viernes, enero 23, 2009

Piña

-Che, tenemos que publicar algo.
-No hay nada.
-Acá hay algo, un pibe le pegó una piña a otro.
-¿Y qué hay con eso?
-El que se la comió se peinaba raro.
-¿...?
-¡Tribus urbanas, Rodríguez! Floggers, emos y todo eso. Le ponemos de título "Lo atacaron por ser flogger".
-¿Es flogger?
-Sos un denso, ¿"por parecer flogger" te gusta más?
-Bueno, dale, ¿cómo empezamos?
-Con un párrafo que diga que fue solamente su aspecto lo que motivó que lo atacaran a golpes.
-¿Golpes? Le pegó una sola piña, se cayó y se desmayó por chocar contra el piso.
-Y bueno, el puño y el piso son dos golpes: una "golpiza". Después seguimos con el mismo tema pero citando la versión policial, aclaramos que la fuente es el comisario porque eso le da más autoridad.
-Pero lo que dice la cana es que el pibe les contó eso... nada más.
-¿Y?
-Que no sabemos qué pasó. Esa excusa es la más fácil, ¿qué le va a decir a la cana: "El sábado me dio guita para que le compre merca, me la tomé y le di aspirina"?
-No podemos poner eso.
-¡Claro que no podemos poner eso! Lo estoy usando como ejemplo, capaz que se curtió a la novia del otro o algo así, ¿vos qué sabés?
-No rompas, Rodríguez, estamos con lo de las tribus. ¿A ver qué dijo la vieja? "El nene se peina raro y es muy boludo, pero buen chico".
-Eso no sirve.
-¡Todo sirve! Adelante le ponemos "la mamá confirmó que le pegaron por flogger", dos puntos.
-¿Me estás cargando? Si copiamos esa frase de la madre todo el mundo se va a dar cuenta que no confirma eso, ni nada.
-¿Pero vos quién te pensás que va a leer esto? A "le pegaron por flogger" lo ponemos en negrita y listo, después de la negrita va cualquier cosa, a nadie le importa.
-¿Y no será mucho?... después de todo fue una piña.
-No te veo futuro en esto, Rodríguez. Cerramos recordando a aquel otro pibe, ese que lo agarraron entre varios y terminó muerto: si vos cerrás el artículo hablando de una muerte, ¿quién va a ser tan hijo de puta como para decir que lo único seguro de todo esto es que un pendejo le pegó una piña a otro?

martes, enero 13, 2009

Somos nada pero somos

Alguna vez rebosaba de ideas para escribir pero me resultaba imposible plasmarlas en un texto; hoy me pasa algo peor: no tengo la más mínima gana de escribir porque no encuentro ningún tema sobre el cual me resulte importante decir algo. El tema de hoy sería, sin duda, la alevosa insistencia del Estado de Israel en continuar su intento de genocidio sobre el pueblo palestino, pero para eso sólo tendría que copiar algo que ya he escrito en ocasión de su reciente invasión al Líbano y cambiarle algunos nombres propios; además de agregarle, seguramente, algunos epítetos descalificadores. Si nos guiamos ciegamente por los medios, esta imperdonable masacre tiene un lado positivo: tal parece que el gobierno colombiano y las FARC han dejado, ambos, de asesinar (bueno, no creo, pero es muy difícil encontrar alguna información al respecto), que los fachos racistas cruceños han dejado de maltratar y denigrar collas (bueno, no creo, pero...), etc. Esta última referencia, combinada con aquella imposibilidad de escribir cosas nuevas, me hizo recordar un viejo texto que todavía no había subido a este sitio.

Allá por septiembre de 2004 un ex compañero de trabajo (que por entonces no era ex, claro) que estudiaba edición o algo así y publicaba una revista de distribución gratuita y reducida tirada junto a otros estudiantes de cosas similares, y que conocía mi prosa y le gustaba, me acercó una nota escrita por él sobre los linchamientos de los alcaldes corruptos -oportunamente denunciados ante la inoperante y cómplice justicia ordinaria- que habían sido ejecutados sumariamente por los habitantes de los poblados aymara de Ilave (sur de Perú) y Ayo Ayo (Bolivia) y me pidió que escribiera un "breve texto de ficción" [sic] para complementarlo. Pocas horas después le hice llegar un monólogo escrito a las apuradas y poco revisado para saber si era algo así lo que buscaba; sorprendentemente, me llenó de elogios y se quedó con ese borrador como texto definitivo, impidiéndome cambiar una palabra.

Yo lo escribí, de acuerdo a las pautas que él me dio, imaginando un pequeño recuadro dentro del cuerpo de su artículo. Mucho fue mi asombro cuando tiempo después me trajo un ejemplar de la revista y vi que su artículo estaba en las páginas 6 y 7 y mi texto por encargo en la 17 presentado como "un relato inédito de 1+" en una fuente enorme para que ocupara media página y rellenada la otra mitad con una imagen distorsionada del más famoso retrato del Che. Me pregunté como podían sacarlo así de contexto, sin referencia alguna al requerimiento que le diera origen, en una publicación confeccionada por estudiantes de edición... Pero la respuesta era obvia: estaba confeccionada por el tipo de profesional que la actual industria editorial reclama.

Sin más, esto fue lo que vi impreso:


SOMOS NADA PERO SOMOS

No señor, doctor, usted no entiende. Usted dice esto es Bolivia, aquello es Perú. Yo no sé qué será eso, señor, pero esta es nuestra tierra. No, no así, señor, no es que sea mía como cuando usted nos dice este es mi teléfono y aquel es mi coche. La tierra es para vivir y no puede ser de nadie, pero usted dice que sí hay dueño. De otros doctores de la ciudad dice usted que es esta tierra.


Somos bárbaros, dice. Aquí no leemos, no señor, pero los viejos siempre han contado la historia. Porque en nuestra lengua hablamos y eso vale, sin tener que molestarnos con papeles, como en esta otra lengua suya, en que lo dicho ahora ya no vale en la mañana. Y los jóvenes todavía repetimos, doctor, que gente como usted ya decía estos son bárbaros, mientras cortaban orejas y narices, y arrojaban a los críos para ver quién más lejos, por jugar y tan sólo.

Entonces somos bárbaros si usted gusta, señor. Y menos que eso también: somos nada pero somos, y debemos luchar por seguir siendo. Porque la vida se defiende como sea, doctor, y esa sí que es una ley. No estos papeles suyos, y de un gobierno que se nombra boliviano, donde parece decir que es justicia nuestra hambre y el desamparo. Y que esta miseria es además culpa nuestra, por no hacer esto o aquello, no trabajar todo el día para quedarnos sin nada, que todo se lleva usted, señor, y otros doctores, mientras morimos de a poco y sin consuelo.

No se confunda, doctor, señor. Aquí preferimos el olor de la lluvia y de la tierra mojada, no el de la carne quemada. Preferimos el sonido del viento a los gritos de agonía. Pero la ley es ley y la justicia es justicia. Y de esto trata el asunto, señor, y en este asunto usted muere, doctor, para variar esta vez.

domingo, diciembre 14, 2008

Monólogo sin interés (o "En fin")

Me entero que el tipo al que me refiero en primer lugar en este post ganó el premio al Fisgón del Año. ¡Mirá vos! En fin.

En lo cotidiano y referido a mis vacaciones (que nadie me confirmó ni aparentemente confirmará si yo no insisto, porque nunca se ha vuelto a hablar sobre el tema) la semana pasada se fue P, y al despedirlo le dije "volvés cuando se va G" a lo que me contestó que no, que se toma una semana más. A ver: no sólo se va cuatro semanas seguidas (y no tiene los diez años de antigüedad que marca la ley para eso, pero como está fuera del Convenio Colectivo la empresa puede darle licencias más allá de las legales) sino que va a coincidir una semana entera con G, quebrando una de las pocas reglas impuestas de antemano. Ante mi pregunta sobre qué iba a pasar si había alguna crisis relacionada con el trabajo de uno o de otro durante esa semana, ya que nadie me había avisado ni preparado para afrontarla, su respuesta fue brutalmente sincera: "A nadie le importa qué pase en lo laboral, a vos te están cagando porque no les caés simpático, porque siempre vas con los tapones de punta". Ir con los tapones de punta, para esta gente (para toda la gente, según también mi experiencia en este medio) es ser derecho, directo y frontal, con total prescindencia de la buena o mala intención de cada uno. Ir con los tapones de punta es pretender tener una vida propia y privada más allá del ámbito laboral y negarse a asistir a reuniones sociales propuestas por sus jefes (hace poco respondí a un mail que invitaba a un "día de quinta" preguntando si un día de quinta era todavía peor que un día de cuarta, como los que suelen hacerme tener). Ir con los tapones de punta es, sospecho, tener principios y sostenerlos más allá de las conveniencias del momento. En fin.

Esa metáfora futbolística de los tapones me lleva a algo muy distinto: esta tarde veía (sin prestarle demasiada atención) el partido entre Huracán y Vélez y en este último equipo ingresó un pibe cuyo apellido se escribe Cigno y los locutores coincidían en llamar "siño". Para mí hay sólo dos maneras de pronunciar ese apellido: o bien el castellanizado "signo" o bien el teóricamente original "chiño"... ¿qué mezcla extraña de idiomas podría llevar a leerlo, con total naturalidad, como "siño"? Esto no es nada nuevo; baste como ejemplo el nombre de un importante club que por estos lares ya está establecido hace décadas: el "Bayern Munich"; o bien lo decimos en su alemán original (Bayern München) o bien lo traducimos al castellano (Baviera Munich). En fin.

Siguiendo con el fútbol: durante toda esta semana los que se dicen periodistas deportivos no pararon de hablar sobre un posible cuadrangular final. Ninguno de ellos apuntó que la posibilidad de que eso ocurra es de 1/81, la misma que tiene Lanús (tal vez el equipo que haya mostrado, sobre el final, los momentos de mejor juego en el campeonato) para salir campeón mañana. Cada partido tiene tres resultados posibles, por lo tanto la combinación de cuatro de ellos es tres a la cuarta: ochenta y una posibilidades. Cualquiera pensaría que la mención del poco posible cuadrangular se debe a una intencionada cuestión publicitaria, dado lo atractiva que sería esa definición, pero muchas cosas me hacen pensar que simplemente se debe a que es mucho más fácil hablar al pedo que hacer los cálculos más mínimos. El mes pasado enganché haciendo zapping a unos "periodistas deportivos" que no daban pie con bola a la hora de establecer las posibilidades de clasificación en un grupo del Masters de Shanghai: una competencia entre cuatro en un deporte que no admite el empate y por lo tanto la victoria representa una unidad y la derrota su ausencia. En fin.

Y hablando de fútbol, o más bien de cosas que poco tienen que ver con el fútbol pero pretenden tener que ver (como el periodismo deportivo), mañana termina El Gran DT. Yo, por supuesto, volví a tropezar con esa piedra, pero me impuse mis propias condiciones: mi equipo, desde el principio y a través de los cambios que me vi obligado a hacer, fue un equipo que podía salir a la cancha a jugar al fútbol; con eso me refiero a no tener en el fondo a cuatro marcadores de punta izquierda o en el medio a cuatro enganches que no marcan ni quitan. Mi equipo siempre fue un equipo pensado para jugar al fútbol. Para eso también tuve que lidiar con las incongruencias de los organizadores que consideran al Papu Gómez volante y al Toto Salvio delantero (en este último caso, como el pibe no figuraba en las listas originales, imagino este diálogo: "¿A éste de qué lo pongo?" "Y... metió un par de goles: ponelo de delantero." "Y daaale.") Menos alevoso pero igualmente discutible es el tema del Rivarola defensor y del Papa volante (no, Rastzinger no, el otro). Así y todo, estoy bastante orgulloso del equipo que armé, por ejemplo porque Maradona convocó a varios de ellos y yo los elegí antes que él:
Daniel Islas; Marcos Angeleri, Matías Caruzzo [*], Víctor López y Emiliano Papa; Eduardo Salvio, Néstor Ortigoza y Germán Rivarola; Nicolás Bertolo; Alejandro Gómez y José Sand.
[*] Capitán a partir de la lesión de Blengio (y sí, claro que tengo un capitán, ¿cómo voy a salir a la cancha sin capitán?)
Desafío a cualquier equipo pensado para ganar esa cosa poco futbolística llamada El Gran DT a plantarse delante de mis once... jugamos por el precio de la cancha y el asado. Claro que para eso tendría que hablar con mis jugadores y pedirles que posterguen un día sus vacaciones, porque a diferencia de mi caso ellos, ganen más o menos dinero que yo (seguramente más, aunque eso no importa), al menos sí saben cuándo van a tener las vacaciones. En fin.

domingo, noviembre 30, 2008

Hoy no es (sólo) hoy

Se acaba noviembre y, como me prometí a mí mismo, debería publicar algún post. Esta vez agradezco a Cinzcéu que me acicateó, tal como en septiembre lo había hecho Pat-.

Hace un mes y medio se cumplieron tres años desde que abriera este blog y subiera su primera entrada. Durante ese lapso pasaron muchas cosas, tanto en mi vida personal como en mi experiencia en la blogósfera bajo el seudónimo de 1+. Primero dimitió el Mono Sapiens, tal vez el autor más original que me haya sido dado encontrar en este medio, y luego también se discontinuaron otros blogs que me era grato leer. Desde entonces he hecho otros hallazgos, como la sabrosa prosa de Fedefer, pero tengo una impresión nefasta: desde el principio, por supuesto, hubo blogs muy pelotudos, pero en este momento la oferta de lectura crece en proyección geométrica y no mantiene, de ningún modo, el porcentaje de opciones relativamente valiosas; o dicho de otro modo: esto se está convirtiendo en un pajar cada vez más enorme en el que la cantidad de agujas escondidas no aumenta al mismo ritmo.

Por otro lado, hace bastante tiempo decía que "suele considerase que la principal característica de un blog es su actualización periódica, y entonces uno que ya no se actualiza se convertiría en un 'blog muerto' y se impondría su eliminación [de la lista de enlaces]; pero a la vez otro atributo importante de los blogs, a diferencia de otros formatos en internet, es su archivo permanente." Si bien eso es cierto desde el punto de vista formal, es indudable que pocos lo entienden así desde la práctica: tal parece que sólo se lee lo último publicado o, a lo sumo, lo que aparece en la página inicial (si hace falta un ejemplo, alguien con actitud tan poco posmo como Fede –tómelo como un cumplido, mi estimado- recién leyó Historia cuando lo enlacé en Billetes, a pesar de haber estado a disposición en esa 1ª resenã que ocupa un lugar muy destacado en la barra lateral y supongo que nadie visita al descubrir este sitio).

En ese sentido no puedo dejar de mencionar la "bloglist" que Blogger puso a disposición de los usuarios hace un tiempo y cada vez mayor cantidad de ellos adoptan. Más allá de su utilidad como herramienta es innegable que fomenta la cultura del presente continuo, del blogger sin pasado: tu blog es tu post de hoy, y punto. Por supuesto, los directivos de Google no son ningunos idiotas y lo que hicieron fue incluir algo que ya muchos usaban por fuera de la compañía: hace un tiempo leía una entrada de Baterflai (blogger seguramente exitosa según parámetros que no comparto) donde se quejaba de los que ponen el feed RSS -¿lo qué?- en "corto" porque le impedía leer las actualizaciones completas vía Bloglines sin entrar blog por blog. ¿Acaso en un blog no importa el entorno gráfico elegido detalle a detalle por su autor, acaso éste no condiciona de algún modo la apreciación de un determinado texto? ¿Un blog es tan sólo una casilla de e-mail abierta al público? Para mí un blog es más bien una puesta en escena global, con detalles subliminales que hacen al caso y sería irrespetuoso soslayar y, sobre todo, con un archivo permanente que hace responsable al editor de lo dicho ayer y antes de ayer, obligándolo a una línea editorial coherente o a dar cuenta a sus lectores de algún cambio de opinión, argumentando. Más que una casilla de e-mail un blog sería un disco rígido –abierto al público, claro- donde "publicar" sería sinónimo de "guardar".

Yo soy un bicho raro y sigo considerando que este blog no es sólo este post: El Guinõ son también esas seis entradas elegidas y enlazadas en el Post Nº 100, ahí a la derecha, debajo del retrato que me hizo mi hija y del tema de Creadence (que puse poco antes de la muerte de mi viejo y ahora me cuesta cambiar porque me recuerda a él, ya que tenía ese single entre sus discos -principalmente de jazz- y yo lo gasté a conciencia de niño, antes de adentrarme en universos musicales más intrincados) y también Espejito espejito, Viejos sonetos de humor y Hay motivos personales; también Rutina o La búsqueda de la magia; también los textos breves de La moneda, Es un sentimientooo, Encuentro, Versión libre, Simultáneamente... y también, claro, la confesión de Los tres locos.

No sé, sinceramente, si habrá post en diciembre, ni en enero o febrero. No tengo demasiadas ganas de publicar, me siento abúlico y muy cansado. Mientras tanto, en el párrafo anterior les dejo una buena cantidad de literatura a un sólo click de distancia, ya que la cultura imperante impone que dos o tres sean demasiados.

Hasta luego.
Hasta la vista (baby).
Hasta (la victoria) siempre.

miércoles, octubre 29, 2008

Cómo boludear a un gil

No se amilane, amigo: ¡Usted también puede boludear a un gil! Sólo necesita seguir el ejemplo de los más eximios boludeadores de giles, que El guinõ pondrá a su disposición de aquí en más.

Paso 1:
A fines de septiembre una jefa intermedia (en adelante R) entre el gil y la gerente de Administración & Finanzas (en adelante B) envía un mail a todo el sector, quince personas, no más, avisando que hay que acordar los períodos de vacaciones y estableciendo para eso dos reglas simplísimas: 1) nadie puede tomarse más de dos semanas en enero o febrero y 2) hay empleados que no pueden tomarlas al mismo tiempo; con respecto a esto último adjunta una lista con una serie de grupos. El gil descubre que sólo se encuentra en uno de los grupos, que además incluye a dos compañeros (en adelante P y G). Lo primero que hace el gil, que ha sido educado en la escuela del Perfecto Caballero, fuente inagotable de giles a los que boludear, en convocar a P y a G y decirles: "Chicos, ustedes dos están en pareja y sus parejas también trabajan en relación de dependencia, con lo cual tendrían que hacer coincidir sus vacaciones con las de ellas; yo este verano soy solo, así que me parece lo más justo que primero elijan ustedes y yo me acomodo a eso sin problema". P pide la primera quincena de diciembre y G pide (como siempre desde hace años) la última semana de ese mes y la primera quincena de enero. El gil les dice: "Qué bien, yo puedo tomarme esa semana entre ustedes dos y gambetear lo que la empresa llama 'fiesta' de fin de año, que sólo puede llamar 'fiesta' quien jamás ha estado en una auténtica fiesta, y es lo peor por lo que la empresa me hace pasar durante todo el año porque los mismos que me boludearon como el gil que soy pretenden que brinde con ellos y encima les sonría".

Paso 2:
Un rato después, P, que todavía no tiene intenciones de boludear (de hecho, es él el que mucho tiempo después –tarde ya- le informa que la empresa, este año, hará la nefasta 'fiesta' el viernes de la semana anterior, con lo cual las previsiones del gil resultan estériles) y antes de presentar las propuestas, encara al gil y le pregunta si no puede resignar esa semana para que él en lugar de dos se tome tres semanas seguidas en diciembre. El gil, por supuesto, responde que sí, que no hay problema, que después de todo tiene desde el 15 de enero en adelante para hacer lo que se le cante. Así que a la hora de responder el mail el gil pide la segunda quincena de febrero y la primera de marzo, lo cual cumple puntualmente con las dos consignas propuestas de antemano (este gil en particular tiene 28 días de vacaciones porque lo viene boludeando la misma gente desde hace más de diez años).

Paso 3:
Antes de realizar este paso es importante dejar pasar mucho tiempo: el efecto del boludeo sobre el gil es directamente proporcional a la tranquilidad que éste sienta al momento de meterle el dedo. Unos veinte días después, digamos, R llama a su oficina al gil y tiene frente a sí una bonita planilla donde los períodos de vacaciones pedidos por los diferentes empleados del sector están marcados en color de forma muy monona... Entonces le plantea que, para no cagar a alguien (en adelante O), otro alguien (en adelante F) eligió tomar sus tres semanas por separado, y que eso es inaceptable para B (recordemos: la gerente, si quieren también The Godmother) porque considera que una semana no es suficiente para 'desenchufarse'. Lo primero que argumenta el gil, que como todo gil no soporta las contradicciones, es que F se anotó esas semanas él solito. "No importa" responde R, "B no se las va a aceptar así" (porque Godmother es la única que decide qué es lo mejor para cada miembro de la Familia). "Además" insiste el gil, "nunca se dijo que yo no debiera coincidir con F ni con O, ¿me estás diciendo que ahora, cuando otros compañeros ya confirmaron sus vacaciones limitando bastante mi opciones, cambian las reglas del juego para mí?" "Y..." dice R, "digamos que sí". El gil, que tiene mucha paciencia y además aprecia a F (es hincha de FC Urquiza, miren si será un tipo humilde) dice "OK, sacame esa semana y pasala para abril, inmediatamente después de semana santa, ¿te parece?" "A mí no me parece ni deja de parecerme: tengo que consultarlo con B".

Paso 4:
Se dejan pasar algunos días: es parte integrante del boludeo exigir propuestas inmediatas pero tomarse un tiempo para responderlas. Después R vuelve a llamar al gil y le plantea: "Vos acá te estarías tomando tres semanas y B pregunta quién haría entonces el coso [cierto informe que se prepara y distribuye quincenalmente]". El gil se muestra sinceramente sorprendido: "¿A mí me pregunta quién va a hacerlo? Qué sé yo, alguna vez lo hizo G... P también puede hacerlo... o cualquier otro, tengo varios meses para enseñárselo a quien sea: que elija ella". R le explica entonces: "B preferiría que te tomaras sólo dos semanas corridas, así podés hacer un coso antes de irte y otro coso ni bien volvés." El gil, que casualmente ese día se levantó muy generoso, propone: "A ver, vamos a negociar [¿A negociar? ¡Qué gil es este gil!]: si ella quiere eso, yo en primer lugar había elegido una semana de diciembre que le cedí a P. Resulta que esa semana tiene un feriado (Navidad), un día no laborable (que con esta propuesta estoy resignando, porque el feriado durante vacaciones se compensa y estos días no) y otro en el que nadie hace un carajo (el de la 'fiesta') [el gil todavía no sabe que no va a hacerse esa semana, y luego cuando se entere va estar tan inmerso en el boludeo que se va a sentir tentado de sospechar que ese cambio es un elemento más del mismo], así que sólo coincidiríamos P y yo durante dos días. No creo que la empresa vaya a la quiebra porque ambos faltemos dos días... ¿Te parece?" "A mí no me parece ni deja de parecerme: tengo que consultarlo con B".

Paso 5:
Dejar pasar otro día. Recién al siguiente y ya sobre la hora de salida R llama por teléfono al gil y le informa: "Acabo de ver las vacaciones con B. Dice que de ningún modo podés coincidir con P ni siquiera dos [2 (II)] días, así que tenés que elegir otra semana... Eso sí, no hace falta que me contestes ahora, puede ser mañana". El gil queda lleno de gratitud ante semejante gesto de indulgencia de Godmother. A la mañana siguiente, luego de una breve consulta a P, le envía un mail a R (porque ya no quiere verle la cara, que por cierto no es nada bonita) que dice escuetamente: "Mirá, la única razón para pedirme el último cambio era el coso. Yo ya arreglé con P y él sabe prepararlo y dice que no tiene ningún problema en hacerlo mientras yo no esté, así que volvemos a la propuesta anterior". R, por supuesto, se ofende. Tanto se ofende que un rato después el gil es llamado no ya a la oficina de R sino a la de la mismísima B. Ésta lo recibe con Tom Hagen (perdón: con R) sentada en un lateral de su gran escritorio y la colorida y manoseada planilla sobre él. Le dice: "No puedo dejar que vos te tomes más de dos semanas seguidas". El gil siente aumentar la presión en sus arterias pero logra mantenerse calmo y cuestionar: "Me estás pidiendo que cambie esa semana para que P pueda tomarse tres corridas, G hace años que se toma tres corridas, ¿cuál es la diferencia conmigo?" La respuesta es el punto culminante del boludeo: "Ellos hacen otro tipo de tareas y es más fácil remplazarlos; ¿no te das cuenta, gil, que para remplazarte a vos yo tengo que poner a una persona que esté todo el día en tu escritorio haciendo nada más que lo tuyo y sin tiempo para otras cosas?" "¡Entonces, si me estás diciendo que mi puesto de trabajo es un punto crítico del sector y por lo tanto más importante que otros, deberías reconocer mi desempeño durante todo el año de algún modo en lugar de discriminarme para mal!" Ella lo detiene: "Yo nunca dije que tu puesto fuera más importante..." Acá, por fin, al gil le salta la térmica, se levanta abruptamente, grita algo como que hagan lo quieran pero no lo boludeen más y abandona la oficina con un portazo.

Paso 6:
Ese mismo día, viernes, pero a la hora exacta de salida (es la cereza del postre en este boludeo llamar al gil al que acabás de sacar de quicio cuando ya apagó la luz de su oficina y supone que empezó su fin de semana) Godmother lo llama nuevamente y esta vez está sola. Lo trata como una madre compungida y le recrimina su ingratitud hacia la Familia y hacia ella misma. Le dice que no entiende por qué reacciona así "por algo tan poco importante como las vacaciones" [sic] pero, que si es tan mal tipo como para insistir, primero hable con todos los destinatarios del coso para preguntarles si pueden vivir sin eso 21 días (porque de ningún modo lo va a hacer P ni nadie más) y que además hable con F, O y M [sí, todavía no había nombrado a M, pero resulta que para que el gil en cuestión pueda tomarse unas putas vacaciones cada vez hay más gente implicada] y logre que prometan que entre los tres podrán hacer el resto de sus tareas (aunque es "muy injusto" para ellos tener que remplazarlo, dice). El gil, que a esa altura sólo quiere abandonar ese maldito lugar e irse a tomar una cerveza helada, simplemente contesta afirmativamente y lo abandona, sin contarle que un rato antes, enterado del exabrupto del paso 5, M lo encaró y le preguntó: "¿Qué pasa, gil, otra vez vamos a tener que ir a 'declarar' por vos?" "¿Cómo?" "Sí, en los últimos meses ya nos llamaron unas ochenta veces para preguntarnos si de verdad podíamos remplazarte y siempre dijimos que sí... pero no hay caso, siguen y siguen con lo mismo".

ADVERTENCIA: Es de capital importancia elegir bien el perfil del gil al que desee boludear, si no, es probable que en alguno de los pasos intermedios usted corra peligro de graves lesiones. Lo ideal es alguien en relación de dependencia y sobre el que usted esté en situación de poder, y que de preferencia sea conciente de tres desventajas en cuanto al mercado laboral actual: a) tener más de 40 años y ser el principal sostén económico de dos hijos, b) contar sólo con título secundario [aunque constantemente tenga que estar indicándoles a jóvenes profesionales cómo hacer los trabajos más simples] y c) un temita con lo de la 'buena presencia'.

martes, septiembre 30, 2008

Dibujos sin diminutivo

Cuando visité aquellas tumbas de vinilo cerré el informe diciendo que debería hacer lo mismo con el cementerio de cassettes de VHS que ya no tengo donde reproducir... y para colmo ya ni siquiera tengo conmigo porque quedaron en casa de mis hijos, si es que todavía siguen ahí. Como con los discos y los libros, voy a limitarme a elegir entre lo que había sin incluir lo que me habría gustado que hubiera, y como en los otros casos voy a aclarar que mucho de lo que había llegó hasta allí por el más puro azar. Por ejemplo, cierta vez mi hijo salió a dar una vuelta de manzana y volvió con una caja de cartón llena de cassettes originales que algún vecino, habiéndose pasado al DVD, sacó a la calle como basura; entre cosas de menor valor, en la caja encontramos desde The Wings of the Dove a Heat o desde Surviving Picasso a L.A. Confidential: flor de basura...

En el caso del cine se complica la selección porque, más que en otros, sería injusto intentar comparar un drama devastador con una desopilante comedia. ¿Qué criterio utilizar, cómo elegir entre obras que persiguen fines tan disímiles? Decidí cortar por lo sano y dejar eso de lado para discriminar por un determinado método de producción.

Fantasia
Samuel Armstrong, Wilfred Jackson et al. (1940)

El cine de Walt Disney nunca fue santo de mi devoción, pero debo admitir que esta vez el tipo se jugó produciendo algo distinto, novedoso y con un alto nivel de calidad. La película tiene la ventaja de estar conformada por siete cortos totalmente independientes, con lo cual no es necesario verla en su totalidad para apreciar o disfrutarla. Atento a eso, Dance of the Hours es un clásico innegable y la estética de Night on Bald Mountain continúa siendo impactante hoy, 68 (sesenta y ocho) años después.

Daisy Town
René Goscinny (1971)

Goscinny fue, sin duda, uno de los más grandes guionistas de historietas del siglo XX, y que se haya puesto al frente de las primeras adaptaciones de éstas al cine le da a los resultados un valor agregado. Acá tenemos al inefable Lucky acompañado por Jolly Jumper (personaje cuya sensatez sólo es comparable a la de nuestro Mendieta) encarando las situaciones que siempre ha encarado y encarará. ¿Parodia u homenaje al western? Parodia y homenaje, como en la escena del duelo entre Luke y los Dalton con referencias que ningún cinéfilo podría dejar pasar.

Fritz The Cat
Ralph Bakshi (1972)

Primer punto alto de esta lista. Bakshi fue un pionero en eso de hacer del cine de animación algo más que un entretenimiento infantil; sin embargo, para mí, nada de su filmografía posterior superó a esta peli basada en personajes del ácido y corrosivo Robert Crumb. Una excelente postal de los last sixties que nos lleva, de la mano de Fritz, por un camino de sexo, droga y falta de compromiso en la superficie... sólo para quien quiera quedarse en esa superficie. Una joya, nada más.
Ah, sí: antológica la escena de la muerte del cuervo, con las bolas de pool cayendo una a una al ritmo de sus latidos decrecientes.

Heavy Metal
Gerald Potterton (1981)

Un film de culto para los comiqueros de esa época (creo recordar que se mantuvo en trasnoche cierto tiempo en algún cine de Buenos Aires). Como Fantasia, se divide en segmentos totalmente distintos en cuanto a estilo narrativo y estilo gráfico y, también como en Fantasia, es de capital importancia la selección musical. En todas esas facetas y en alguna otra, mi opinión es que el impecable corto So Beautiful, So Dangerous valdría por sí solo todo el largometraje.

Astérix et la surprise de César
Gaëtan Brizzi & Paul Brizzi (1985)

Otra vez Goscinny, claro, pero ésta sólo con sus historias originales aunque a través de su personaje más representativo (el tercer personaje, ausente acá, es el inefable Iznogoud, que quiere ser califa en lugar del califa), especialmente "Asterix legionario" y "Asterix gladiador". La adaptación es más que respetuosa y la producción es muy cuidada, por lo cual, para quienes conocen el personaje, el film es una bonita pieza de colección y, para quienes no lo conocen, una buena forma de remediar esa vergüenza.

Akira
Katsuhiro Ôtomo (1988)

En aquellos años no se hablaba casi de "manga" y llanamente nada de "animé", en ese contexto el señor Ôtomo se descuelga desde Oriente con esta película que ya desde los primeros minutos nos deja con los ojos bien abiertos: tal vez, en el aspecto gráfico, sea lo más detallista que se haya hecho hasta entonces en el cine de animación. Luego la historia se va volviendo más y más intrincada y, sobre el final, quizás cueste entender de qué va, pero tengo dos buenas razones para justificarlo: 1) se intentó condensar en un par de horas una larguísima novela gráfica y 2) está hecha por... ¡japoneses!*
*Espero que nadie me tilde de xenófobo (hay gente pa' todo): me refiero a que los métodos de narración oriental y occidental siempre fueron bien distintos.

The Tune
Bill Plymptom (1992)

Segundo punto alto de la lista. Plymptom es uno de los más geniales humoristas que dio USA en los últimos tiempos (pueden buscar mini cortos de él en la web para conocer su estilo) y este largometraje es sencillamente... placentero. El protagonista, Del, es un compositor de poco éxito que debe llevarle un paquete de canciones al magnate Mr. Mega en menos de una hora para no ser despedido. En su periplo entre la casa y la discográfica se va encontrando con una serie de personajes que le van contando sus cosas mediante todos los estilos de la música popular yanqui: country, blues, rock a lo Elvis, jazz songs, beach rock, baladas melosas... y todas esas canciones son ilustradas por el brillante pincel impresionista de Bill. Imperdible.
Ah: obviamente no faltan esos dos personajes arquetípicos de Plympton que se flagelan el uno al otro de las formas más absurdas y surrealistas.

Batman: Mask Of The Phantasm
Eric Radomski & Bruce Timm (1993)

La película que, entre todas éstas, menos encaja en mis gustos personales, pero merece ser incluida para llenar un nicho que de otro modo quedaría vacío, aunque es discutible si el caballero oscuro es realmente un "superhéroe" o sólo un mal tipo con poder. Este film sin duda se produjo como efecto colateral del éxito de las dos películas de Tim Burton, pero respeta mucho más que aquellas al personaje original: escenarios opresivos en los que el quía se mueve más por rencor y venganza que por ideales conceptos del Bien y del Mal.
Después, claro, vino Nolan y puso las cosas en su justo lugar.

Werner - Das muss kesseln!!!
Udo Beissel & Michael Schaak (1996)

A diferencia del caso anterior, el protagonista de esta película me resulta entrañablemente querible. Un lumpen típico que vive en algún suburbio de alguna ciudad que casualmente es alemana. Vago, borrachín, algo simplón, jodón pero buena gente, es una especie de Homer Simpson soltero, sin hijos (al menos reconocidos) y, por supuesto, sin la insoportable cultura americana. Un tipo que, más allá de las barreras idiomáticas, sería bien recibido con su chanchito mascota (sic) en cualquier reunión de amigos que yo llegara a organizar.

South Park: Bigger Longer & Uncut
Trey Parker (1999)

Tercer y último punto alto de la lista. Para mí South Park fue una de las mejores series, de cualquier género, de los 90; entonces me siento para ver esta película esperando encontrar un capítulo de la serie en formato extendido y aparece... un musical. No cualquier musical, es obvio. Cada escena y cada diálogo tienen algo para rescatar; la táctica militar "get behind the darkies", los muy justificados reclamos de pareja de Satanás a su egoísta amante Saddam Hussein y tantas cosas más que no quiero contar porque prefiero que los lectores que todavía no la hayan visto la disfruten sin prejuicios (la disfrutarán siempre y cuando compartan el particular sentido del humor que define a estos cuatro pendejos y a los adultos que los rodean: hasta donde sé, provoca tanto fanatismo como rechazo).
Ah: muy buena la escena de Kenny descendiendo a los infiernos.

NOTA: Los seis primeros films los pirateé con la técnica de alquilarlos por un día y copiarlos mediante dos grabadoras conectadas entre sí (confieso el delito porque supongo que a esta altura prescribió). Los tres siguientes los grabé de la TV abierta y los edité del mismo modo para quitarles la publicidad (The Tune y Werner fueron emitidos en el excelente ciclo "Caloi en su tinta"). El último fue el único que compré: pasé por un kiosco, lo vi y me abalancé sobre él; no recuerdo cuánto lo pagué (no fue excesivo) pero seguramente hubiera pagado más si me lo requerían... ¡Aguante South Park!

Otra NOTA: Cito lo que dije en el post que linkeo al comienzo: "Por supuesto, todo esto lo escribo a partir de mis recuerdos." Hace al menos cuatro años que no veo ninguna de esas películas y es posible que si las viera hoy mi opinión fuera distinta; básicamente, no estoy hablando sobre ellas sino sobre el personal contenido de mi memoria.

domingo, agosto 31, 2008

Agosto también existe

Creo que nunca estuve tanto tiempo sin actualizar el blog. No puede ser casualidad que ese lapso coincida con el tiempo que transcurrió desde que contraté la TV por cable... Siempre hay cine para ver y, tras cartón, la transmisión de los Juegos Olímpicos, que por las diferencias horarias con la sede eran en un horario que se acomodaba a mis poco sociables costumbres. Pero uno tiene sus manías y está terminando un mes y si no publico algo la lista de allá a la derecha salteará ese mes, y eso me molesta mucho. No me molestaría que apareciera la leyenda "agosto (0)", después de todo el cero tiene su dignidad: uno salió a jugar y no logró meter goles, pero saltar de julio a septiembre sería distinto. Marcaría, para mí, una especie de renuncia, de ir a menos, de entregar los puntos por ausencia. Así que como no tengo nada para decir (o sí, pero me faltan las ganas de escribirlo) rebusqué un poco (no mucho, tampoco tengo ganas de eso) en la bolsa de los viejos sonetos y manoteé alguno.


Popeye el marino soy

Hay maneras de vivir... o navegar
y la mía aunque a veces me arrepiento
consiste en desplegar mi vela al viento
y aceptar la decisión que tome el mar.

Eso a veces me impide el movimiento
y me quedo como anclado en un lugar
(en la práctica es decir que voy a un bar
y me quedo atornillado en el asiento).

Los amigos me reprochan lo que hago
y me dicen que me mueva y no sea vago
empezando alguna vez a usar los remos

pero pienso ¿qué importa la manera?
¡Qué cada uno navegue como quiera!
Lo importante es que todos naveguemos.

24/06/2005

jueves, julio 17, 2008

Nueve lunas


viernes, julio 11, 2008

Apologistas del fisgón

Hoy en día uno mira un noticiero y descubre que la de camarógrafo profesional, ese/a que va donde la producción le indica y registra los sucesos que le pidieron que registre, es una ocupación en franca decadencia. De a poco pero sin pausa van siendo remplazados por las "colaboraciones" de perejiles amateurs que, celular en mano, se la pasan filmando las cosas que ocurren a su alrededor. En los portales de noticias de internet ocurre otro tanto. Este fenómeno es naturalmente alentado por los mismos medios (envíenos, envíenos, envíenos) ya que les abarata enormemente los costos: según entiendo, esa gente no recibe retribución económica alguna y se contenta con el cholulismo de ver su nombre fugazmente en la pantalla. Recuerdo que tras la última gran inundación que sufrió Buenos Aires reprodujeron hasta el hartazgo un video de ese tipo que mostraba una calle del conurbano convertida en un auténtico río de furioso caudal y, debatiéndose en él, un par de personas tomadas de una cuerda que, con la ayuda de un grupito de vecinos solidarios, logró zafar del trance; nunca supimos el nombre de esos tres o cuatro quías que ayudaron a salvarles la vida, pero el del infeliz que en lugar de echarles una mano se puso a filmar circuló por todos los medios durante todo el día.

Tiempo después apareció otro video amateur que también fue exprimido a más no poder: Charly en una de sus peores simas, humillantemente invadido y maniatado en su coto privado de depresiva autodestrucción. Siendo García un personaje público, obviamente estamos hablando de otros móviles y otra clase de fisgón... o tal vez no; pero el hecho es que éste seguramente se llevó unos cuantos billetes por haber estado en el lugar adecuado en el instante adecuado y tener, sobre todo, esa adecuada e imprescindible ausencia de ética. (No voy extenderme sobre el tema porque todo que pudiera decir fue dicho, mejor de lo que podría, por Gabriel Báñez).

El tercer caso que quiero mencionar es más reciente aún. Un pibe de quince años, edad que tiene mi hijo -que es bastante pelotudo- y que tuve yo hace veintiocho años -cuando era al menos tan pelotudo como él: irracionalmente soberbio y metódicamente prepotente... porque me hago cargo, a diferencia de otros adultos que prefieren no recordar-, que molesto con una profesora que lo reprobó la jode irrespetuosamente. Ese videíto sirvió para rellenar larguísimos y carísimos minutos en los medios. El pibe en cuestión (culpable de lo que se le imputa, sin duda) fue expulsado y pagó el pato por tantos otros pibes que hicieron, hacen y harán cosas similares, pero no tienen la mala leche de que un compañerito los filme con el celular y lo haga público.

Hace sesenta años Orwell imaginó un estado totalitario donde la corrección política de los ciudadanos era constantemente monitoreada por omnipresentes micrófonos y pantallas. Se basó, claro, en los regímenes que había visto surgir y evolucionar en los veinte años anteriores a la escritura de "1984" pero el capitalismo liberal que por entonces estaba festejando su triunfo en la horrorosa guerra que acababa de terminar no tardaría en preguntarse: ¿Por qué el Estado habría de hacerse cargo de los altos costos económicos de la tecnología necesaria para el monitoreo? El buen George sabía, sin embargo, que uno de los principales métodos de dominación de los regímenes totalitarios era el estímulo a la delación y al buchoneo; lo que le faltó vislumbrar, como a todos los autores futuristas de aquella época, fue la miniaturización y la nanotecnología, que hoy permiten que cada ciudadano- delator se haga cargo de los costos de adquisición y mantenimiento de su equipamiento de espionaje y, tras cartón, le deje pingües ganancias a quienes se benefician con el uso que le dan.

Vivimos el totalitarismo de los fisgones.