viernes, noviembre 11, 2005

No estoy seguro

Hace años Dolina decía en un artículo: "Diariamente se nos propone como paradigma el hombre bien informado, que al parecer es un sujeto que conoce la cotización del franco suizo, las andanzas sentimentales de los cantores de boleros y los problemas que presenta el cultivo de papas en Balcarce". Eso es cierto, pero para encajar en ese modelo habría que tomarse el trabajo de investigar y clasificar demasiados datos y hay un camino más fácil: afirmar cualquier cosa, pero lacónicamente.

Yo soy curioso por naturaleza y tengo una cultura general relativamente amplia, pero me esfuerzo por presentar siempre mis opiniones dejando una puerta abierta a la duda. No estoy seguro de casi nada de lo que digo, salvo quizás "tengo hambre" o "tengo sueño", pero suelo tratar con personas para quienes la duda no existe. Una cara seria y una voz firme parecen ser suficientes argumentos para sostener las sentencias más inverosímiles sobre cualquier tema, desde táctica futbolística hasta macroeconomía pasando por psicología social o filosofía de las artes. Posiblemente hoy estén afirmando lo contrario de lo que dijeron ayer, pero tanto ayer como hoy ESTÁN SEGUROS, y ante el mínimo planteamiento delegan la responsabilidad de esa certidumbre: hay cosas "científicamente comprobadas" que las "dicen los que saben".

En esa actitud de defender huevadas mediante un tono académico hay algo que está muy mal... o tal vez, por supuesto, yo esté equivocado.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es el viejo tema de la seguridad manifiesta en una actitud, aún cuando de paso a las sentencias más insostenibles.
Ciertas personas de bajos recursos cognitivos (las más sostenía Nietszche; el vulgo) se convencen de un discurso determinado más porla forma que por el análisis minucioso de la cuestión. Lo que en términos de modernidad son los envases, que a la sazón hoy vienen cuadrados.Tetra pack. Entonces, a los dueños de los distintos discursos que surcan el planeta en busca de votos o apoyos a campañas como las de Irak y la otrora Vietnam, ¿podremos llamarlos tetra-thinkers instead of tank-thinkers?
Diego Popetti

Grismar dijo...

No podés dar un discurso creíble si no lo hacés desde la certeza, poner tono de "yo sé", generalmente acompañado de un esotérico supuesto de saberes que están más allá de los simples mortales es razón suficiente para creer y repetir. Cuanto más académico suenes, mejor, cuantas más palabras poco usuales uses, mejor, y terminamos comprando yogurt con cloruro de cinc porque eso suena serio, aunque todos los yogures lo hayan tenido desde que se inventó.
No tengo idea de por qué pero me hiciste acordar de Araujo, cuando relata un partido, cuando no da la cara a cámara, se llena la boca de "vamomuchacho que hoy tenemo que mojarrrr", "reventalooo al negrooo" y demás frases célebres, pero en cuando termina de relatar, y pasa a dar la cara como comentarista es un "señor" que analiza el partido como si estuviese hablando de existencialismo o el conflicto de Medio Oriente. Y en ambos casos es creíble, en ambos casos es el que sabe, porque el que sabe es el que mejor se posiciona en el discurso.

Cinzcéu dijo...

Está "científicamente comprobado" que la certeza tranquiliza el espíritu (¿hay una "ciencia del espíritu"?, no estoy seguro) y contribuye a la felicidad. Como decía Antonin Artaud: "Sólo el Loco está bien tranquilo" y como decía un viejo cómico: "Si quiere ser feliz, no analiz".