lunes, enero 30, 2006

¿El problema soy yo?

Ya es asunto viejo mi aversión por los celulares pero últimamente la publicidad sobre el tema me está resultando especialmente fastidiosa. Hoy recibí la factura de los teléfonos de la empresa donde trabajo y venía acompañada por un folleto que dice que el celular te acompaña también en tus vacaciones. La imagen muestra a un hombre en la playa, frente al océano, recostado en una reposera y... leyendo un mensaje de texto. Es lógico que si uno se traslada unos días a la costa, a las sierras, a las cataratas o a los glaciares en lugar de contemplar la naturaleza contemple la pantallita del maldito aparato, después de todo el paisaje lo puede observar una vez de regreso en una foto (en la pantallita del maldito aparato, por supuesto).

Mientras leía el folleto la radio repitió por enésima vez un anuncio de la misma compañía que ofrece unos minutos de crédito extra para emergencias. No sé si la publicidad refleja la estupidez de la gente o si la propicia con fines comerciales. El guión trata de una pareja a la que se le queda el auto en la ruta y él se desespera ante la total incomunicación en que se encuentran. Dice "estamos acá en el medio de esta lluvia, nadie sabe dónde estamos, no tenemos comida ni agua"... ¡Si estás en el medio de la lluvia sacá un recipiente por la ventanilla y tomá toda el agua que quieras, idiota! Claro que esas vulgaridades como tomar agua de lluvia sólo se le ocurren a una persona poco sofisticada que cuando va al mar mira el mar y cuando va a la montaña mira la montaña y no la pantallita del maldito aparato. ¿Que estoy muy repetitivo? Sí: maldito aparato maldito aparato pantallita pantallita.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Casualmente hoy me han comentado que a través de este artefacto mugroso y aún sin que se lo esté usando, se puede escuchar lo que uno habla, es decir que se lo utiliza como micrófono para captar y grabar conversaciones sin permiso. ¿Será cierto, digo yo? ¿Puede una oreja vigilante viajar en el bolsillo de la dama y la cartera del caballero, sin que lo sepamos...?
Yo, por la dudas me manejo con un piolín y dos latas.

Cinzcéu dijo...

Mi hipótesis es que no son celulares sino tamagochis y si no los manoseas todo el santo día se te mueren y cagaste.

Grismar dijo...

A mí me alucina la publicidad del celular que ofrece música en lugar del tono de llamado, la chica rayadísima por la tardanza de su pareja que se convierte en dulce en cuanto escucha el tema. ¿y si era número equivocado?