domingo, enero 28, 2007

El romance del Pancho y la Coca

Las fuentes de la inspiración son inesperadas y juro por lo más sagrado (y el síritu espanto) que cuando elegí esa mesa en el bar, al lado de la de esas dos chicas, no esperaba escuchar cómo una le contaba a la otra que "el Pancho" había dejado a "la Coca"... Increíble pero real.

Tipo humilde y sencillo era ese Pancho,
esos tipos que la yugan desde abajo,
transparente de verdad como si un tajo
mostrara su interior todo a lo ancho.

Muy bonita era la Coca entre bonitas
y tan dulce con su risa efervescente
(demasiado popular, decía la gente)
y casi siempre salía con papafritas.

Un buen día se encontraron como extraños,
él estaba caliente... y ella fría
pero él supo superar ese detalle.

Desde entonces andan juntos hace años
y es común verlos en mutua compañía
en los bares del barrio o en la calle.

2 comentarios:

Cinzcéu dijo...

Una joya, un hallazgo, un talento, una verdad de puro poema urbano. Un ejemplo de cómo un género viejo (el soneto) revive y se actualiza en los bares porteños. Y una ausencia en los catálogos oficiales de la poesía contemporánea: la de 1+ (perdón, me salió medio crítica literaria en revista de popular, pero en fin... yo creo en lo que digo, al menos esta vez).
Un abrazo.

Grismar dijo...

Wow, qué maravilla. Espero ansiosa la segunda parte, cuando la Coca lo descubre al Pancho diciendo "Paty, te quiero".
Besos
P.D.: un detalle respecto a ese comentario xenófobo ¿por qué "bares porteños"? acá en mi pueblo también se los ve juntos.