martes, noviembre 08, 2005

Desempolvemos viejos sonetos

... porque no estoy muy prolífico últimamente.

Que pasen cosas raras es normal
y por norma me pasa esta rareza:
si de pronto me invade la tristeza
percibo una invasión casi sensual.

Parece un beso amargo cuando empieza
y sigue una caricia tan glacial
que es difícil tomarla como tal
aunque no es otra su naturaleza.

Así el juego te arrastra hacia ese abismo
que borra la conciencia de uno mismo
salvo el hecho obsesivo de estar triste.

Y luego queda tu alma nada más
flotando entre lo que tal vez serás
y lo que irremediablemente fuiste.

1 comentario:

Cinzcéu dijo...

Está bueno.