Como bien dijeron Cinzceu o como se escriba el nick (:P) y 1+, la ofensa es producto de quien se enfrenta a alguien que puede argumentar sus opiniones. Digo, hoy en día cualquiera "sabe algo de todo", es decir: no sabe mucho de todo, es decir: picotea de lo que escucha, es decir: no tiene la más puta idea de lo que está hablando. Y los hechos siempre me demuestran que les irrita que alguien venga y los corrija o les de una opinión que defenestra la suya.
Justamente, porque ese otro, una de dos: o admite que ninguno de los dos tiene la más remota idea; o tiene fundamentos para pensar distinto.

Y en los ámbitos laborales (yo no laburo, pero desde hace AÑOS soy voluntaria en una ONG), pareciera que a veces se trabaja para el ego de los empleados y no por el bien de la empresa/organización. Y si alguien tuvo una mala idea, no se puede dar una opinión distinta y hasta mejor. Yo creo que la clave está en el debate, y si alguien no tiene fundamentos, es imposible el debate.

(Aparte, es horrible que alguien te ponga en el lugar de la ignoracia. Es horrible, pero solo cuando te ponen en tal horrible lugar, solo en ese momento te ponés las pilas. O te callas la boca, directamente)

Y como dice la ultima linea: siempre alguien se ofende.