martes, marzo 14, 2006

Y mañana serán gerentes

Cuando era mucho más joven estudié programación Clipper. Con los avances tecnológicos y la irrupción de Windows pensé que aquel aprendizaje no me iba a servir para nada pero ahora me doy cuenta de que esos conceptos, como que un loop sin cerrar o una variable sin definir provocan que se cuelgue todo el programa, sintetizados por mi profesora en la frase "la máquina es estúpida y nunca sobrentiende nada", me sirven también para tratar con seres de apariencia humana.

La semana pasada me reintegré al trabajo después de mis vacaciones. Esta vez fui, teóricamente al menos, remplazado por una persona que jamás lo había hecho antes. Su perfil: hombre de treinta y pico de años que vive con sus padres, estudiante avanzado de ciencias económicas en una prestigiosa y carísima universidad privada (el uso de la "u" minúscula es adrede), hace poco recibió un aumento de sueldo diferencial en vista, presumo, de sus capacidades personales, viste impecable y variada ropa de primera marca y suele regresar de sus propias vacaciones con souvenires de lugares lejanos y de moda.

El hecho es que no había encontrado a mi regreso tanto trabajo atrasado en ninguna oportunidad anterior. Tratando de encontrar una explicación descubrí, por ejemplo, que muchas facturas de proveedores no habían sido pagadas porque no contaban con su respectivo remito. Conversación al respecto: "¿Qué pasó con esto?" "No están los remitos." "Martín, ¿No te dije que en este bibliorato, que en el lomo dice REMITOS, están los remitos que esperan su factura?" "Sí, sí, pero ahí no los encontré." "Pero si acá están..." "... Ah... ¿Tan atrás?" "Martincito, ¿no te das cuenta de que están en orden alfabético?" "... Ah... ... ¿Orden alfabético?... ¡Nunca se me hubiera ocurrido!!!"

Lo peor de todo es que lo conozco y no me está jodiendo (la prueba está en que al comienzo del bibliorato encontré los remitos que recibió durante mi ausencia en estricto orden de llegada, como la cola en un banco, como las ideas en la mente de un idiota). No se hace el vivo, no se está tirando a chanta: es simple y meridianamente pelotudo y tiene, sin embargo, un promisorio porvenir. Obviamente, teniendo en cuenta su hipotético futuro como jefe y mis conocimientos de programación, la responsabilidad es exclusivamente mía porque no sólo no le avisé del orden alfabético sino que no le dejé anotado el abecedario.

PD: Como aprendí de Kurt Vonnegut, no cambié el nombre del protagonista para proteger su identidad ya que la protección del inocente es mera cuestión de rutina celestial.

3 comentarios:

Cinzcéu dijo...

Me parece que Martín ascenderá velozmente porque por acción u omisión no paga a los proveedores lo cual es la máxima aspiración empresaria desde que se abolió (más o menos) el esclavismo. Ahora bien, suponiendo que sea estúpido (sólo suponiendo), además es un vago irremediable porque si busca un remito, no puede no buscarlo "tan atrás". Esa gentecita es la que hace este wonderful world.

Anónimo dijo...

Desde la publicación de gags de Bush muy en boga 2001/2004, que no que no me topo con la historia tan promisoria de un pelotudo.
beneficios de la posmodernidad.

Grismar dijo...

¿por qué será que los pelotudos siempre tienen más posibilidades de llegar a gerentes o presidentes? ¿habrá que redefinir la pelotudez?
Aparte ¿esa gentecita no es la que hace el Wild Wonderful World?