domingo, febrero 12, 2006

Ritos desagradables

"Yo sé que ahora vendrán caras extrañas con su limosna de alivio a mi tormento. Todo es mentira, es mentira ese lamento: hoy está solo mi corazón" cantaba Gardel hace añares y yo siempre estuve de acuerdo.

Nunca quise participar de ningún tipo de liturgia, pero la de la muerte me parece especialmente morbosa y me niego a ser una cara extraña más que lleve una limosna de alivio que sé que no va a servirle al deudo de consuelo e incluso podría ahondar su dolor: mi pequeño granito de sal sobre su herida. Sin embargo esto, como casi todo lo que hago, me ha traído algunos problemas porque se supone que es políticamente correcto cumplir con esos "compromisos" (las comillas se deben a que yo sólo me considero comprometido con respecto a lo que realmente prometí) y se presume de buena educación que en ese crucial momento aparezcan esos compañeros de trabajo que sabés que no te bancan y habitualmente te putean por la espalda y esos vecinos del consorcio que te hacen la vida imposible y te tratan como al hippie sucio del 1ºD, a los que de pronto se les ablanda el corazón y derraman sus lágrimas de cocodrilo sobre tu hombro mientras quisieras que te trague la tierra.

La gente a la que aprecio y que me aprecia sabe dónde encontrarme y sabe que siempre va a contar conmigo en todo y que siempre tengo listo un abrazo de contención para ellos cuando lo precisen, antes o después de sobrellevar su duelo, pero incluso ese abrazo sincero e incondicional es para mí un acto de amistad completamente privado que se diluye y se degrada en una forzada reunión social innecesaria. Gardel seguía cantando que "el carnaval del mundo gozaba y se reía", yo no me río de estas cosas pero tampoco presto mi colaboración para su puesta en escena.

5 comentarios:

Cinzcéu dijo...

Coincido en la poca vocación por participar de liturgias y, sí, la de la muerte es la peor. A veces es hipocresía y corrección política, otras auténtico interés solidario y buena onda. Muchos incluso se ofenderán si no le avisaron la muerte de Fulano lo cual obligaría a los deudos a ponerse a llamar a extraños o casi en el peor momento. Y algo que siempre me pregunto: fallece un compañero de trabajo y uno debería ir a saludar a la familia pero resulta que uno conocía al muerto y no a sus deudos. Como mínimo es raro.

Grismar dijo...

Más allá de adherir con profundo rechazo a todas esas liturgias, es interesante ver lo que dicen de cada sociedad los rituales con los que se enfrenta a la muerte.
Los problemas no corren sólo cuando no cumplís con el compromiso de hacer acto de presencia en el dolor ajeno, también cuando es propio. Cuando murió mi papá no lo velamos, por nosotros y por él, porque así lo decidimos todos, incluyéndolo. Hasta hoy hay quienes jamás nos "perdonaron". Allá ellos.

Anónimo dijo...

Yo por eso he pedido que me cremen antes de morir.

Grismar dijo...

Mono querido, mejor pedí que te cremen después de morir (perdón 1+)

Cinzcéu dijo...

[Es que es un Mono pseudomasoquista (perdón 1+)]